Silence.[JungHope]

Principio.

Todos lo conocían por su particular personalidad, nadie la pasaba desapercibido y sobre todo porque no tenía que ser así según ellos.

—Jung, deja de reír todo el tiempo, solo cállate.

—Señor Choi, guarde silencio usted, y usted joven Jung, también guarde silencio, déjenme seguir con mi clase.

Todos asintieron y guardaron silencio hasta que la clase acabará.

Para nadie era mentira el mal trato que le daban a Hoseok, lo molestaban y aveces incluso lo golpeaban.

Saliendo de aquel pequeño edificio que servía para ser una escuela un grupo de jóvenes lo tomaron del brazo y lo llevaron hasta un callejón, tomandolo por sorpresa, agitando sus brazos y tratando de detenerse con los pies en el suelo.

—¡¿Que pasa?!

—Me tienes harto Jung, ahora cállate.

Lo tiraron dentro del callejón y comenzaron a golpearlo, pintando marcas en la piel de Hoseok al instante.

—P-Pero... Byul.

—Callate, me tienes harto, te la pasas riendo y hablando y por tu culpa nosotros pagamos todo, el profesor se la pasa molestando nos a nosotros.

Todos los presentes asintieron, estaban molestos pues le aceptaban cualquier cosa a Hoseok en cambio a ellos los molestaban dándoles más trabajos, y eso causó la molestia en todos aún más de la que ya le tenían.

—Deja de llorar, eres un imbécil que solo piensa que por llorar ya arreglará todo, compórtate como alguien de tu edad.

—¡Cállate ya!— aquel joven golpeó el rostro de Hoseok, sacando un hilo de sangre de su boca.

Aunque lao golpes eran normales para él, eso no quitaba el dolor, siempre dolían, lo único que lo protegía era que aquellos golpes los recibía en el cuerpo, así no preocupaba a sus padres pero esta vez, con aquel golpe en el rostro, seguro no se salvaría de su madre.

Después de un rato de más golpes e insultos a su personalidad los chicos pararon y lo dejaron ahí tirado, apenas si podía levantarse, pero con esfuerzo y temor de preocupar a sus padres, de levantó y trato de caminar lo más normal posible, aunque de verdad dolían.

Para todos el era un chico llegando a la edad adulta con personalidad de un niño de 8 años, lo que no sabían es que Hoseok no era totalmente así, era un niño inteligente y maduro, incluso más para su edad, pero esa característica personalidad infantil la había adoptado como algo defensivo, si alguien lo veía actuar así, solo causaría algo de pena y aveces ternura, jamás se llevaba regaños.

Aunque sin mentir, ya se había acostumbrado a actuar así, ya era algo propio de él.

Caminando a su casa cojeando, antes de abrir la puerta de su humilde casa, se paró recto y esbozo una alegre sonrisa, el golpe era lo de menos en ese momento.

Su madre lo recibió pero al instante que miro su rostro corrió hasta el, abrazándolo haciendo que hiciera muecas debido al dolor, muevas que dejo de hacer en el momento que se separó de su madre.

—¡¿Que te paso?! ¿Quien te hizo esto? Hoseok dime.

—Nadie mamá, me tropeze camino a casa, estaba jugando con una piedra y no ví lo que había en el camino, lo siento.

—¿Estas seguro?— su madre no muy convencida le dió un beso en la mejilla y lo llevo al sofá para limpiarle la herida, no era tan grave como las que tenía en el cuerpo.

Terminando de hablar con su madre fue a su habitación, tomo el espejo que tenía ahí y levantó su camisa, esperando que no tuviera marcas tan notables.