Como dijo aquella mujer en el hospital.
Los cuatro jinetes caminaban por la tierra, una reina los mantuvo bajo control por un tiempo.
Pero la reina se apago y ahora.
Están libres, el rencor recorre sus venas y el hambre de venganza los consume...
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Mia...
Todo a mi alrededor daba vueltas cuando abrí los ojos, mis oídos zumbaban y tenia una fuerte migraña. Levante un poco la cabeza encontrándome a los cinco allí, completamente dormidos.
-Despertaste- Arakiel se levanto del pequeño sillón individual en el que estaba.
-Yo...- busqué a mis hijos -¿Cuánto llevo durmiendo?-
-Solo una hora- se sentó en el borde -Mia...-
Se hizo un silencio en el que el pelirrojo buscaba como preguntarme algo que ya sabia.
-Si los recuerdo- sonreí y lo vi destensar su cuerpo.
-Joder- me tomo en sus brazos apretándome a él -te extrañe tanto, yo no sabia que tu estabas vivas, te juro que no lo sabia- mi piel se mojo con sus lagrimas.
-Sh- Acaricie su cabello -lo se-
-ARAK- grito Azk al abrir los ojos y encontrarme sobre su hermano -te dije que no la despertarás-
-Ella -
Se levanto del piso y vino a nosotros, me quito de las piernas de Arakiel y sentó sobre el colchón de nuevo -Perdona Mia, no queremos agobiarte-
-.Tranquilo niño tonto- sonreí.
-Pero es que le dije que no te moles..- se quedo a mitad de la oración, frunció el ceño y volvió a repasarme -¿Cómo me dijiste?-
-Niño tonto, mi niño tonto-
Sin mas, se lanzo sobre mi -Dios, ¿me recuerdas?- sus ojos se empañaron -dime que no estoy soñando.-
Le pellizque el brazo y gruño. -Nop, estas despierto-
-Primero...Auch- puso una mueca. -y segundo, te amo-
-También te amo-
El beso comenzó suave pero poco a poco fui perdiendo la cordura y necesitando más de él, quería que me consumiera. Las manos de Arak se movían por mis muslos desnudos quitándome jadeos que ahogaba en la boca de su hermano.
Azk se separo de mi, y vi sus pupilas totalmente dilatadas -Necesito tenerte- mordió mi labio -joder, lo necesito-
-Hazlo- mire al pelirrojo -háganlo-
-Vas a ser una buena niña y no hablaras- Arakiel metió la mano en la camiseta, dando pequeños toques por mi abdomen -no queremos que los demás despierten-
-Esta vez, eres solo nuestra- gruñó el otro contra mi oreja, y luego paseó su lengua desde mi lóbulo hasta la clavícula.
-Mierda- jadee.
Los dedos del pelirrojo tomaron mi pezón derecho y lo apretaron -dije que sin hablar-
Asentí.
-Esa es mi fresita- dejo un beso en mi barbilla, me quito la ropa y quede totalmente expuesta, con solo las bragas.
