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Ya habían pasado algunas semanas desde el inicio de clases, específicamente se encontraban por la mitad del segundo bimestre escolar. La escritora se juntó poco a poco con Asahina y Sakura, puesto que se dejó llevar por la amabilidad de las deportistas. Su "relación" con el rubio era algo amistosa, es decir, casi siempre escupía frases en las que no sabía si le insultaba o bromeaba, pero por lo menos pasaba unos cuantos recesos leyendo junto a ella.

Byakuya tenía una lengua venenosa y la ojerosa lo sabía muy bien, sin embargo, tiene en cuenta que por dentro no es tan duro como aparenta, o bueno, eso es lo que quiere creer. 

Toko a veces piensa que su compañero debió tener una infancia y niñez complicada pues al igual que ella nunca habla de eso, y algo debió de haber sucedido para formar una personalidad tan borde y desconfiada. Cada vez, nuestra protagonista se interesaba más por el heredero definitivo, pues además de su belleza, inteligencia y seguridad; siente a alguien cálido que por todo el daño que ha sufrido se ha ido perdiendo, hasta crear a alguien calculador y frío. Sabía que no podría traer de vuelta al antiguo Byakuya (especialmente porque no sabe con certeza si existió una fase dulce de él o no) pero aún así, realmente disfruta el tiempo que pasa con él.

Recuerda que los primeros recesos el ojiazul se quejaba del insoportable hedor de su compañera, lo que causó que la pelimorada se bañase más seguido. Cuidó más de su apariencia pues tenía miedo de que el joven de los Togami pensase que era una asquerosa (aunque ya lo hacía).

Ahora mismo se encontraba en su habitación haciendo los deberes, su situación familiar no había cambiado mucho lamentablemente, pero le animaba que su preparatoria no sea tan tortuosa.

Cada vez se hacía más tarde y Toko cerró el cuaderno para ya descansar, pues había terminado todas las tareas acumuladas que tenía. Últimamente había publicado la obra en la que estuvo trabajando por inicios de año, la que para su suerte volvió a ser un best-seller y eso la motivó a seguir escribiendo más y más.

Miró la hora y no era *tan* tarde como para dormir, por lo que continuó escribiendo el nuevo libro que recientemente había empezado. Obviamente también trataba sobre romance, pero esta vez tenía un aura más oscura. Era arriesgado, pero quería crear una nueva era en la que sus pensamientos más deprimentes florezcan hasta que brillen como diamantes.

El tiempo pasó y era casi medianoche, por lo que decidió acostarse para levantarse temprano al día siguiente. Le dio sed, por lo que antes de ponerse su pijama fue a la cocina donde se encontró con una de sus madres , la no biológica, inhalando un polvo blanco.

Tenía una idea de lo que podría ser eso, por lo que decidió ignorarlo y se dirigió hacia la alacena donde se guardaban los vasos, sirviéndose algo de agua.

- ¿Q-Qué haces despierta a estas horas? - Preguntó la adulta acercándose a ella mientras tenía un poco de polvo pegado en su nariz, el cual por el movimiento se esparció por el aire llegando a las fosas nasales de Fukawa y...

¡Achú!

La pelimorada tardó un momento en responder, lo que asustó a su madre y decidió subir fingiendo no haber visto nada. 

Una larga lengua salió de su boca mientras miraba a todos lados, hacía un buen tiempo que no salía y debía aprovecharlo al máximo antes de que la señorita tartamudeos volviese a la realidad.

Le generaba curiosidad cómo le había ido a la idiota de Toko en la Academia Kibogamine, después de todo, ella también era una estudiante definitiva, específicamente la asesina definitiva. No podía esperar en saber cómo era su estadía en aquella institución, quizá le dejaría una nota para exigir que le cuente.

Aprovechó en adentrarse en la calle para distraerse ya que hace bastante no caminaba bajo la luna. Antes que nada, se aseguró de traer sus genotijeras bajo su larga falda y salió sin avisar con una gran sonrisa maníaca.

Era bastante tarde ya, por lo que no había casi nada de gente rondando por ahí. Varios pensamientos pervertidos le inundaron la mente preguntándose si habría algún chico lindo para matar y mojar sus panties mientras su sangre se derramaba a borbotones.

Pensó bien, pues logró observar a un chico peliblanco rondando solo solito por un callejón, era el objetivo perfecto.

Al acercarse, él le dirigió una mirada perdida y una sonrisa. Empezó a hablar sobre la peculiar suerte que poseía, pues se acababa de encontrar un billete en el suelo. La asesina se fijó que tenía una bolsita con un pez dentro, era naranja y parpadeaba muy lentamente. Nadaba tranquilo hasta que el muchacho lo dejó caer de casualidad al sentir como la larga lengua de la contraria lamía su cuello.

Mientras que el albino parloteaba, Syo había mirado a los alrededores para confirmar si no había nadie y atacó.

El calor empezó a llegar a su cuerpo mientras besaba los labios del pálido chico y no evitó sacar unas tijeras y clavarlas su lado, haciendo que este se sobresalte.

Su larga lengua buscaba sangre que lamer, por lo que clavó una segunda tijera pero el contrario la esquivó. Algo confundida le tapó la boca para que no gritase y clavó una tercera tijera, pero solo atinó en su verde capucha.

Estaba enfurecida, ¿acaso había perdido sus habilidades? No, no era eso. El chico era el que tenía demasiada suerte y se movía en el momento justo para evitar ser asesinado.

Sacó una cuarta tijera y apuntó a la pierna derecha del joven, pero la esquivó nuevamente. El pálido joven empujó a la chica escapando en el acto. El pobre pez se había quedado tirado en el piso sin enterarse de nada, llamando la atención de la genocida, quien lo miró fijamente.

Volvió a la realidad y recordó que no podía dejar testigos de su apariencia, por lo que lo persiguió raudamente. El joven corrió cruzando una pista justo antes de ser atropellado por un largo bus que pasaba a toda velocidad, la chica tuvo que esperar a que pasase este vehículo para continuar pero ya lo había perdido.

Miró por todos lados para hallar alguna pista de su destino pero no encontró nada. Maldijo en sus pensamientos y huyó hasta perderse en la oscuridad.

Primera actualización del año wiiii y la primera aparición de la genocida sisi

Mi Eterna Inspiración (TOGAFUKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora