Capítulo 33

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Luca

Sol y luna.

Luz y oscuridad.

¿Lindo no?

La forma en que me mostró cómo me veía, fue hermosa, la manera en que no me dejo solo, fue perfecta, la forma en que me miro en ese planetario, con las estrellas a nuestro alrededor... fue más que maravilloso.

Nunca llegue a imaginar que aquel encuentro en la escuela, fuera a cambiar mi vida, fuera a mejorarla y a hacerla especial.

Jamás se me paso por la cabeza que conocería a una chica como Merida, que llegaría a tenerla entre mis brazos y que la besaría hasta el cansancio.

¿Es curioso como aveces actúa el destino, verdad?

Un día puede ser normal, y el otro puede poner patas arriba tu vida.

Un día puedes estar caminando por la calle, pararte en un puesto y hablar con alguien que sin saberlo, cambiara tu forma de ser, tu manera de ver al mundo.

Que curiosa es la vida.

- ¿Nos vamos?- digo después de caminar por un rato por todo el lugar.

- Sí.

Sus ojos miel, con un poco de verde, amarillo y una pizca de azul, me miran con amor y cariño.

Entrelazo nuestras manos y juntos salimos del sitio, el sol se esta ocultando, haciendo que las nueves tomen un color morado, ¿rosa quizá?

No lo sé, pero lo que sí sé, es que ese tono de cielo es perfecto y lindo.

Caminamos bajos los pocos rayos del sol, con los cantos de los pájaros, pasando al lado de gente que no conocemos y de vez en cuando regalándonos miradas que dicen más que las palabras.

Al llegar a su casa, ella se pone frente a mí.

- ¿Cómo estás ahora?

- Mucho mejor, gracias por no dejar que me derrumbara.- sonrío de lado.

- Jamás.

- ¿Nos vemos mañana?

- Claro.- me regala una sonrisa llena de vida.

- Métete, comienza a hacer frío.

- Bien, llega con cuidado a tu casa.- la tomo de la cara y junto nuestros labios en un beso lento.

- Te amo.- susurro.

- Y yo a ti.

Se separa de mí y se adentra a su hogar.
Meto mis manos a los bolsillos y camino hacia la mía, ¿por qué mi madre actuó así? ¿Será que de verdad ella no me ama como llegue a pensar?

Casi sin darme cuenta, ya estoy a pocos metros de mi casa.
Llevo repetidas veces aire a mis pulmones y me adentro en ella.

No hay nadie, las luces están apagadas y todo esta en silencio.

Decido ir a mi habitación a descansar un poco, subo las escaleras y cuando llego a ella abro la puerta, pero en el interior veo a mi madre sentada en mi cama mientras contempla el cuadro que hizo mi chica.

- ¿Cuándo pasó eso?- lo señala.

- Hace un mes.

- Es lindo.- sonríe un poco.

- Sí.

Nos quedamos callados, sin saber exactamente qué decir.

- Luca.- se pone de pie.- No sabía lo mucho que te lastimaba, sé que fui una mala madre al no saber separar mis problemas con tu padre, sé que te culpe por años, sé que no merezco tu perdón, y lo siento, de verdad, creí que... que si te alejaba de mí estarías mejor, pero ya me di cuenta de que no.

Se queda callada un momento mientras trata de contener las lágrimas.

- No supe cómo actuar en el momento en el que me dijste todo eso en la tarde, me paralice y huí como una cobarde, pero ahora que tome un tiempo para pensar, quiero pedirte perdón, quiero que empecemos de nuevo, ¿sí? Dame otra oportunidad.

Sus ojos están tristes, sus hombros tensos y su respiración es rápida.

- Sí.- digo al fin.- Te perdono.

- ¿Puedo abrazarte?

- Claro.

Corro hacia ella, mi madre me estrecha entre sus brazos delgados y me pega más a su cuerpo.

Este abrazo se siente como estar en casa de nuevo, como si todo este tiempo hubiera estado varado sin saber a dónde exactamente debía de ir, y cuando me abrazó fue como volver a respirar.

- Te amo tanto, y perdón.- acaricia mi cabello.

- Yo también te amo.

- ¿Sabes?- se separa un poco de mí.- Me gustaba mucho tu cabello castaño.

- ¿Sí?- sonrío un poco.

- Sí, pero este te queda mejor.- acaricia mi rostro.

- Con el tiempo se quitara.

- Bueno.- suspira.- ¿Quieres ver una película como antes?

- Claro.

Los dos bajamos las escaleras, al estar en la sala veo a mi hermano salir del baño.

- Vamos a ver una película.- dice ella.

- ¿De qué me perdí?- se queda quieto en su lugar.

- De que vamos a ver una película.- sonrío.

- Ah.- sus ojos nos miran con confusión.- Bueno, pero yo elijo, ustedes siempre escogen películas horribles.

- ¡Eso no es verdad!- se queja mi madre.

Los tres tomamos asiento en el sofá, mi mamá en medio, yo a su derecha y Theo a su izquierda.

Y de pronto, todo desaparece y sólo quedan las risas de los tres, quedan los besos de ella, sus ojos verdes perfectos y su sonrisa de lado.

Eclipse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora