𝑫𝒐𝒎𝒊𝒏𝒈𝒐, 27 𝒅𝒆 𝒅𝒊𝒄𝒊𝒆𝒎𝒃𝒓𝒆

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Siento que mis párpados están fuertemente pegados. Me cuesta abrir los ojos y una vez que lo hago un fuerte dolor de cabeza me alarma. Me levanto bruscamente cuando me doy cuenta de que no estoy en mi habitación. Confusión y miedo recorren mis pensamientos. Intento con gran esfuerzo acordarme de qué pasó anoche. De repente lo veo todo claro. Logan. Él y sus besos recorriendo mi cuerpo. Oh no. Por favor que no haya pasado nada malo. Miro a mi alrededor y no hay nadie, estoy sola yo tumbada en el sofá del sótano de Logan. Busco la camisa del pijama, pero no la encuentro. Me rindo y subo a la casa sin el pijama completo. Todo está en silencio y parece que nadie se ha despertado. Encuentro mi camisa colgada en el perchero de los abrigos. Me la pongo y voy hacia la puerta, pero antes de abrir me recorre el miedo. ¡Mis padres! ¿Estarán buscándome? Dejé la puerta de mi habitación cerrada con el letrero rojo de "no pasar". ¿Tal vez sepan que no estoy en mi habitación? Me demoro tanto para irme que no me da tiempo a escapar de la persona que está bajando las escaleras. Me quedo quieta y veo a Daryl bajar mientras se rasca su pecho desnudo.

-Buenos días, borrachilla. -No digo nada, pero lo miro con indiferencia. -Si estás esperando a Logan, está en su habitación, no ha dormido en toda la noche.

Sin decir nada subo a su habitación. Al llegar no veo a nadie dentro, así que salgo confusa. La puerta de Daryl está entreabierta y me da curiosidad por asomarme a ver si está ahí. No encuentro a Logan, pero sí a Janeth. Está durmiendo boca abajo y está desnuda. ¿Ella y Daryl...? Vienen a mi cabeza los recuerdos y me acuerdo de la noche de la fiesta de Halloween cuando vi a Janeth salir de esta habitación con la otra chica e iban enrolladas en las sábanas. Me da a pensar que Janeth pueda tener algún lío con Daryl, pero si así fuera me lo habría dicho. Escucho a alguien en el pasillo y me doy la vuelta. Es Logan con una toalla rodeando sus caderas. Se ve tan jodidamente bien que no salen las palabras de mi boca. Por fin puedo formularlas y lo miro avergonzada.

-No me acuerdo lo que pasó anoche, ¿tú y yo...?

- ¿Follamos? -Me pongo recta al escuchar sus crudas palabras. -No, no pasó nada.

-Sí que pasó, los besos y las caricias...

-No eran más que besos y caricias. -Lo dice tan seguro de sí mismo que me cuesta creerlo. Es como si el Logan dulce y juguetón que conozco hubiera sido reemplazado por uno frío y distante.

-Okey. Me voy. -Intento sonar seria, pero sueno más bien triste.

Veo como me mira con un poco de tristeza. Al menos sí que hay algo del Logan sensible todavía. No me dice nada mientras bajo las escaleras. Me encuentro con Daryl antes de salir y no puedo aguantar preguntarle.

- ¿Te acostaste con Janeth?

-Sí. -No se muestra ni sorprendido ni avergonzado.

Abro la puerta y dejo a esos dos idiotas atrás. El frío invernal de la mañana se cala en mis huesos. Recuerdo que salí con un abrigo, pero creo haberlo dejado en casa de los Stone. No voy a volver ahora a por él. Llego a mi ventana, donde la cuerda todavía espera para mi regreso. La subo rápidamente hasta llegar al balcón. Abro la ventana con mucho cuidado y me doy cuenta de que está la puerta cerrada y las cosas tal y como las dejé. Suelto un suspiro de alivio hasta que oigo a alguien aproximarse. Me doy prisa por echar el pestillo de la puerta.

- ¡Charlotte! -Mi madre intenta abrir la puerta. - ¿Qué haces con la puerta cerrada?

-Estoy desnuda, mamá, me estoy cambiando.

-De acuerdo, no tardes, el desayuno está listo. -La escucho marcharse.

No podía dejar que me viera con el maquillaje corrido ni que me oliera el whiskey de anoche. Salgo rápido y me voy al baño a darme una ducha rápida. Al terminar, me miro en el espejo. "¿A qué vino lo de anoche, Charlotte?" No paro de preguntarme a mí misma si lo de anoche fue real. Me sigue sorprendiendo la frialdad de Logan antes de irme. Anoche estábamos que casi nos comemos y, ¿luego se pone así? Algo le ha pasado para que cambie a ese carácter, Logan no es así. Intento no darle muchas vueltas y bajo para hincharme a tortitas.

𝐋𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐩𝐮𝐝𝐢𝐦𝐨𝐬 𝐞𝐬𝐜𝐨𝐧𝐝𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora