Capítulo 20

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Luca

Desde que le dije a Merida cómo me sentía cada día, fue liberador, fue como si me hubieran quitado de la espalda el peso que siempre cargaba, fue como si volviera a respirar después de mucho tiempo estar sumergido en el agua.

Ella me escucho, me apoyo y me aconsejo lo mejor que pudo. Nuevamente fue mi luz.

Y desde ese momento supe que quería estar con ella todos los días de nuestra vida.

Así que tenía algo planeado para hoy. Algo que he estado pensando desde hace tiempo.

Ya había pasado una semana desde que habíamos huido de esos tipos.

Me enojo demasiado ver cómo un idiota le puso la mano encima, estaba a punto de perder el control, pero lo que me detuvo fue verla en el suelo con los ojos cerrados y su rostro rojo y herido.

Así que controle mi enfado y me la lleve lejos de ese lugar para que nadie más la tocara.

El golpe ya no estaba tan notorio, pero probablemente le quedaría una cicatriz.

- ¿Qué más necesitas?- pregunta Dina entrando a mi habitación.

- Ya tengo casi todo.- suspiro mientras me acerco a la cama y tomo asiento.- ¿Crees que le guste?

- ¿Estas bromeando?- me mira con incredulidad.- ¡Le encantara! Es la idea más original que he escuchado.

- Gracias, Dina.- sonrío.

- Me alegra que seas feliz mi niño.- sonríe un poco.

- Gracias, ella realmente me hace una mejor persona.

- Bueno, tengo que ir a preparar la comida que te llevaras.

- Bien, tengo que bañarme y preparar las cosas para esta tarde.- nos levantamos.

- Pues manos a la obra.- nos reímos y cada quien se va por su lado.

Me meto a bañar con agua fría para despertar y planear las cosas. Cuando estoy listo y tengo la mente fresca y clara, salgo de la regadera y me dirijo a mi armario para escoger el tipo de ropa que usare hoy. Opto por un suéter café, un pantalón beige y unas botas negras.

Peino mi cabello azulado, me coloco un poco de loción y cuando creo que estoy listo salgo de la habitación con las cosas en las manos. Me despido de Dina, tomo lo que hizo y me voy.

En el camino le mando un mensaje diciéndole que se coloque ropa para cabalgar.

Llego lo más rápido que puedo, estaciono el auto y me bajo de este para ir a tocar su puerta.

Cuando lo hago, me abre su madre que lleva una camisa azul claro, un pantalón negro y su cabello rojo como el de Merida hecho un remolino.

- Luca.- dice con una sonrisa.

- Señora Lennox.

- Pasa, Merida en un momento bajará.- se hace un lado para que entre y así lo hago.

- Gracias.

- ¿Quieres un vaso de agua?- caminamos hacia la cocina.

- No gracias, así estoy bien.- sonrío.

- Bueno.- suspira mientras se toca el cuello.- ¿A dónde irán esta vez?

- ¿Si le digo no le dirá nada a Merida?- susurro.

- Oh, chisme.- sonríe con complicidad mientras se acerca a mí.- No le diré.

- Bien, iremos a montar a caballo y le pediré que sea mi novia.

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