Ya eran las 5:30pm y Byakuya estaba arreglándose para el sitio al que llevaría a su compañera.
Se estaba arrepintiendo fuertemente de lo que le propuso, es decir, ¿Qué pasaría si alguien importante lo viera con ella?
No quería avergonzarse de Toko... Bueno sí, es decir, sabe que ella no está a su nivel, ni física ni económicamente.
Pensó en cancelarle pero cree que le estaba dando muchas vueltas al asunto. Solo sería una cena de disculpas, nada más, de paso podría aprovechar en averiguar más sobre la Genocida.
Eso es, simplemente le dijo que era una cena de disculpas para aprovechar en sacarle información, era perfecto.
Pero de todas maneras aún no se decidía en si realmente quería que la vieran con ella, es decir, no es que cuide de su imagen personal demasiado como él.
Espabiló y se dió cuenta que faltaban 15 minutos para recogerla, lo peor es que aún no estaba seguro.
¿Por qué tendría que disculparse con ella? Que lo supere y ya, es su problema por tener una doble personalidad. Aparte no son amigos, ¿Por qué tendría que disculparse? No es su problema si la dañó o no, simplemente quería investigar y ya.
Sonrió para sí mismo pensando en eso, pues trataba de convencerse aunque no lo admita.
Le gustaba pensar que no sentía ni una pizca de aprecio hacia la escritora, y que todo lo que había hecho era puramente conveniente para la información que necesita.
Decidió en dejarla plantada, después de todo no es asunto suyo si se siente mal por lo que hizo, solo averiguó lo que debía.
Con una sonrisa arrogante se sentó en el sofá leyendo un libro de misterio, dejando pasar el tiempo.
Los minutos transcurrían y el seguía leyendo concentradamente, hasta que alguien tocó la puerta.
- ¿Quién es? - Preguntó el heredero.
- Aloysius, joven señor.
- Pasa. - Ordenó. El viejo ingresó a la habitación y encontró al rubio arreglado como si fuese a salir.
- Amo, sé que no es de mi incumbencia pero... ¿Acaso va a salir? - Preguntó curiosamente.
El ojiazul no lo miró mal, ni mucho menos le reprochó. Aloysius era la única persona con la que compartía datos privados y le había dado el permiso de interferir con sus asuntos, pues lo veía como un padre.
- Sí, pero ya no es necesario. - Respondió calmadamente.
- Si desea puedo llevarlo yo para hacer el viaje más llevadero... - Ofreció amablemente el canoso ganándose una sonrisa del menor.
- Dije que no es necesario, después de todo solo era un asunto sin importancia. ¿Para qué viniste? - Preguntó curioso.
- Oh, lo había olvidado, disculpe. Su celular ha estado vibrando, al parecer lo olvidó en la mesa del comedor. - Entregó el viejo el costoso dispositivo hacia su dueño, el cual lo revisó y vio llamadas perdidas de la pelimorada.
- Ah, no importa. - Respondió desviando la mirada.
- ¿Pasa algo joven amo? - Preguntó algo preocupado
- No, gracias por preguntar. - Dijo sin despegar la mirada del libro.
El mayor sabía que el rubio odiaba que los demás se metiesen en sus asuntos, pero sospechaba algo negativo.
- Si me permite... ¿Cómo le va en Kibōgamine? ¿Conoció a alguien? - Pregunto intentando desviar el tema para dar con la respuesta.
- Me va bastante bien, y sí, conocí a un par de personas.
- Cierto, ¿Sigue hablando con aquella chica que visitó el sábado? Parece que la agarró desprevenida aquella mañana jajaja - Rio animadamente, lo cual el contrario agachó la mirada.
- Sí, pero ya no la necesito. - Afirmó el joven.
- Oh... Justo ella estuvo llamando al teléfono fijo... - Mintió Aloysius para ver cómo reaccionaba su "hijo".
- ¡¿Q-Qué?! ¡¿C-Cómo supo el número de la mansión?! - Exclamó sorprendido, nunca se hubiese imaginado algo así.
- No lo sé, pero preguntó por usted. ¿Acaso tenía que hacer algo con ella? - Supuso el mayor al ver la reacción del rubio, lo conocía demasiado.
- ... No... - Respondió Byakuya algo avergonzado.
- Si no quiere hablar sobre eso está bien, pero por favor... No se distancie más de las personas. Tenga en cuenta que su felicidad es importante y para ello puede establecer conexiones con los demás, las emociones no son inválidas como a veces piensa...
- Gracias Aloysius... Pero a veces es realmente difícil relacionarme con la gente... - Respondió con una sonrisa - Nunca puedo saber sus intenciones... - Dijo en voz baja con una mirada gacha, lo cual entristeció al viejo.
- Entiendo que piense así por todo lo que ha pasado, pero recuerde que hay gente buena en el mundo. No digo que se abra al instante pero por lo menos dese la oportunidad de conocerla y así evaluará si merece o no su atención... Pues si se limita siempre a usar a las personas para su beneficio propio y luego desecharlas, nunca será feliz... Es propio del ser humano socializar, y si no lo hace se dañará emocionalmente y - Byakuya lo interrumpió con un abrazo.
El joven se encontraba inexpresivo pues dentro de él sabía que estaba mal lo que solía hacer.
Siempre se justificaba diciendo que él ha pasado por mucho y que muy poca gente merece su atención, pero Aloysius tenía razón. Si no le daba la oportunidad a los demás en conocerlo nunca encontrará a ese alguien que sí valga la pena.
La vida le había enseñado que era ganar o perder, usar o ser usado, y se rehusaba a abandonar aquella actitud protectora que había adoptado desde pequeño para no salir más dañado.
Sabía que aquello le carcomía por dentro porque a este paso, por más que quiera sería incapaz de sentir algo por alguien, y sería peor.
- Lo conozco tan bien que tengo una idea de lo que está pasando. No se abra aún si así lo desea, pero por lo menos dele la oportunidad a ella en conocerlo y usted también conózcala, y así si usted ve conveniente puede establecer una amistad con ella. - Aconsejó el mayor mientras el menor asentía.
Byakuya sabía que había más gente mala que buena, pero si rechazaba a todos y los trataba a la defensiva por precaución, nunca los conocería y perdería a gente que si vale la pena. Es decir, no se involucraría sentimentalmente aún porque no la conocía del todo, pero le daría la oportunidad.
- Gracias, Aloysius. - Sonrió el rubio saliendo de la habitación en camino a la casa de la escritora.
Este capítulo también va para ustedes, osea hay gente que es una mierda pero no por eso serás totalmente indiferente con los demás, es decir, cuando conoces a alguien lo recomendable es conocerse mutuamente y luego evaluar si realmente vale la pena para comenzar una amistad/noviazgo con aquel individuo.
Yo antes era bastante dependiente y por eso lo saludable es encontrar un "punto medio" así si pierdes a esa persona no te derrumbas totalmente, pero a la vez te duele.
No sé si me dejo entender, pero intenten no ser muy apegados o ser demasiado indiferentes, pues ningún extremo es saludable.
Debería ser sicólogo.
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Mi Eterna Inspiración (TOGAFUKA)
FanficIntentaré actualizar lo más seguido posible. Togafuka, si no te gusta el ship puedes ignorar esta historia.