Comencemos

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-Te creía menos suicida pequeñaja.

Vainilla abrió sus ojos profundos y verdes, aquellos que había mantenido cerrados con tanto afán durante su descenso, ¿Estaba muerta, o lo había conseguido? Y esa voz... ¿Acaso estaba en el más allá?

-Bueno, parece que tienes por costumbre romperte las alas cuando estas transformada, o lo que es lo mismo, romperte un brazo -dijo la voz algo irónica y con cierta pesadez mientras el pequeño petirrojo pestañeaba aún sin creer su supervivencia -. ¿Vas a seguir así? Es mucho mejor hablar con una niña que con un pájaro, me van a tachar de loco.

Nadas más identificar su voz, la Periwinkle volvió a su estado original. Tal y como le habían dicho, su brazo izquierdo se hallaba totalmente ensangrentado.

-Eiden...

-Mucho mejor así. Que bueno que recuerdes mi nombre, me hubiese ofendido sino lo hubieses hecho -respondió en tono burlón el muchacho a la vez que Babu fruncía el ceño.

-Me tuviste secuestrada, ¿Cómo olvidarlo? -contestó molesta.

-Pero también te liberé, ¿O no?, Pude volver a encerrarte aquél día y no lo hice.

Cierto. Era verdad.

Eiden se levantó y se dispuso a echar a andar acompañado de la oscuridad de la noche mientras la adolescente lo observaba desde el suelo.

-Puedes curarte tú sola, las brujas de la luz pueden hacerlo.

Se le había olvidado que él ya le había desenmascarado, así que, como si fuera lo más normal del mundo, pasó su mano sana sobre su brazo herido y fue cerrando los cortes poco a poco.

-Es cierto pero aún así la mágia no es perfecta, no puedo hacer mucho esfuerzo..., Aunque tampoco parece que esté roto -comentó concentrada en su tarea sin levantar la vista un solo instante. Al hacerlo se encontró con la cara del sujeto cerca de la suya, demasiado cerca; observándola atentamente -. ¡¿Qué se supone que estás haciendo?!

Eiden suspiró y se apartó con un deje curiosidad en su mirada acaramelada. Extendió un brazo a la joven y le ayudó a incorporarse.

-...Son demasiado parecidas.

¿Parecidas? ¿A qué había venido aquello? Realmente Vainilla deseaba preguntarlo pero en ese momento escuchó algo caer a gran velocidad. Algo con cuerpo de niña que vestía prendas coloridas y llamativas. Algo que acabaría cayendo sobre el suelo si Babu no hubiese reaccionado a tiempo y no la hubiese hecho levitar.

-¡Flox!

La mejor amiga de las niñas tenía sangre saliendo de su frente y la cara llena de arañazos. Se acercó a Babu y la abrazó fuertemente.

-Siento interrumpir vuestro momento chicas -dijo el muchacho con una expresión indescriptible -. Pero tenemos asuntos pendientes, ¿No es por eso qué habeis venido hasta aquí?

La Polimon se separó de la pelirroja y escrutó al extraño sujeto con su mirada. Su trenza habitual caía por uno de los lados de su cara, despeinada y medio deshecha, y sus mejillas teñidas de rojo por la sangre del corte no dejaban ver sus pecas que le daban esa visión tan adorable.

-¿Quién eres tú?

-¿Por qué te caiste? ¿No se supone que eres una bruja de la oscuridad?

-No me has contest...

-Es una larga historia. Responde. ¿Por qué has perdido el control de tu vuelo? - Era la primera vez que Vainilla observaba a su ex-captor de aquella manera, preocupado y nervioso -. ¡Di, no te quedes callada! ¡Es importante!

Flox notó como un escalofrío recorría cada parte de su ser al entablar contacto visual con el joven castaño. Su corazón latía fuertemente y un atisbo de terror vistió los ojos normalmente alegres de la chica.

-Yo... Perdí el control -dijo al final sin entender a que venía tanto alboroto.

Eiden se agarró la cabeza con ambas manos y soltó lo que pareció un quejido. Sus ojos se dilataron y sus labios se tensaron.

-Ya está comenzando... No nos queda mucho tiempo... -susurró -. Ir de vuelta al pueblo, rápido, esconderos hasta que yo os llame.

-¡No podemos! ¡Sin mi hermana no ganaremos esta batalla! -exclamó Vainilla determinante. Lo que no se esperaba era la respuesta que le iba a dar el chaval.

-Lo sé, hay que buscarla y sé donde está.

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Pervinca esperaba su señal, su plan debía funcionar y no admitía margen de error. Confiaba en Lucas, en poco tiempo había pasado de ser un desconocido a una persona donde depositar toda su confianza, él tenía que encontrar a su hermana, ella no podía, se arriesgaba demasiado a ser vista.

Su enemigo era muy fuerte, demasiado, un pequeño desliz y todo acabaría en fracaso... Su gemela fingió... Si Vainilla lo consiguió, ¿Por qué no iba a ser ella capaz de hacerlo también?

Observó sus manos desgarradas y posteriormente, su reflejo en el agua. Su cabello pelirrojo y rizado estaba empapado, sus pantalones completamente manchados de barro y su jersey tenía un abujero en el hombre izquierdo. Desde luego así no parecería Babu, ella no era así, y sus rivales ya la conocían.

Entró en la casa de nuevo a gran velocidad, tomó una toalla y se la restrego por todo el pelo envolviéndola sobre este al final. Cogió un poco de agua con sus manos y se lavó la cara, teniendo cuidado con los arañazos en su frente y bajo su barbilla. Ya al menos se parecía más a la imagen de "Chica perdida" que trataba de imitar.

Por último subió a su habitación y se desvistió lo más deprisa que le fue posible, agarró entre sus brazos unos pantalones oscuros y una camiseta básica de Lucas, le quedaba un poco grande, pero al menos iba limpia.

Unos gritos se escuharon desde fuera. Ya vienen.

-Debo acelerar el paso... -susurró ella para si misma mientras bajaba volando a toda velocidad por las escaleras -. ¡Tengo qué hacerlo!

Cogió una capa de lino y la observó durante unos instantes. Lucas le había dicho que aquella prenda la camuflaría sin problemas pero ella comenzaba a dudar. Era de terciopelo negro, ¿Cómo aquello no iba a destacar entre el mar de colores anaranjados que adornan a los árboles durante estas fechas?

Volvió a escuchar unos chillidos, esta vez acompañados de lo que le pareció el trote de caballos dirigiendose hacia allí. Estaban cada vez más cerca.

El corazón le latía a mil por hora, ella misma podía oirlo. Lo que estaba a punto de hacer era muy arriesgado, su vida correría mucho peligro... Pero no podía fallar, no podía ni debía fallar.

Tomó la capa no muy convencida, sujetó su corto cabello con un par de horquillas y salió por la puerta de atrás justo a tiempo para no ser descubierta, los ejércitos del enemigo ya habían llegado. Estaban en la casa.

Echó el vuelo sin tomarse un segundo para coger aliento y puso la extraña capa sobre sus hombros. Lo que sucedió la dejó pasmada, la había transformado. La misteriosa prenda le había dado otro rostro y otra estatura, ahora era una joven rubia de ojos grises, eso impediría que la detectaran.

-Amigo, eres un genio -comentó Vi en voz alta sonriendo en la penumbra de la noche.

Pero la felicidad le duró poco, después de unos treinta minutos volando, la Periwinkle se sentó sobre la rama más baja de una vieja haya a descansar... Y ahí la vi. Tenía una imagen distinta, un rostro nuevo, pero mi corazón me lo decía, era ella.

Desgraciadamente yo no había sido la única que la había visto.

-¡VI NOOOOOOOOOOO!

Fairy Oak: Una nueva batalla.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora