Como dijo aquella mujer en el hospital.
Los cuatro jinetes caminaban por la tierra, una reina los mantuvo bajo control por un tiempo.
Pero la reina se apago y ahora.
Están libres, el rencor recorre sus venas y el hambre de venganza los consume...
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Ramiel...
-Ram ¿estás seguro de lo que vas a hacer?- Uriel me miraba desde el sofá.
-Es la única opción- busqué mi saco -oíste lo que dijo el amigo de Azk, tuvo que detener a Asher o habría abusado de Mia. No puedo esperar más-
-Pero ya tenemos todo planeado, lo haremos dentro de tres días- Arak quiso detenerme.
-Ella me necesita- mire a Azkeel, buscando que él me apoyara.
Se levantó de su asiento y se acercó a mi -te acompaño, hablemos los dos con ese hijo de puta y si se pone intenso lo mató-
-Gracias- me sentí aliviado de tener al antisocial con problemas de ira de mi lado.
Azazel venía desde la cocina y nos miró un poco confundido, antes de escuchar a nuestro otro hermano- Aza, diles que están actuando por simple impulso, que no piensan las cosas bien-
-¿Donde van?-
El pelinegro se encogió de hombros señalándome -donde él me lleve-
-¿Y tú?-
-Donde él quiera ir- sonreí de lado.
Bufo -ni siquiera quiero tener dolor de cabeza por culpa de ustedes dos, demasiado estresado estoy. Hagan lo que quieran, pero olviden que nuestra prioridad es ella-
Azk levantó la mano para hablar -¿le puedo sacar un par de dientes?-
-Si puedes- parecía una conversación de padre e hijo totalmente normal. -solo dejalo con vida-
-Esta bien-
Ambos salimos del apartamento que habíamos rentado para estar más cerca de Mia en caso de que algún imprevisto sucediera y recibiéramos la llamada de Mark pidiendo ayuda. Bajamos hasta el estacionamiento subterráneo y nos dirigimos a la sección donde estaban nuestros coches, saque la llave creyendo que iríamos en el mio pero Azkeel pasó de largo y subió al suyo.
-¿Qué esperas? ¿Una invitación?- me gritó desde dentro -sube tu trasero a mi auto-
Bufé de mala gana, porque quería conducir pero conociendolo, iba a ser una pelea de dos o tres horas en la que probablemente terminaríamos yéndonos a los puñetazos. Subí y me abroche el cinturón mirándolo de mala manera.
-Quería ir en el mio-
-Te jodes- sonrió de lado poniendo en marcha el automóvil.
El edificio donde estaba la empresa de Donovan quedaba a 5 minutos de donde nos estábamos quedando, por lo que no se nos hizo difícil llegar. Dejamos el coche una calle antes y caminamos hasta el lugar. Al entrar, en el lobby, la encargada nos observó y frunció el ceño.
-Buenos días-
Mi hermano ni siquiera la miró -Vengo a ver a Donovan-
-¿Tiene cita?- la joven parecía decidida a no dejarnos pasar.
