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Había pasado ya casi una semana desde que el heredero había quedado secuestrado en la casa de aquel desquiciado, el cual hacía como si no hubiese pasado nada. Iba por las mañanas a la escuela, regresaba para torturar a su víctima, y así todos los días.

Se sentía demasiado desgastado, tenía cierta idea de cómo estaría su aspecto ahora mismo. No podía dormir más de 30 minutos seguidos por el dolor de las heridas, no había comido prácticamente nada desde que llegó, no sabía si lo rescatarían, no sabía si saldría vivo.

Seguía amarrado en la misma posición que había despertado, en lo que escuchó la puerta abrirse. "El martirio del día ha empezado"

- ¡Buenas tardes rubito! - Chilló el castaño. - ¿Cómo has estado? 8 horas sin mí debe ser insoportable, ¿a que sí?

- "Aburrido, pero mucho mejor a que estés aquí" - Pensó el ojiazul.

- ¿Mhmmm? ¿No respondes? Mira, te tengo un regalo. - Le mostró una cajita negra, y la abrió. - Es una foto de Toko. Mírala, está muy feliz, ¿verdad? Es reciente, de hecho, la tomé hoy en el receso. - Afirmó con una sonrisa. 

- "Ni siquiera nota mi ausencia..." - Pensó el heredero bastante decepcionado. Su orgullo se había ido al caño, pero más importante... Era que ella ni lo recordaba. 

- ¡Wow! Pensé que te animarías al verla pero luces mucho más apagado ahora... - Respondió Valentine acercándose al contrario. - Pero es muy grosero de tu parte reaccionar así ante un regalo... - Sin previo aviso, el rubio recibió un puñetazo, botándolo con todo y silla.

- ... ¿No crees que es suficiente? - Preguntó la víctima.

- ¿Mhmm? ¿Byakuya Togami pidiendo clemencia? ¡Haha! No sabía que eras tan débil. - Rio el poeta. 

- No lo digo por mí... Lo digo por ella. - Respondió con la mayor firmeza que podía ante esa situación. - No soy tan crédulo como para pensar que me ha dejado atrás... Sabe que ocultas algo... Si se entera, te odiará... 

- Owww así que te preocupas por mí... Bueno, no hay de qué, te diré la verdad. - Dijo con una sonrisa cínica. - Ella sabe que estás desaparecido, pero piensa que me mato buscándote. 

- ... ¿Qué? 

- Ella y los demás han notado tu ausencia, así que no te preocupes por desaparecer... Pero no pienses que será tu heroína, ella piensa que estoy buscándote por todos lados, es tan crédula. 

- ... ¿Y así dices que la amas? Estás demente. 

- ¡Sí! ¡Demente por ella! - Dijo mientras volvía a parar la silla junto al rubio. - En fin, fue una buena charla, es hora del platillo principal. Ya hemos probado varias cosas; electrocutarte, golpearte, flagelarte, ver fotos indecentes de Toko... Mhmmmm... Creo que es hora de una medida más severa. - Propuso agarrando un cuchillo. 

- ¿Q-Qué planeas?

- Bueno, he escuchado por ahí que las chicas aman tu apariencia, y es un factor clave de tu éxito. - Afirmó. - Ya no lo será más.

- ... - Intentó controlarse, pues sabía que si desesperaba lo tomaría como punto débil pero por dentro, era consciente que era lo que más temía. Le molestaba que ese imbécil tuviese razón con respecto a su apariencia... Pues también fue un factor clave para llegar hasta donde había llegado.

- ¿Mhmm? ¿Te comió la lengua el ratón? - Preguntó con una expresión inocente. - Pensé que recibiría un rostro más pasional, eres taaaan aburrido.~

- ... - Entonces, un celular sonó.

- ¿Mhmmm? ¡Oh! ¡Es Toko! - Chilló mientras daba saltitos de emoción. - Ahh~  Veremos que dice.~ - Contestó. - ¿Aló linda? ¿Mhmm? ¡Ah! ¡No te preocupes por eso! Iré a casa en un momento. - Byakuya esperaba el momento indicado para tomar acción mientras Valentine caminaba en círculos por la habitación. - ¿Eh..? ¡No te pongas así...! Toko, sabes que no valía la pena... - Dijo mirando al rubio, el cual sintió un chispazo en su pecho, afirmando los sentimientos de la escritora, pero no era momento para pensar en eso, debía salir vivo de esta situación. - ¡Ya aparecerá! De seguro estará en una de sus mansiones tomando una taza de té fino, sentado en su cómodo y acolchado sofá mientras coquetea con muchas mujeres, sabes como es esa escoria. - Apuñaló con una sonrisa cínica. Por primera vez en mucho tiempo las emociones de Byakuya tomaron control sobre él y, con todo y silla, se abalanzó contra el castaño.

La ojigris escuchó un golpe fuerte, por lo que preguntó preocupada si Valentine estaba bien, mientras que este forcejeaba con el ojiazul.

- ¡Toko! ¡Ve con Aloysi-! - Otro golpe seco se oyó en la llamada, para después escuchar una risita nerviosa.

- ¡¿Byakuya?! ¡¿Byakuya está contigo?! - Gritó la escritora al oír un tenue sonido similar a la voz de su amado. 

- No, Toko, ahora mismo estoy en la calle, hubo una pelea, tuvo que haberte parecido. - Dijo con un tono suave, intentando calmar a la pelimorada.

- ¡No! ¡Estoy segura que escuché a Byakuya! - Gritó desesperada, y se echó a llorar.

- Iré a casa, debes tener fiebre. - Afirmó Valentine mintiéndole descaradamente, cortando la llamada y saliendo de la habitación.

Había dejado atrás a un inconsciente muchacho, mientras que gotas de sangre escurrían de su cabeza. Podría parecer un asunto insignificante, pero al pasar del tiempo esa sangre se convertiría en borbotones. 


El ojiavellana caminaba con una sonrisa cínica hacia la casa donde había alojado a su "amiga". Llevaba un frappe de fresa junto a un sándwich de jamón, aprovechando que eran los favoritos de Toko para "consolarla".

Llegó y se encontró con un bulto en la cama, era Toko llorando. 

Con sutileza, se acercó y acarició la parte superior de aquella curva, provocando que la escritora note su presencia. Salió del cúmulo de colchas, y se sentó a la orilla de la cama.

- Te traje esto. - Le dijo con una cálida sonrisa, pero se sorprendió al ver el rechazo de la contraria.

- Valentine... ¿Tú odias a Byakuya? - Esa pregunta le dejó helado, no sabía que responder. Si decía que no, quedaría como si no le importase lo que supuestamente le hizo a Fukawa, pero si decía que sí, aumentaba las posibilidades de relacionarse con la desaparición. Decidió contraatacar desviando el tema.

- ¿Y tú? ¿Lo amas? - Repreguntó, evadiendo claramente la respuesta.

- Nunca he amado a alguien... Pero deseo que vuelva... Y me bese de nuevo... - Dijo entrecortadamente mientras lloraba. La sinceridad de la escritora dejó atónito al castaño, así que decidió no tomarlo en cuenta por ahora.

Tenía en claro que Kirigiri se entrometería al caso, si no lo estaba investigando ya, pues sabía que era algo cercana a Byakuya. Era su piedrita en el zapato, ya que si era la detective definitiva debía temerle.

Pero esta vez no sería así. Aprovecharía su talento como manipulador definitivo para sacarla del camino. No la veía más que como un peón para encubrir su culpabilidad, sería trágico que la estudiante detective definitiva haya sido encontrada fallecida en su habitación, al tener una decepción amorosa con el jovencito Makoto Naegi.

Era consciente que su perspicacia no tenía límites, y en poco tiempo había aprendido las debilidades y sentimientos de cada uno. 

Tenía trabajo por hacer al día siguiente, de ser posible, la eliminaría de la partida la próxima noche.





Mi Eterna Inspiración (TOGAFUKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora