CAPÍTULO 17

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 CAPÍTULO 17

Un beso se convirtió en muchos, pronto las lágrimas se secaron dando paso a sonrisas y miradas cómplices. Luego de aquella conversación Charly y Yeimy se sentían liberados y más unidos que nunca, entre besos y caricias empezaban a acercarse peligrosamente a la cama.

—Charly... —dijo ella para llamar su atención antes de que les fuera imposible salir de la habitación— el desayuno...

—¿No crees que puede esperar un poquito? —preguntó él pícaramente mientras sus manos empezaban a acariciar la piel bajo el suéter que tenía Yeimy.

—Se va a enfriar... —insistió ella intentando mantener la cordura.

—Yo te caliento... digo, te lo caliento... el desayuno.

—Que idiota... —dijo Yeimy soltando una carcajada para después darle un beso corto y alejarse hacía la puerta tomándolo de la mano para llevarlo con ella— Vení o no salimos de aquí en todo el día.

—Me sigue gustando más esa última opción —replicó Charly haciendo un puchero pero finalmente la siguió fuera de la habitación.

Desayunaron juntos en la cocina, hablaban de temas varios y de vez en cuando se daban besos cortos y se dedicaban sonrisas, como si aquello fuera cotidiano entre ellos.

—Delicioso. —dijo Yeimy luego de terminarse el último bocado.

—Completamente de acuerdo. —respondió Charly mirándola intensamente lo que la hizo pensar que no estaban hablando de lo mismo.

Yeimy se levantó con la intención de recoger los platos que habían usado, pero Charly la detuvo.

—Deja eso... yo lo recojo en un rato.

—¿Seguro?

—Claro, vení, dejate consentir. —dijo él levantándose también y atrayéndola hacia sí, ella instintivamente le rodeó su cuello con sus brazos y él se inclinó para besarla profundamente — Me encanta esto... —dijo separándose solo lo necesario para hablar y manteniendo su frente unida a la de ella— Podría ganarme la vida amándote.

—Te has vuelto todo un poeta Charly Flow —respondió Yeimy con una enorme sonrisa y la mirada iluminada.

—Gracias a vos...

Esta vez fue Yeimy quien se puso de puntillas para alcanzar sus labios y besarlo, él correspondió gustoso y él beso fue poco a poco ganando intensidad. Se separaban solo lo necesario para tomar un poco de aire y seguir devorándose mutuamente. Ninguno de los dos podría decir cuánto duraron así, sencillamente el beso largo y profundo se fue convirtiendo en pequeños roces de sus labios que fueron espaciando cada vez más, terminando finalmente con ella refugiándose en los brazos de él.

—Tengo que ir a mi casa —dijo ella contra su pecho sin querer separarse de él.

—Estás en tú casa —respondió él volviendo a besarla y provocando que ella sonriera en medio del beso, sabía que se refería al departamento pero lo que realmente le producía esa sensación de hogar era estar entre sus brazos.

—Me tengo que ir —insistió ella usando toda su fuerza de voluntad para separarse.

—Está bien... —dijo Charly — Hágale pues, te acompaño al carro.

—Vos de verdad no te queres separar de mi ¿no? —preguntó Yeimy divertida mientras se dirigía al cuarto a recoger su ropa.

—Nunca lo he negado, princesa.

Yeimy encontró una bolsa en la habitación y la uso para meter su ropa, luego salió de la habitación tomó su cartera y los documentos de las canciones y junto a Charly se dirigieron al ascensor.

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