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- Con Toko, una hora antes aprox. - 

Valentine acababa de salir de la casa en donde la escritora y él se hospedaban actualmente, dejando a una ojigris pensativa.

Sus ojos se encontraban hinchados de tanto llorar, pues durante la ausencia de su amado no había podido hacer nada más que lamentarse. No comía, no dormía, y se había ausentado a clases, el único que le traía algo de comer era su compañero.

Sentía que algo iba mal, muy mal, lo venía sintiendo desde el inicio, y más cuando escuchó aquella voz en la llamada. Era evidente, era la voz de Byakuya, pero temía que fuese una simple alucinación.

Estaba claro que el heredero y el poeta no se llevaban nada bien, pero ¿realmente eran capaces de dañarse mutuamente? No lo esperaba de ninguno, mucho menos de Byakuya, él no caería tan bajo.

Tampoco quería desconfiar del ojiavellana, pues era su amigo desde hace años, pero admitía que todo era muy conveniente.

Demasiado conveniente.

Cuando le llegó el mensaje de texto hiriente por parte de Byakuya, alguien le había robado el celular.

Cuando estaba viviendo en la mansión Togami y todo iba de maravilla, incluso cuando había besado al que le gustaba, le dio las malas noticias sobre el comportamiento de Byakuya.

Los chats con otras chic- Un foco se encendió sobre su cabeza.

El teléfono desaparecido... Y luego unos chats incriminándolo... Incluso Valentine había confesado que él fue quien escribió aquel mensaje.

Qué estúpida había sido todo este tiempo, la respuesta había estado delante de sus narices, sólo que los encantos del poeta la habían distraído. 

Era cierto que Byakuya no le mencionó en ningún momento sobre aquella carta que le mandó su padre, pero esa no era razón para desconfiar de él.

Lo único que no le cuadraba era la existencia de esas supuestas "testigos" de Valentine, quienes le dieron la razón en lo que hacía. Luego le tomaría importancia, porque lo más probable es que hayan sido multicuentas de este mismo. Ahora debía concentrarse en recuperar a su amado, que posiblemente se encuentre con el castaño.

Sabía que si se ponía a investigar ella, jamás lo encontraría, por lo que con mucho pesar, sacó su arma secreta.

Antes de hacerlo colocó una nota en la mesa, para que Syo la viese y supiese qué hacer.

"Tengo la sospecha de que Byakuya ha sido secuestrado por Valentine. Hace unos pocos minutos salió, intenta seguir su olor hasta encontrarlo y seguirlo. Hazlo por las dos, ¿sí? no dejes que lo dañen más, está herido."

Después de escribir la dichosa carta, con la punta de sus trenzas se cosquilleó la nariz hasta estornudar.

- Actualidad - 

- Bienvenida Syo. - Saludó el castaño con su típica sonrisa. El rostro de Kyoko reflejaba su confusión y Togami estaba más despierto que nunca mientras miraba a la genocida.

 - ¡Byakuya! - Chilló la pelimorada. - ¡Mi príncipe! ¡¿Qué le hiciste, perra?! - Le gritó a la detective, la cual aún estaba atónita. 

- ¿Toko...? - Preguntó soltando al rubio para que no se malentienda la situación. 

- ¡Mira como está! ¡Ahh~! - Se acercó al heredero mientras de un zarpazo cortaba la mordaza que lo enmudecía y las sogas que lo apresaban.

- ¡S-Syo! - Exclamó la víctima.

- ¡Amo! ¡Está muy herido! ¡Mataré a quien lo haya dejado así! -  Gritó apuntando con sus genotijeras a los dos presentes restantes.

- ¡Es mi día de suerte! - Chilló alegremente Naodai. - Syo, cariño, ¿estás enojada conmigo, verdad? - Preguntó con una voz ansiosa e impaciente. 

Mi Eterna Inspiración (TOGAFUKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora