Como dijo aquella mujer en el hospital.
Los cuatro jinetes caminaban por la tierra, una reina los mantuvo bajo control por un tiempo.
Pero la reina se apago y ahora.
Están libres, el rencor recorre sus venas y el hambre de venganza los consume...
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Mia...
Todo el tema de Jerry me tenía completamente descolocada y mi mente era un caos, no quiso contarme nada pero me pidió verlo en su departamento. Sus palabras fueron muy contundentes, mi marido no debía saber que yo lo recordaba.
Por alguna razón, le hice caso. Y tomé la oportunidad perfecta, mi esposo se ausentaría unos días por unos negocios en Estados Unidos y podría ir.
Me encontraba subiendo en el ascensor de su edificio, no supe como pero recordaba su piso y todo dentro de él. Mis dedos se movían sin cesar, estaba completamente nerviosa y parecía que mi corazón saldría de mi pecho disparado.
Antes de golpear a su puerta, me detuve a pensar nuevamente si estaba haciendo lo correcto, acto seguido di dos toques sobre la madera. Esta se abrió segundos después mostrándome al castaño con una media sonrisa y vestido con un chándal y un suéter.
-Hola cariño-
-Jerry...- no pude evitar verlo de nuevo, era jodidamente hermoso -hoa-
-Pasa-
Asentí y me interné en su apartamento.
-Estaba preparando la cena, si quieres puedes esperar en el sofá- paso a mi lado rozando mi cintura con sus dedos.
-¿Esperas a alguien más?- mire los lugares en la mesa y habían cuatro sobrantes.
-Yo... unos amigos ¿no te molesta?-
Negué divertida -hace mucho no hablo con personas ajenas a mi trabajo, supongo que me hará bien- camine a su lado y me apoye en el mármol de la mesada.
Mientras él revisaba algo del horno me permití admirar cada uno de sus movimientos, y quise recordar porque lo había olvidado. -Jerry, ¿Sabes qué me pasó?-
-Tuviste un accidente- alguien entró por la puerta. Era el paciente que estuve atendiendo en el psiquiátrico.
Me sobresalte, buscando a mi amigo por todas partes. Lo que más me sorprendió fue ver detrás de él a los sujetos que conocí en esas mini vacaciones con mis hijos.
El pelirrojo del cual no recordaba el nombre se acerco mientras yo retrocedía, todo a mi alrededor parecía estar en movimiento, no entendía que ocurría en ese lugar. -¿fresita?- el tono de su voz hizo que una punzada se localizara en mi cabeza.
-Cariño- Jerr me tomo de la cintura -¿estas bien?-
-Me quiero ir- susurre -quiero ir a casa con mi esposo y mis hijos-
-Fresita... deja que te expliquemos- el castaño de ojos grises del cual si recordaba el nombre, era Azazel. Me tomo de la mano haciendo que lo viera -¿Puedes?-
-No me toques, no te conozco-
-Mia...- ahora era el rubio el que me hablaba, su postura se había vuelto tensa y en su rostro notaba una cierta molestia. -no te vas a ir, y mis hijos van a alejarse de ese hijo de puta-
-NO TE ACERQUES A MIS HIJOS PUTO PSICOPATA- grite. Una cosa era meterse conmigo, y otra muy diferente tocar a mis pequeños. Quise correr a la puerta pero el pelinegro me detuvo.
-ESCUCHAME, MIA- me sujetaba de la cintura.
-No no, deja que me vaya. Azkeel yo confié en ti. Te conté cosas que a nadie- suplique.
-Entiende, no puedo dejarte ir. No de nuevo, nuestros hijos están esperando en un jet privado, nos iremos.-me susurro mientras yo forcejeaba -no pelees por favor, no quiero dañarte.-
-No me toques, mis hijos si tu les toc..- sentí un pinchazo en mi cuello.
Azkeel...
-Se que vas a odiarme al principio, pero... si no puedes recordarme. No te preocupes- acaricie su rostro mientras el tranquilizante hacia efecto.
-Tendré amor para los dos, si tu no puedes amarme, lo tendré niña tonta-
Quedó totalmente dormida en mis brazos, mientras mi corazón se estrujaba de verla así. Pero no iba a dejar que pasara otro puto segundo junto a mi padre, no ella. Y menos mis hijos.
-¿Tenían qué hacer eso?- Jerry llego a mi y quiso cargarla pero no lo dejé acercarse.
-Estaba alterada, terminaría lastimándose a sí misma- Aza sacó su móvil y marcó al piloto y al resto de nuestros hombres.
-Vamonos de este puto pais- espete tomando a mi novia en brazos.
-Iré con ustedes-Jerry se escuchaba muy decidido y yo no tenía ganas de pelear. Aunque me costara y me doliera, Mia solo lo recordaba a él de momento.
-Vamos, los niños esperan en el avión- mi hermano se adelantó y abrió la puerta, lo seguí. Estaba ansioso por ver a los gemelos, no los conocía pero Ramiel me había contado de ellos.
Llegamos y mientras iba subiendo las escaleras con mi niña tonta oí una vocecita dentro.
-¿Y mi mami ya viene?- era una niña, tenía una jodida hija.
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Holis... he vuelto con doble actualización.
Prepárense para moquear y para no entender un carajo en cierta parte.
Se les quiere...gracias por su paciencia, ya estoy mejor
