Como dijo aquella mujer en el hospital.
Los cuatro jinetes caminaban por la tierra, una reina los mantuvo bajo control por un tiempo.
Pero la reina se apago y ahora.
Están libres, el rencor recorre sus venas y el hambre de venganza los consume...
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Azkeel...
Lo último que habíamos escuchado a través del dispositivo que Conrad le entregó a Mia fue algo sobre un embarazo, nos sentíamos demasiado ansiosos otra vez e impotentes, porque aunque quisiera salir corriendo y rescatarla. No podía.
Mientras viajaba, estaba contacto con mis hermanos, esperando noticias, las cuales no recibí porque todo se mantenía en una aterradora calma luego de el homicidio. Baje del jet con un jodido dolor de cabeza pero para mi suerte, Mark ya me esperaba al lado de una camioneta.
-¿Cómo estuvo el viaje?-
-A lo que vine Mark- pase a su lado, a ese tipo lo conocí cuando estaba en el internado. Ambos fuimos abandonados por nuestros padres pero con la diferencia de que él si mato a los suyos cuando regresó a su casa.
Ahora se encontraba trabajando como mercenario cada tanto, pero mas que nada, derrochaba el patrimonio familiar y manejaba la venta de drogas en Europa del este. -¿Entonces ella recuperó la memoria?-
-Mark eres como una vieja chismosa- rodé los ojos.
-Oye, es que quiero saber mas sobre tu esposa, no quieres presentarmela- se quejo, reclamandome - hemos sido amigos desde pequeños-
-Conocidos- lo corregi -conocidos y nada más-
Se llevó una mano al pecho-haces que mi corazón duela, te creía un hermano-
-Tú ni tienes-
-Buen punto- sonrio -buen punto-
Llegamos a su casa, bajamos y ya esperaba alguien del servicio, el preguntar por mi equipaje fue algo inútil ya que simplemente llevaba una mochila en la cual tenia lo mas simple e imprescindible que usaria en esos dos días.
-Lo llevaré a su cuarto- asentí mientras me iba para un lado y Mark tomaba el contrario, tenia que atender unos asuntos y podía esperar.
Al estar en la habitación, sentí la extraña necesidad de escuchar la voz de esos revoltosos niños, mas que nada la de él. Tome mi móvil marcando el numero de Jerry, quien no demoro mucho en contestar.
-¿Hola? ¿esta todo bien?-
-Hola- me sente en la cama -estamos solucionandolo ¿ellos?-
Escuche su risa -¿quieres hablar con ellos?-
Suspire -Si duermen no, no quiero que lloren porque extrañan a Mia-
-También los extrañan a ustedes ¿lo sabes?-
Me parecía totalmente desconocida la paternidad, ya que en los dos casos que tuve un padre. Ninguno sirvió de ejemplo para mi, ni siquiera mi madre, quien se supone, debía ser cariñosa con nosotros. El unico sentimiento de cariño o aprecio, lo conocí con la rubia y fue por poco tiempo.
