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La escritora seguía al poeta, quien entró a otro cuarto bastante apartado.

Los dos se acomodaron al borde de una cama, listos para iniciar una seria conversación.

- Toko... Sabes que somos muy buenos amigos.. - Tanteó el ojiavellana con voz temblorosa.

- Ya.. - Respondió la ojerosa con algo de molestia.

- Sé que Byakuya te está cortejando pero.. por esa misma razón tengo que enseñarte esto. - Dijo sacando su celular. Lo prendió y entró a varios chats de distintas chicas. - Tenía un mal presentimiento sobre ese sujeto, pero no me esperaba esto... - Le mostró varias capturas que le habían mandado aquellas chicas con el chat de Byakuya. Básicamente era él diciendo lo que normalmente le suele decir a Toko.

La pelimorada estaba anonadada, no quería ser crédula porque sabía que su amigo era una persona bastante difícil de tratar pero... El miedo empezaba a recorrer por todo su cuerpo.

- E-Esto no es todo, mira. - Le mostró algunas capturas, esta vez de una chica con el chat del propio Valentine, la cual le contaba que el tal Byakuya sólo la usaba sexualmente. Afirmaba que su modus operandi era manipular a cualquier chica, invitarla a su casa, y después aprovecharse de ella y su vulnerabilidad. 

También le enseñó otro chat donde otra joven afirmaba que el rubio le había sacado fotos íntimas y solía lucrar con ello, o incluso venderlas a distintos jefes de empresas a cambio de beneficios y tratos. 

Por último había una última chica donde declaraba que el heredero fingía estar ebrio para aprovecharse de distintas adolescentes, y luego excusarse con que no sabía lo que hacía.

Toko no quería creer nada de eso, pues sabía que el menor de los Togami no era así, pero también sentía el miedo de ser utilizada como las demás.

- Escucha.. Sé que es difícil y por eso es que intenté distanciarte de él. No es nadie de confiar, y estás cayendo en sus manipulaciones. 

- N-No... No puede ser posible Val... É-Él no es así.. - Intentó refutar la ojigris con los ojos llorosos.

- Si lo ves desde otro ángulo todo cuadra pues se sabe que el cabeza de familia de los Togami tiene varios herederos con distintas mujeres... Sólo las usa como máquinas de parir, es por eso que las engaña. ¿Acaso no te das cuenta? ¿o es que ya te dijo lo de la carta que le envió su padre? - Contraatacó el castaño.

- ¿C-Carta...? - Se desconcertó aún más.

- Sí, encontré la información en su celular y... Sí, sé que recibiste un mensaje hiriente.

- ¡¿Fuiste tú?! - Se exasperó la pelimorada.

- Sí Toko, pero intentaba protegerte, ya tenía cierta información pero no la suficiente como para que te des cuenta. Deseaba que se alejasen antes de que sea demasiado tarde... Perdóname... - Agachó la mirada.

- P-Pero.. ¿D-De donde salieron esas m-mujeres? - Preguntó con la voz quebrada mientras temblaba.

- Bueno, investigué bastante pero eso no es importante. Sé que estuvo mal no decírtelo antes pero debía tener la suficiente información y pruebas como para que me creas. Por favor, sabes que deseo lo mejor para ti, no permitiré que caigas en sus sucios juegos... - La agarró de los hombros intentando calmarla, pero ella seguía temblando.

- P-Pero acababa de besarme... - Susurró con un hilo de voz mientras tenía la cabeza gacha.

- Oh... Así que deseaba hacerlo contigo hoy y luego excusarse con que no sabe nada... - Dijo con un tono apenado.

- N-No... N-No puede ser... - La ojerosa no soportó más y rompió en llanto. Estaba asustada, decepcionada, enojada... Un cúmulo de emociones que mientras pasaban los segundos se acrecentaba cual bola de nieve.

El castaño aprovechó para abrazarla y decirle que todo estaría bien pues felizmente llegó a tiempo, autoproclamándose héroe. 

- Toko... Sé que es difícil creerlo, pero jamás te he fallado. Aparte... No olvides que fui el primero en saber de la existencia de Syo, y tu secreto siempre estuvo a salvo conmigo. Por favor, dame el honor de tener tu confianza.. - Dijo Valentine mientras le acariciaba la mejilla. La contraria estaba aún confusa y seguía llorando, pero no planeaba salir aún más dañada por lo que terminó asintiendo.

Ambos se dieron un abrazo reconfortante mientras el joven acariciaba el cabello de la contraria hasta que se quedase dormida en sus brazos.

Con una sonrisa cínica miraba como dormía encima de él, totalmente a su disposición. 

- Eres mía, cariño, no lo olvides, mi amada. - Susurró mientras le daba un breve beso en los labios resecos de la pelimorada.

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El sol se asomaba por la ventana, lo que despertó a la escritora. Tenía fe en que todo había sido una horrenda pesadilla, pero despertó al lado del ojiavellana, confirmando que la información sobre Byakuya era real.

Sus ojos le ardían por tanto llorar la noche anterior, y recordó que estaba en la casa de Junko. 

Salió del cuarto viendo a todos sus compañeros desparramados por el piso mientras dormían pesadamente. Estaba segura que tendrían una resaca terrible.

Se dirigió hacia el cuarto donde el heredero le había robado su preciado primer beso, encontrándolo alistándose.

- Buen día Toko. - Saludó formalmente como siempre. 

- ... - No respondió nada, sólo se quedó mirándolo fijamente cómo se amarraba los pasadores de sus zapatos. El rubio, al no escuchar respuesta, dirigió su mirada a la ojerosa.

- ¿Pasó algo? - Preguntó al ver sus ojos hinchados.

- No lo recuerdas, ¿verdad? Él tiene razón... Usas la misma técnica... Siempre.

- ¿De que hablas? - Preguntó extrañado, pues tenía recuerdos borrosos de la noche anterior.

- ¿Por que no intentas recordarlo? ¿Acaso quieres todo masticado? Piensa un poco, decepcionas. - Contestó venenosamente la pelimorada.

- Deja de hablar con acertijos. ¿Por qué estás molesta? - El ojiazul se acercó hacia su amiga intentando tocar su brazo.

- ¡No me toques, asqueroso! - Gritó la ojigris alarmando al contrario. Byakuya se sentía herido, y no podía recordar si la había cagado la noche anterior. Su corazón ardía al ver como la chica de la que estaba enamorado lo rechazaba de esa manera.

- ¿Qué te pasa? - Preguntó tragando la saliva fuerte.

- No, ¡Yo soy la que debería preguntarte eso! ¿Planeabas aprovecharte de mi vulnerabilidad? ¿Cómo lo haces con todas? Claro, ¿Cómo es que el gran Byakuya Togami me dejaría estar en su casa así de gratis? - Gritó la escritora despertando al poeta, quien ingresó corriendo.

- Aléjate de ella, enfermo. - Amenazó, llevándose a Toko y dejándolo a solas.

Todo había sucedido tan rápido, y lo que más le frustraba es que no recordaba absolutamente nada. 

Su pecho dolía por las palabras hirientes de su amiga, se sentía traicionado, pero estaba seguro que Valentine tenía algo que ver, nuevamente.

Su instinto le ordenaba cerrarse totalmente como lo haría antes, pero tenía que descubrir lo que había pasado la noche anterior, y desenmascarar al poeta.

Su orgullo estaba por los suelos, pero... Se había vuelto adicto a cierta escritora.



Mi Eterna Inspiración (TOGAFUKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora