—¡Shirley!
—Oye, oye ¡Qué me asfixsiais! —exclamó la niña pecosa que acababa de entrar. Los adultos y yo mirábamos a las jóvenes sonriendo ante tal bonita amistad.
Shirley Poppy era una chiquilla encantadora. Su cabello era muy rizado, y decoraba su cabeza como si fuese una esponjosa nube de rizos rojizos. Su pequeña carita era muy dulce, totalmente blanca, adornada con simpáticas pecas alrededor de sus mejillas y de su nariz. Era solo un palmo (más o menos) más baja que las gemelas pero aún así había crecido bastante desde la última vez que la había visto.
Mr Berry, su ratoncito mascota, se había caido del hombro de la chica en aquél abrazo y ahora se veía muy mareado. Me reí, pobrecito.
—¿Qué hace Shirley aquí tía? —preguntó Vainilla curiosa y alegre de ver a su amiga.
—No creo que este sea ni el lugar ni el momento para hablar del tema tesoro. —respondió Tomelilla tal y como yo suponía. —Tan solo os diré que TODOS tendremos que hablar seriamente esta tarde.
Un escalofrío recorrió la espalda de Pervinca. Me miró, y yo bajé mi mirada. Sabía que me iba a descubrir, sabía que se iba a dar cuenta de que yo sabía algo...¿pero tan pronto? Creo que estoy subestimado sus dotes como Sherlock.
—Sea lo que sea ¡Ha sido Vi! —exclamó Babu rápidamente.
—¡Oye! ¡Qué yo no he hecho nada! —replicó su hermana molesta. Shirley soltó una pequeña risita.
—Ya, pero es mucho más creible que sea lo que sea lo hayas hecho tu.
—¡No es justo! ¡El que una vez mató a un gato ya es matador de gatos!
—Niñas, niñas, comportaos. —pidió la señora Dalia a lo que las gemelas simplemente contestaron con un suspiro.
—No habéis hecho nada, es otro tema. —explicó Tomelilla, la cual al ver la cara de asustada de Babu, procedió a tranquilizarla. —No, no se ha muerto nadie ni nada, únicamente os digo que es algo largo y complicado, y que debemos hablar mas calmados.
Una vez dada aquella explicación, mi bruja se despidió de nosotros y fue escaleras abajo en dirección a la habitación de los hechizos. Al momento le siguió Cicero con rumbo al estudio.
—Bien, Vainilla a mí no me engañas, no has dormido absolutamente nada. —dijo entonces la madre de las gemelas. —Vas a acostarte y a dormir un par de horas como mínimo antes de ir a la escuela, si luego estas más descansada yo misma te acompañaré a ésta. En cuanto a vosotras dos, Pervinca y Shirley, podéis quedaros aquí con ella o ir al colegio. La verdad, estaría bien que fuérais ya que me gustaría que hablaráis con la directora sobre ti Shirley, no creo que le importe tenerte en sus aulas durante un tiempo, ya te lo ofertó en otras ocasiones...
Los ojos de la aludida resplandecieron al escuchar semejantes palabras y sus amigas le sonrieron amistosamente.
Así que, aunque Vi había estado insistente sobre si quería que nos quedásemos con Babu, ella nos dijo que nos fuéramos y que no nos preocupáramos.
Finalmente, unos minutos más tarde, Shirley y Pervinca estaban listas para ir a la escuela. Shirley se veía muy feliz. Aunque no lo pasaba mal en la granja con sus amigos los animales, estaba muy contenta de estudiar unos días junto a sus demás amigos.
Pervinca por el contrario se veía pensativa, inmersa en sus pensamientos... no se como tomarme eso.
La mayor de las gemelas había estado algo distinta desde hace unos días, más o menos desde la vuelta de las vacaciones de verano. Primero se perdía en sus pensamientos, luego la pesadilla, de nuevo la encuentro distraída... esto era extraño. No quería tomármelo como una mala señal, pero... sin duda tendría que hablar con mi bruja sobre esto.
Llegamos a la escuela y ya habían empezado las clases pero Vi, Shirley y yo nos dirigimos primero a hablar con la directora Flummen. Ésta aceptó la propuesta de la pequeña hija de los Poppy y la puso en la clase de la mayor de las gemelas. Shirley, sin embargo; parecía algo asustada. Ya se le había dicho que no tendría exámenes ni nada, puesto que no sería para siempre su estancia en el recinto; pero las manos de la chiquilla no paraban de temblar, y entonces caí. Shirley no sabe escribir.
—Señora Flummen, agradezco su hospitalidad pero... Shirley no sabe escribir bien al cien por cien. —dije intentando no darle importancia para no hacer sentir peor a la chica.
La directora nos miró extrañada y luego sonrió.
—Eso no es ningún problema, yo misma me encargaré de enseñarte.
La muchacha pelirroja abrazó a la mujer por un impulso, y aunque cuando vio lo que había hecho se disculpó, la profesora no le dio importancia.
Escuchamos un ruido, debía de ser el timbre del recreo. Fuimos y entramos en el área de tiempo libre de la escuela. Al vernos entrar, cierto muchacho divisó a mi niña y corrió hacia ella.
—¡¿Dónde diablos te habías metido?! —gritó a la vez que la acercaba a si mismo y la abrazaba. La cara de Pervinca se tornó completamente roja y entró en shock con los ojos muy abiertos.
—Yo...yo... —gimoteó ella entre sus brazos.
—¡Tío Duff me contó lo que te pasó ayer! ¡Estaba preocupado! —exclamó él. —Y hoy al no verte en clase...
Finalmente Pervinca reaccionó y se separó del joven.
—¡Grisam! ¡¿Qué te he dicho de las muestras de afecto en público?! —exclamó ella esta vez, aún colorada notando como todos la miraban. Su corazón latía muy fuerte. Yo estaba en su bolsillo y podía escucharlo.
—¡¿Qué demonios te ha pasado?! —repitió el joven Burdock de nuevo ignorando su anterior contestación.
—¡Tranquilizate! Ni que me hubiese muerto o algo...
—¡Cómo si lo fuera! Estaba nervioso...¡No vuelvas a hacerme eso!
Vi observó su rostro, el también se había ruborizado. Suspiró y se acercó a él rogando que no escuchase sus latidos. Sonrió intentando hacerle perder los nervios. Estaba nerviosa, normal, debido a su historial...Pero Pervinca no pudo evitar conmoverse un poco por el chico, se había preocupado por ella porque la quería y no deseaba que le ocurriese nada malo.
—No pasa nada de verdad, estoy bien. Si me dejas, más tarde te contaré exactamente lo que me pasó pero, tranquilo. —dijo ella sin perder una tímida sonrisa. —Y ahora, ¡¿Puedes dejar de gritar?! ¡Estamos montando un espectáculo!
Grisam sonrió complacido y divertido por la vergüenza de su Vi y rió levemente.
—¿Acaso estamos haciendo algo malo?
— Tsss, ¡Callate! ¡Me avergüenzas delante de Shirley!
El chico se giró y vió a la chica antes mencionada riendo junto a mí. La saludó y le explicamos la situación y lo ocurrido en el día anterior.
—¿Qué me perdí? —preguntó mi niña al rubio. —¿Qué pasó con el árbol?
La cara de Grisam se entristeció y yo me temí lo peor, hada mía...
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Fairy Oak: Una nueva batalla.
FanficHan pasado ya un par de años desde que el Terrible 21 abandonó Fairy Oak, pero, ¿Y si un nuevo peligro acecha el valle de Verdellano? ¿Por qué se caen los árboles? ¿Por qué Pervinca vuelve a tener pesadillas? Las gemelas se enfrentan de nuevo a una...