Capítulo 34

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Merida

- Wow, nunca creí que Luca había pasado por todo eso.- dice Elissa tras el teléfono.

- Ni yo.- suspiro.

- Pero ya está bien, ¿verdad?- camino de un lado a otro en mi habitación.

- Sí, hace dos días me dijo que las cosas entre su madre y él habían mejorado.

- Me alegro mucho.

- Yo también.

- Espera, ¿si estás feliz por qué no te escuchas alegre?

- Bueno, pues porque Luca me dijo que su madre quería conocerme mejor y me invito a una cena en veinte minutos y yo no sé qué me pondré.

- Ah.- se ríe.- Pues usa lo de siempre.

- No, no, no, ella me da miedo, quiero darle una buena impresión.- me acerco a mi clóset y saco la ropa y la aviento.

- ¿Qué tal un vestido?

- ¡Sí!

- Pero que no sea negro por favor.

- No, ya tengo el conjunto perfecto.

Sonrío al tomar el vestido de colores un poco corto.

- Mándame una foto cuando estés lista.

- Sí, nos vemos después.

- Vale, suerte.

Cuelgo la llamada y me apresuro a arreglarme.
El vestido es como un arcoíris, tomo unas medias negras con estrellas y me las coloco, opto por unas botas altas del mismo color.

Decido amarrar mi cabello en un moño, pero con algunos mechones sueltos.

Una vez que estoy lista, me tomo la foto y se la mando a la chica.

Elissa: "Estás hermosa, ¡me encantas!" 8:12 pm.

Tomo mis cosas y bajo rápidamente las escaleras, en el sofá esta mi madre y Daniel viendo una película de acción.

- Estás preciosa mi amor.- dice ella con una sonrisa.

- ¿Sí?

- Claro, los colores te quedan bien.- opina él.

- Estoy nerviosa.

- Tranquila, no pasara nada malo, ¿verdad?- mira al hombre.

- No, claro que no.- sonríe.

- Bueno, me voy, Luca acaba de llegar.

- ¡Suerte!

Gritan los dos antes de que salga por la puerta.
Una vez afuera, veo a Luca con un pantalón negro, tenis blancos y sudadera gris.

- ¿Esa mujer es mi novia?- habla haciéndome reír.- Porque no recuerdo haberle pedido a un ángel ser mi chica.

- ¿Te gusta?- siento las mejillas arder.

- Claro que sí, estás perfecta tomatito.- se acerca a mí y me da un beso rápido.- ¿Nos vamos?

- Sí.

Nos subimos a su auto y pronto arranca para irnos a su casa.

- ¿Crees que le agrade?- pregunto mientras arrugo la nariz.

- Sí, ¿a quién no le agradarías?- me mira.

- Siento que vomitaré en cualquier momento.

- Tranquila, todo saldrá bien.

Después de un rato de recorrido, finalmente llegamos.
Nos bajamos y juntos nos adentramos al lugar.

El comedor esta bien ordenado y su hogar desprende un calor que antes no logré percibir.

- Merida.- dice la señora saliendo de la cocina.- Que gusto volver a verte.

- El gusto es mío.- sonrío.

- Luca me dijo que no eras vegana, así que preparamos para ti una lasaña, espero que te guste.- sonríe.

- Gracias, es perfecto.

- Toma asiento entonces.- señala la mesa.

- Claro.

Nos acercamos, pero en eso me doy cuenta de que su hermano baja las escaleras rápidamente.

- Merida.- suspira mientras sonríe.- Hola.

- Hola.

- Que linda estás.

- Gracias.- siento las mejillas calientes.

- Siéntate, ya casi comenzaremos a comer.

Luca me indica en dónde tomar asiento, así que lo hago.

- Ahora vuelvo.- susurra.

Se aleja y se acerca a la cocina al lado de su madre, desde mi lugar veo al chico de cabello azul reír con su mamá, haciendo que yo sonría igualmente.

- Gracias.- dice su hermano sacándome de mi concentración.

- ¿Por qué?

- Por hacer que nuestra familia se una de nuevo.- sonríe desde el otro extremo de la mesa.

- Listo.- habla su madre llegando con las cosas.- Sírvete.

- Sí.

Pronto nos encontramos en una platica demasiado animada.

- Me alegra mucho que estés con mi hijo.- comenta mientras comemos.

- A mí que él este conmigo.

- Ustedes llegaran muy lejos.- sonríe con ganas.- ¿Ya sabes qué quieres estudiar y en dónde?

- Sí, quiero estudiar astronomía en la escuela de Chicago.

- Que casualidad, es la misma escuela que quiere mi hijo.- lo mira con cariño.

- Sí me dijo.

- ¿Por qué astronomía?

- Desde muy pequeña a mi padre y a mí nos han gustado las estrellas, la luna y los planetas.

- ¿Tu padre es astrónomo?

- Mamá.- habla Luca.

- Mi papá murió hace dos años.

- Ah, lo siento mucho.- se revuelve incómoda en su lugar.- No lo sabía.

- Está bien, ya he estado aprendiendo a sobrellevar el dolor.

- Sí.- suspira.- Estoy segura de que fue un buen padre.

- Lo fue.- sonrío con nostalgia.

- ¿Quién quiere postre?- dice Theo.

- Yo por favor.- pido emocionada.

El resto de la noche se pasa entre risas y anécdotas graciosas sobre mí y algunas cuantas sobre Theo.

Las cosas comienzan a alinearse a mi favor.

Y eso me gusta.

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