Habían caído otros dos árboles más. Un alcornoque en el jardín de los Bugle, y un naranjo en la plaza del mercado.
Ya había distintos rumores circulando por ahí...Que si todo eso era producido por un cambio climático, que si lo que ocurría era que había una epidemia, que si alguien se dedicaba a talar los árboles cuando nadie miraba...
¡Hasta habían acusado al señor Mc Doc! Se decía que como necesitaba más madera, él mismo hacía que los troncos se soltarán del suelo.
—"¡Tu leñador!, ¡Si veo que alguno de estos pedazos de madera cae sobre mi familia y mis hijos te la voy a armar!" —habíamos oído decir a alguien esa tarde Vainilla y yo mientras hacíamos un recado.
Ante estas acusaciones, el pobre Mc Doc no pudo hacer otra cosa que ignorarlo, pues sabía que si le seguía el rollo se formaría un espectáculo.
Muy pocos conocíamos la verdad del asunto.
Pancracio Pimpernel había tenido otras dos citas más con mi bruja, una de ellas también acompañado por Duff Burdock y aun así, nos tachaba de precipitados.
Dalia y Cicero ya estaban habituados a las charlas que les daba Tomelilla a cerca de los acontecimientos. Los dos estaban ya cansados de tanto alboroto.
Y es que esa era la principal alarma, el problema general.
El valle de Verdellano recordaba perfectamente todos y cada uno de los hechos del último enfrentamiento entre Fairy Oak y un enemigo.
El terror producido por el Terrible 21 había condicionado las vidas de la gente. Y claro, admitir que tenían que tener que que volver atrás y recuperar esos hábitos y ese miedo... Los habitantes preferían ignorar las cosas, darles la espalda, continuar viviendo despreocupados y felices... todo por no querer admitir algo que cada vez era más relevante.
Las niñas no ignoraban la situación y sus amigos tampoco. Alguno ya se olía algo del asunto.
Pic, es el hada de una familia entera de varones. Y esta mañana ya había dicho ella lo que mi bruja no se cansa de repetir.
—"Los chicos se extrañan cada vez más" —comentó. - "Y esto tiene muy mala pinta..."
No podía estar más de acuerdo con ella.
Miré el reloj que colgaba del cuarto de las gemelas. Las cuatro y media de la madrugada y Tomelilla no había regresado.
Salí de mi tarro de mermelada dejando mi diario sobre mi pequeño escritorio y, rápidamente, me asomé por la ventana esperando ver un candelabro que tomase el camino de la calle de los Ogros Bajos. Pero mi esperanza se acabó en el momento en el que me asomé por el cristal. Llovía.
No podía distinguir nada, las gotas de lluvia caían a tal velocidad que era imposible distinguir algo entre aquellos caminos. Pero aunque yo no podía ver nada, alguien si me podía ver a mí.
Me sentía observada, como si tuvieran puestos los ojos encima de mí y no mirasen hacia otro lado.
Salí y me alejé unos palmos del semblante de la ventana. Volví a mirar hacia ambos lados y de nuevo volví a mirar por dentro del dormitorio, las niñas continuaban dormidas.
—¡Feli!
Me volví precipitadamente hacia el lugar de donde procedía el sonido.
—¡Pifano! ¡Qué susto me has dado! ¿Eras tú?
—¿Yo? ¿El qué?
Suspiré y lo dejé pasar, solo por esa vez.
—Nada, olvídalo, ¿Qué ocurre?
—¡La Asamblea está en medio de una discusión! —exclamó ella preocupada. —¡No se deciden! ¡No saben si poner a Fairy Oak en alerta o no!
—¡¿Qué?! —le respondí yo logrando que Pervinca se diera la vuelta dormida, lo que me llevó a hablar en un tono más bajo. —¡¿Cómo es eso posible?! ¡¿Tan ciegos están acaso?!
—El miedo Feli, ese miedo que devora hasta el corazón más puro y que es el causante del irracional comportamiento de los sabios.
Tenía el corazón en un puño. Las ganas de chillar me hacían un nudo en la garganta haciendome incapaz de articular cualquier palabra.
—Yo sabía...pero...pero esto...
—Fairy Oak vuelve a estar en peligro.
—Desgraciadamente así es...todo...todo esto me supera.
—Te entiendo perfectamente, pero, por ahora no podemos hacer nada más... Voy a volver a ver si tienen nuevas noticias... ¡Deseame suerte para sobrepasar esta lluvia! ¡Y recemos porque lo hayan solucionado!
—¡Suerte! ¡Y ojalá que así sea! Por el bien de todos...
Me acababa de despedir de mi amiga cuando oí un fuerte estruendo seguido por un chillido ensordecedor. Volé a dentro de nuevo y encontré a Pervinca con una cara de terror y a Shirley comenzando a derramar lágrimas.
—¡Feli! —gritó Vi a punto de romper el llanto, lo que era extremadamente extraño. —¡Babu no está!
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Fairy Oak: Una nueva batalla.
FanficHan pasado ya un par de años desde que el Terrible 21 abandonó Fairy Oak, pero, ¿Y si un nuevo peligro acecha el valle de Verdellano? ¿Por qué se caen los árboles? ¿Por qué Pervinca vuelve a tener pesadillas? Las gemelas se enfrentan de nuevo a una...