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La nadadora había escuchado algo extraño salir de la boca de Byakuya.

Aquel jovencito no le agradaba ni un pelo, pues sabía que Toko mostraba cierto interés hacia el. No tenía idea si era romántico o no, pero le daba muy mala espina.

¿Tenía asuntos pendientes con Komaeda? Estaba al tanto de los rumores nuevos sobre la genocida Syo, pero nunca en su vida había imaginado a Togami hablando con Nagito.

Según los rumores, Nagito había sido atacado por aquel asesino en serie pero.. "Oh no puede ser" pensó la castaña.

"¡Byakuya va a animar a Nagito por lo que pasó! ¡WOW! No sabía que Togami tenía buen corazón haha~" Pensó la nadadora, totalmente equivocada.

Al parecer lo había dicho en voz alta porque una pelimorada había volteado al escuchar el nombre de su amigo.

- ¿P-Pasa algo con Byakuya? - Preguntó algo fastidiada la ojerosa.

- ¡Oh! Hace un momento lo ví con Komaeda, al parecer lo va a animar por lo que le pasó con la Genocida Syo. ¡No tenía idea de que Togami tenía tan buenas intenciones! - Rio la ojiazul, dejando algo confundida a la contraria.

- ¿A-Animar, dices?

- ¡Si! ¿No es increíble? Creo que tenía una mala imagen de Byakuya...

- ... - La escritora no se creía ni un pelo aquella versión de Aoi, es decir, el Byakuya que conocía no "animaría" a alguien, mucho menos cuando es una asesina de su interé-...

Toko espabiló en ese momento. Recordó el libro que leía Byakuya hace algunas semanas, en el se encontraba su alter ego, es decir.. Que tenía interés en el caso de la Genocida.

Su corazón empezó a latir fuertemente por el miedo a que se involucrarse y terminase lastimado, pues sabía que Syo no tendría piedad ni compasión, no dudaría en acabar con él.

- ¿E-Exactamente que f-fue lo que dijo? - Preguntó la pelimorada con voz temblorosa.

- Pueees... Dijo que tenía asuntos pendientes con Komaeda ... - Recordó inocentemente la castaña.

Fue la gota que derramó el vaso, Toko estaba segura de que Byakuya la había estado evitando por eso.

Las lágrimas amenazaban en salir por lo que no tuvo de otra que huir del escenario dejando a Asahina sola.

Se encerró en el baño rascándose como siempre el muslo, haciéndose aun más heridas. ¿Por qué su alter ego tenía que arruinarle la vida? Por fin había conseguido alguien que le interesaba... Nuevamente lo echaría a perder todo...

Sollozaba más fuerte recordando lo que pasó aquella vez en secundaria, temblando y jadeando.

Tuvo suerte que Kibōgamine la haya escogido por ser una gran escritora y gran asesina a la vez. Aquella ocasión en la que se desmayó pensó que era su fin, pensó que la enfermera acusaría a Genocider y todo acabaría, pero para su sorpresa la Academia estaba al tanto de eso.

Obviamente era algo totalmente confidencial que solo la academia poseía, dejando aún en misterio sobre quién era la genocida Syo.

Aquello sorprendió enormemente a Fukawa, no tenía idea que harían algo tan *ilegal* solo por el "talento sobrehumano" que poseía, cada vez le daba más miedo esta institución.

No tenía idea de cómo reclutaron a Genocider, y tampoco le interesaba saberlo. Por ahora se iba sintiendo en paz por el gran peso de encima que se libró al tener el "apoyo" de Kibōgamine, pero ahora todo se sentía peor cuando Byakuya estaba involucrado.

Por más que lo evitase, estaba segura que en algún momento se enteraría. Era consciente de la gran capacidad intelectual de su compañero, por lo que deseaba rendirse y tirar la toalla de una vez.

Sabía que iría a la cárcel pero no podía hacer más que esconderse y aquello ya le estaba cansando, no soportaba más.

No tenía idea de cómo reaccionaría Togami al enterarse de aquella doble identidad, pero sabía que su libertad se había acabado.

Las lágrimas dejaron de caer y simplemente tuvo un semblante apagado cual preso esperando su ejecución.

Salió de los baños y se dirigió a paso lento hacia su casa, viendo todo como si fuese la última vez.



El sábado comenzaba, el alba alumbraba y los pájaros cantaban. Nuestro querido rubio ya estaba más que listo para dirigirse a la casa de su sospechosa.

Al despertar lo primero que hizo fue recordar todo lo que haría hoy, soltó un suspiro e inició desnudándose para meterse a la ducha.

Abrió el grifo esperando a que el agua se temple, y cuando estaba en una temperatura óptima se introdujo.

El agua caliente recorría goteando por su tonificado cuerpo, pese a no ser deportista disfrutaba mucho ejercitarse, pues además de potenciar su belleza le subía el ánimo.

Pasaron algunos minutos y se vistió con un fino traje que consistía únicamente en un pantalón de vestir, una camisa con corbata color vino, y un chaleco gris. Era lo más casual que se vistió nunca, le daban arcadas solo pensar que sus demás compañeros se vestían con estropajos descubiertos sin marca.

Desayunó una ensalada de frutas con miel de Maple, un jugo de naranja y café puro.

Sería triste para la gente común desayunar a solas en una mesa tan grande y espaciosa, pero para el heredero de los Togami era pan de cada día, ya se había acostumbrado a la soledad.

Terminó de comer y se dirigió a la cochera, ordenandole al chófer que llame a Aloysius.

Tenía varios mayordomos pero a este en especial lo consideraba mucho más que eso, pues confiaba tanto en él que incluso lo veía como un padre.

- Joven maestro, ¿Me necesita? - Preguntó el mayor.

- Aloysius, necesito que me lleves a la casa de Toko Fukawa. - Ordenó el joven rubio, sin dudar de la eficiencia de su mayordomo.

Con tan solo unos minutos pudo rastrear la vivienda de la joven escritora, lo cual logró satisfacer enormemente a su amo. Subió a la limosina y el mayordomo emprendió el viaje.

Byakuya se sentía a gusto con él. Normalmente subiría la pared móvil de la limosina para tener más privacidad, pero con Aloysius era diferente.

Tenía varios recuerdos con él, buenos y malos. Prácticamente lo acompañó desde que nació y no era un Togami digno, sin embargo siempre creyó en él y siempre estuvo ahí para cualquier problema o inquietud que tenga.

Al Byakuya del pasado le hubiese entristecido que ni su madre se preocupase por él de aquella forma, pero orgullosamente puede decir que eso no podía importarle menos ahora.

Al principio el menor de los Togami desconfiaba de Aloysius, pues sabía que a él le pagaban por servirle. Sin embargo, poco a poco diose cuenta que no se comparaba con los demás mayordomos o empleados, sino que lo cuidaba cuál hijo.

Despertó de sus pensamientos y recuerdos e indicó a Aloysius una firme orden.

- Asegúrate de que Nagito Komaeda, el suertudo definitivo de la clase 77, no abra la boca sobre el caso de la Genocida Syo y mucho menos de lo que sucedió ayer, podría exponerme.

- Entendido, joven maestro. - Sonrió suavemente el viejo.

Después de varios minutos llegó a la casa de su compañera. Admitía que estaba algo nervioso pues esto era importantísimo para decidir la inocencia o culpabilidad de Toko.

Respiró fuertemente y tocó el timbre, encontrándose con ella.

Ayer escribí este cap casi dormida, habían algunos errores gramaticales, ya los corregí. Prepárense para el siguiente cap!

Mi Eterna Inspiración (TOGAFUKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora