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Valentine miraba con fastidio lo pegaditos que estaban el heredero y la escritora, deseaba encontrar la oportunidad para llevarse la atención de Toko pero todos estaban encima de él, por lo que necesitaba crear una distracción.

Se le ocurrió una idea brillante. Aprovechó que había alcohol y decidió integrarlo en un juego para así todos caigan rendidos y lo dejen en paz.

Terminaron de jugar el clásico verdad o reto y sugirió entretenerse con "yo nunca nunca", pero en vez de bajar un dedo, tenían que tomar una copa de alcohol.

La mayoría estaba entusiasmado con la idea, pues aparte que el verdadero talento de Val hacía su trabajo, todos deseaban probar su primera borrachera.

Y así empezó la partida, iniciando con preguntas calmadas e inocentes para entrar en ambiente. Al poco rato subió el nivel y los primeros ya iban probando sus primeras copas, (a excepción de Sayaka y Leon, quienes ya estaban dormidos). 

- Yo nunca nunca he besado~ - Propuso una sonrojada Junko, quien ya había tomado un par de copas. Era una pregunta difícil, pues la mayoría caería. Varios de los presentes tomaron una copa y la bebieron, incluyendo a Byakuya. 

La escritora prestó atención en los gestos del joven mientras tomaba la bebida, estaba algo molesta por no poder ser su primer beso.

Los pensamientos se intensificaron, imaginando como el rubio besaba apasionadamente a otra dama, mientras la agarraba de la cintura... y la desvestía... 

"¡Ya ha tenido relaciones!" - Concluyó de manera abrupta la pelimorada, devastándose en el acto.

El ojiazul no pasó por alto las extrañas expresiones que hacía Fukawa mientras imaginaba el *suceso* por lo que le tocó ligeramente el hombro para hacerla despertar. 

La última se sobresaltó y frunció el ceño, se sentía traicionada y no sabía por qué. De alguna manera estaba enojada con Byakuya, y eso le molestaba aún más. 

¿Por qué tenía que estar así? ¡Eran sólo amigos! O bueno... se suponía que sólo son eso...

Apretaba la copa sin beber con fuerza, intentando calmar su ira. 

- ¿Pasa algo? - Preguntó el de al lado mientras tenía un leve sonrojo, el alcohol hacía efecto. Sólo había sido una copa, pero era todo un primerizo en esas cosas y sabía que se arrepentiría después ya que la borrachera es de plebeyos, pero deseaba probar cosas nuevas con ella.

- N-No... - Respondió inmediatamente la escritora desviando la mirada. - C-Claro que n-no p-pasa nada... - Mintió.

- Te conozco, estás enojada. - Concluyó con una sonrisa arrogante mientras la contraria se sentía algo intimidada. Había *algo* en la mirada del rubio que jamás había sentido.

- Yo nunca nunca me he enamorado. - Propuso Valentine para emborrachar más al ojiazul, pues estaba más que claro que sentía algo por *su* Toko.

Inesperadamente Byakuya rio y tomó la copa bastante rápido, empeorando su estado. Eso terminó por enfurecer a la ojigris, pues ya se había creado toda una saga de novelas entre el heredero con otra chica.

Los celos de la ojerosa colapsaban, parecía que botaba chispas de los ojos y se agarraba de las trenzas fuertemente. 

Había quedado en su mundo, por lo que no escuchó con claridad las demás proposiciones. Lo único en que se fijaba era cómo su amigo tomaba una tras otra, tras otra, tras otra copa.

"Tiene una amiga de la infancia de la que siempre estuvo enamorado, tuvieron su primer beso y se aman demasiado, solo que no pueden estar juntos porque ella no va a Kibogamine... Byakuya irá tras ella... se casarán y tendrán herederos... m-muchos herederos..." - Pensaba compulsivamente la pálida chica mientras se arrancaba de los pelos.

Su burbuja explotó cuando alguien la jaló del brazo y la llevó a rastras a una de las habitaciones.

Al ver quien era su "secuestrador" se dio con la sorpresa que ahí estaba el rubio, con la camisa bastante desarreglada y sonrojado por el bochorno de su estado. 

- Dime que te pasa. - Espetó cortantemente mientras se acercaba cual cazador a su presa hacia la joven.

- ... - Pensó en si era bueno seguir ocultándolo, después de todo no podía pensar con claridad y terminaría soltando la verdad. Sus ojos se perdían con los gélidos azulados del contrario, mientras veía como se acercaba más esperando respuesta.

- ¿No sabes hablar? - Preguntó arrinconándola a la pared. Toko no se sentía incómoda, al contrario, su corazón latía a mil al sentir la respiración caliente del heredero. 

- ¿Ha-aces lo mismo con t-tu amiga? - Preguntó desviando la mirada.

- Qué. - Byakuya se detuvo y puso un rostro de confusión demasiado bizarro por su ebriedad. 

- L-La que te gusta... D-De seguro la b-besas todas las n-noches... - Al escuchar eso, soltó una carcajada por lo bajo, sorprendiendo a la escritora.

- Syo no te ha comentado nada, ¿verdad? - Preguntó recordando todas las escenas que pasaba con su alter ego. 

- ¿Q-Qué cosa? - Preguntó esperando lo peor.

- Es bastante cruel de tu parte decir y comportarte como lo haces cuando tú eres la que escapas en las diversas situaciones.. Nunca te haces cargo. - Dijo el rubio acercándose torpemente a la contraria mientras la sostenía de la cintura. - ¿Por qué eres tan malvada? - Preguntó con una sonrisa mientras se aproximaba a sus labios.

La escritora no entendía absolutamente nada, pero decidió no preguntar por el estado de su compañero. Sentía que su corazón explotaría de la emoción en cualquier momento, aunque le molestaba que el ojiazul hable con acertijos.

Sus labios chocaron haciendo que una corriente eléctrica pase por ambos. 

La ojigris tenía los ojos bastante abiertos por la impresión, no podía imaginar que por fin estaba dando su primer beso y... con él

Sus lenguas jugueteaban mientras el más alto estaba satisfecho con sus suposiciones. Definitivamente besar a Toko se sentía diferente que hacerlo con Syo, se sentía... mágico, intenso, amoroso, pero a la vez lujurioso, húmedo y placentero.

Byakuya era consciente que no estaba en sus cabales, por lo que decidió detenerse antes de llegar a algo más. Ambos se miraron fijamente con una sonrisa, dispuestos a volver a juntar sus labios pero algo les interrumpió.

- ¿Toko? Ven, es importante. - Entró Valentine con una expresión bastante preocupada. 

El menor de los Togami quería arrancarle la cabeza en ese momento pero se sentía demasiado débil y al momento en el que su amiga se separó, cayó rendido en la cama, durmiendo como un bebé.

Escritora y poeta salieron del cuarto, mientras la primera lo seguía.

Mi Eterna Inspiración (TOGAFUKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora