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Todos habían llegado a su destino.

Los compañeros de Byakuya observaban sorprendidos la monumental construcción, lo elegante que era, los delicados detalles en cuarzo que presentaba... Sin duda alguna, digna del clan Togami.

Se bajaron de la limosina y el chofer se retiró a estacionarla. 

- Síganme. - Ordenó el rubio, a lo que todos le hicieron caso y se adentraron a la gran construcción. 

Al llegar un mayordomo le hizo una reverencia al joven de los Togami, preguntándole si los que lo acompañaban eran sus invitados. El heredero asintió sin dirigirle la mirada, y señaló hacia el salón principal.

- Siéntense ahí, tengo cosas que hacer. Avancen el trabajo. - Ordenó, a lo que Asahina no evitó reclamar sosteniéndolo del brazo. - ¿Deseas algo? Si es así no es necesario que invadas mi espacio personal. - Intentó ser lo más educado posible alejando su brazo de la morena.

- ¡¿Que si deseo algo?! Tú también debes ayudarnos con el trabajo, no puedes irte así sin más. - Dijo la castaña cruzándose de brazos fulminándolo con la mirada.

- No tengo por qué darte explicaciones de lo que haga. Pienso y afirmo que ofrecer mi mansión para su trabajo es suficiente colaboración. - Respondió el arrogante muchacho encogiéndose de hombros y siguiendo su camino.

Aoi estaba sorprendida por lo descarado que era su compañero. Estaba a punto de descargarse con él pero Sakura la sujetó de los hombros intentado calmarla. La más grande sabía que no era conveniente que haya una discusión, pues no arreglarían nada y el rubio tendría menos ganas de trabajar.

Byakuya subió hacia su dormitorio para continuar leyendo, a lo que las chicas restantes estaban sentadas en un círculo sin saber qué hacer.

- Fukawa, tú eres la mejor en lo que respecta redacción. ¿Por qué no nos echas una mano organizando nuestros textos? - Propuso la nadadora a lo que la pelimorada le dirigió una mirada de disgusto.

- S-Si B-Byakuya puede e-evitar el trabajo, ¿p-por qué no yo? - Respondió la ojerosa a lo que Aoi frunció el ceño.

- ¡Vamos Toko! No seas igual que ese tarado. Es más, ¡hay que decirle a Chisa que no hizo nada! - Dijo convencida mirando a Sakura, la cual estaba de acuerdo.

Nuestra protagonista estaba incómoda con tanto positivismo, por lo que se excusó y fue al baño.

Recordó que no tenía ni idea de dónde podría encontrarse, así que no le quedó otra opción que explorar hasta llegar a él.

Entró a varias habitaciones; una biblioteca, una oficina, algo que parecía ser un mini-comedor, una sala recreativa, hasta que abrió una puerta que tenía un marco de oro.

Era una habitación bastante ordenada y llena de libros de diferentes autores, la mayoría de misterio. Fukawa, al ver una portada conocida, se acercó para examinar el libro.

"Mientras perdure el olor a mar" figuraba en esta. La escritora retrocedió unos pasos y soltó el libro que sostenía en las manos. No podía creer que el heredero definitivo aprecie su obra, tanto como para gastar dinero en esta.

A Toko le latía el corazón mil por hora, su rostro estaba rojo cual tomate y estaba temblando. A pesar de que siempre escuchase comentarios halagadores con respecto a su último lanzamiento, siempre le habían parecido falsos. ¿Por qué? bueno, porque ninguno de ellos tenía el libro, por lo tanto, asumía que lo decían solo porque era el "tema del momento". Por más increíble que parezca, era la primera vez que veía una copia de su libro en los aposentos de alguien, y eso le estremeció el corazón.

Mi Eterna Inspiración (TOGAFUKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora