CAPÍTULO 41

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CAPÍTULO 41

Al llegar a casa de su mamá Charly la encontró bastante estresada y un poco molesta, Erik también estaba ahí e intentaba calmarla. Charly tenía la leve sensación que el estado de su mamá tenía que ver con el hecho de que él había olvidado por completo esa cita. Ligia había empezado a planificar su boda y una de las cosas que había decidido era que tanto Charly como Erik llevarán trajes, ninguno de los dos estaba demasiado a gusto con la decisión pero tampoco sabían cómo llevarle la contraria.

—Buenas, buenas, ya estoy aquí. —saludó Charly con su mejor cara de inocencia. Ligia le lanzó una mirada fulminante y Erik lo saludó con una expresión algo divertida.

—Llegas una hora tarde. —reclamó Ligia— El sastre tuvo que irse porque tenía otra cita.

—¿O sea que vine acá por nada? —preguntó Charly estresado.

—¿Ese es tu mayor problema? —preguntó Ligia indignada y Charly la miró culpable— Charly, ¿Desde cuándo cuadramos esto?

—Eh...—dudó Charly sin recordar, buscó la mirada de su hijo suplicando por ayuda y Erik empezó a hacerle señas con los dedos, intentando comunicarle la respuesta— ¿Un día? no, Una semana, una semana.

Ligia se giró bruscamente a mirar a Erik que de pronto parecía muy interesado en la decoración de la casa.

—Amá, perdón —dijo Charly sincero— Tengo mil cosas en la cabeza.

—Ahora tengo que buscar otra cita.

—O, Erik y yo podemos usar otra cosa que no sea un traje de pingüino —propuso Charly incapaz de desaprovechar esa oportunidad.

Ligia se limitó a rodar los ojos sin negar ni aceptar la propuesta y Charly y Erik se miraron esperanzados. Pasaron pocos minutos hablando y en cuanto pudo Charly se despidió y Erik también decidió irse.

—¿Todo bien? —preguntó Erik una vez fuera de la casa de Ligia.— Pareces estresado.

—Si, si... —contestó Charly— Ya sabes, todo este rollo con Mike.

—Claro...—dijo Erik poco convencido— Mi mamá me dijo que estaban intentando resolverlo... Por cierto ¿No estabas con ella? —añadió intentando sonar casual, no iba a empezar a meterse en la relación de sus padres, pero había aprendido que cuando uno de los dos se veía molesto o estresado casi siempre tenía que ver con el otro.

—Se quedó con Jack... —bufó Charly intentando no sonar tan molesto.

—¿Del Castillo? ¿Está en Medellín? —preguntó Erik y Charly asintió con fastidio— El es un bacán...

—Por supuesto que lo es. —ironizó Charly rodando los ojos— Casi se viene nadando de Puerto Rico cuando tú mamá le pidió ayuda.

—¿Vos estás celoso? —preguntó Erik frunciendo el ceño algo extrañado— ¿A estas alturas? Pa, mi mamá te quiere, quiere estar con vos, no tenes nada de qué preocuparte.

—Ya sé... —dijo Charly esbozando una sonrisa, lo sabía desde antes pero le seguía causando una alegría enorme que Erik aceptara su relación.

Se despidieron y Charly vio a su hijo montarse en su moto antes de subir a su carro. Se puso en marcha hacía el apartamento de Yeimy y llevaba pocos minutos manejando cuando sonó su teléfono.

—Aló —dijo al descolgar.

—Hola. —saludó la voz de Yeimy— ¿Dónde andas? ¿Todo bien con tú mamá?

—Si, si... Bueno está estresada pero todo bien —contestó Charly esbozando una sonrisa— Princesa, de hecho estoy llegando a tú casa. ¿Qué te parece si te invito a cenar?

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