Como dijo aquella mujer en el hospital.
Los cuatro jinetes caminaban por la tierra, una reina los mantuvo bajo control por un tiempo.
Pero la reina se apago y ahora.
Están libres, el rencor recorre sus venas y el hambre de venganza los consume...
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Jerry...
-Te extraño cariño- observó por décima vez la foto de Mia en el pequeño cuadro que tengo en mi sala.
Mis ojos se empañan y las lágrimas salen sin control, es muy duro. Ella era lo único que me quedaba, mi chica, mi...
Solo estoy ayudando a los Trust porque quiero justicia para ella, luego, me encargaré de cazarlos uno por uno. Así me demore el resto de mi vida haciéndolo, se lo debo.
Tomo mi bolso y salgo del apartamento, debo entrenar o mi cabeza comenzará a jugarme malas pasadas como siempre.
Entro al gimnasio y voy directo al vestidor donde me cambio y me pongo una sudadera y unos short deportivos. Me coloco los audífonos y su lista de música favorita empieza a sonar por los parlantes.
La rutina dura alrededor de dos horas, en las que simplemente prefiero que el dolor que siento sea fisico y no emocional.
Alguien me tocó el hombro y me giró a ver quien es.
-¿Disculpa?- me quito los cascos.
-¿Estas bien?- una castaña de ojos verdes me sonrie,
-Si. ¿por qué?- mi tono es secante.
-Te veias triste... ¿eres soltero?- la escaneo y se ve hermosa, pero...
-No, soy viudo- vuelvo a colocarlos y sigo con lo que hacía.
Vuelve a interrumpir.. -¿Quieres ir a tomar un trago o algo?-
-Son las 8 de la mañana, y no- ruedo los ojos -no estoy interesado. Si me permites, quiero terminar esto e irme al demonio-
Bufa y se va ofendida.
No era mi intención tratarla mal, pero no puedo estar con alguien que no sea Mia, no puedo.
Al finalizar todo, tomo una pequeña ducha y vuelvo a colocarme lo que llevaba al principio, una camiseta con una chaqueta de cuero, vaqueros y unos botines negros. Cuelgo el bolso de mi hombro y salgo del gimnasio.
De pasada veo un café, donde solíamos ir. Me detengo y entró al local, hay poca gente. Es uno de esos días lluviosos en Londres.
Me acerco a la cajera y pido un capuchino y un panque para ir comiendo de regreso a casa, salgo y subo el cierre de la chaqueta cuando una llovizna cae.
Subo al coche y me quedo estacionado, en silencio mientras oigo caer el agua por los costados. Llevo el líquido a mis labios y mi cuerpo está gustoso de que esté caliente.
Mientras veo a la gente caminar, escucho que alguien maldice del lado de la acera, giro mi cabeza a ese lugar y una chica mira su café tirado en el suelo. Sonrió, es igual de torpe que ella.
Cuando esta de perfil, creo que mi cabeza juega una mala pasada, porque.. podria jurar que es..
Ella?
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