Bienvenidas a casa.

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—¡Feli! ¡Feli! —exclamó Babu nada más verme abrir la puerta. Habían pasado solo unas semanas, pero a mí me parecieron meses.

—¡Hola Babu! ¿Todo bien? —le pregunté enseguida abrazandome a su naricita y besando sus pecas. Me daba igual que me dijeran paranoica,  pero yo la veía mas alta.

Asintió y dibujó en su rostro una de sus sonrisas dulces al mismo tiempo que juntaba su naricita de patata con la mía.

—Lo que hay que oir ni que hubiéramos desaparecido un año...

Me giré para ver a la persona que había dicho lo siguiente y enseguida corrí a hacerle lo mismo que le había hecho a su hermana.

—Hola a ti también pequeña peste, se me hacia raro ya no escucharte protestar. Espero que hayas sido buena...

—Más le vale, como yo me entere por ahí de lo contrario se va a enterar. —dijo el señor Cicero entrando en escena siendo enseguida arrollado por un cálido abrazo de parte de Vainilla.

—¡Papa! Te he echado tanto de menos...

—Yo a ti también tesoro.

—¿A si? ¡Pues si por mi fuese me iría dos meses más! —exclamó entonces Vi, no sin una sonrisa en la cara.

—Pues nada, venga, coge tus cosas y vete ¡A ver cuanto tiempo sobrevivirías tu sola sin nadie que te hiciera de comer, que te lavase la ropa y que te comprase cosas! —exclamó mi bruja acercándose, ajustándose las lentes y señalando a su mochila y demás equipaje que esperaba en la entrada del jardín.

Entonces en ese momento creo que Pervinca se lo pensó mejor.

La verdad con lo desordenada que era sería casi imposible que se altera por si misma durante tanto tiempo.

—Bah, vosotros tampoco viviríais sin mí, solo por eso no estoy a estas alturas en el Bosque que Canta.  —respondió cruzándose de brazos y escudándose.

—Vamos cielo, seguro que tu también nos echaste de menos... —aseguró Dalia medio riéndose de la actitud de su hija mayor.

—¡Para nada!

—¿Ni un poquito? —preguntó ahora Cicero, que ya había soltado a Vainilla y le miraba divertido.

Ambas hermanas rieron. Vi fingió estar pensándoselo y colocó su mano derecha en su barbilla.

—Bueno a lo mejor un poquito si..., ¡Pero solo un poco! —contestó al final abrazando también a su padre y luego a su madre respectivamente.

Yo veía la conmovedora escena familiar emocionada. Todos habíamos añorado a las gemelas,  y ahora que estaban de vuelta yo no pensaba separarme ni un solo segundo de ellas, solo me quedaba un año...

En ese instante mi corazón se paró. No, mejor no pensar en el tema.

Dentro de muy poco las niñas cumplirían catorce años ¡Ya estaban hechas unas mujercitas!, Aunque Vainilla seguía sin soportar perder algo y nadie conseguia meter a Pervinca en un vestido todavía.

—¡Feli! ¿Entras o prefieres quedarte ahí fuera?

—¡No se preocupe Dalia! ¡Voy para allá!

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—¡...Y teníais que ver cuando Flox se cayó de la barca! La pobrecita quería alcanzar el remo que se le había caido al estanque y se cayó ¡Cuándo salió del agua no paraba de reirse de si misma! —contaba Vainilla con gran entusiasmo y un brillo de emoción en los ojos.

No había pasado ni una hora y la menor de las gemelas ya nos había relatado medio campamento ¡Se ve qué lo pasaron bien! Lo que hubiera dado por estar allí con ellas, en las noches de disfraces y en las fiestas de agua...

De repente, Babu se atragantó con uno de los buñuelos que había traido el señor Duff el día anterior. Tosió un par de veces e hizo que todos nos volviéramos a verla.

—¡Vainilla Periwinkle! ¿Estas bien? —dije algo preocupada,  a lo que Babu enseguida asintió. Hada mía, me asusté. —¡Ten cuidado podrías atragantarte! Eso te pasa por hablar a tal velocidad que ni podíamos enterderte.

—Feli tiene razón cariño. Ten cuidado ¿vale? —me siguió luego mama Dalia.

—Muy mal Vainilla, muy mal, ¿Qué diablos pasa por tu cabeza? —preguntó con voz juguetona alguien desde el recibidor. Todos nos levantamos para ver quien había llegado y enseguida supimos de quien se trataba al ver un vestido de cuadros escoceses, con cada cuadro de un color, como el arco iris o como...

—¡Flox! ¿Qué haces aquí? —preguntó mi niñita a la hija de los Polimón. —¡Yo pensaba que estarías deshaciendo tus maletas! ¡Llevabas equipaje para un año entero!

—Bueno... digamos que con mis poderes y un poco de ayuda de Pífano y tía Hortensia he acabado mucho más rápido.  —respondió una sonriente Flox.

Y es que la pequeña Polimón era así. Dulce, muy alegre y enérgica ¡Nadie diría a simple vista que era una bruja de la oscuridad!

—¡Vaya! ¡Qué suerte! —exclamó Pervinca por primera vez. —¡Aquí tenemos que hacer todo a mano!

—Sabes que es...

—"El uso de la magia debe de ser proporcionado y racional, si nos acostumbramos a utilizarla siempre estaremos creando una dependencia de ella innecesaria por lo cual, no la utilices para tonterias" —recitó la gemela mayor imitando a su tía sin dejarla continuar y dejándonos a todos patidifusos. Vaya, se ve que tiene buena memoria.

—Mi tía piensa como la tuya pero, digamos que era un caso un poco extremo.

Todos reímos excepto Vi que sabía que a ella le esperaba en su habitación todo su equipaje para desempacar, y con lo desordenada que era se volvería una tarea mayor que dar la vuelta al mundo en 80 días.

Ahora que me fijaba más en ella la veía algo decaída, parecía tener la cabeza en otra parte, estaba despistada. Y es extraño porque ella no suele estar en las nubes de esa manera...

Le pasaba algo, o puede que no. No sé,  pero yo la veía rara. Necesitaba animarla, es mi deber como su hada niñera.

—¡Hey! No me habéis guardado ni un solo pastel malas personas. —dijo Flox, y sus palabras a mí me parecieron un milagro. Ya sabía que hacer.

Asi que con una sonrisa socarrona en la cara y callando a Vainilla que iba a decir algo en ese instante dije:

—Bueno siempre podemos ir a por unos más para que Flox pueda tomar también ¿no? ¿Vamos hasta la tienda de las esquisiteces y de paso, hacemos una visita a los Burdock?

Vainilla, que había pillado el doble sentido a la primera; río por lo bajo y me guiñó un ojo al ver la sorpresa en el rostro de su hermama.

—¿Eh? No hace falta de verdad no quiero causar moles...¡Auh! —exclamó Flox al recibir un puntapié de Babu. —Que diga, me parece bien, tengo hambre.

Pervinca me miró fijamente durante unos segundos y luego retiró la mirada. Siempre había sido muy discreta y en su relación con el joven maguito de la oscuridad lo era especialmente.

Cogimos nuestras capas y salimos después de despedirnos de todos.

—No creas que esto queda así ¿eh? Luego me cuentas todo. —susurró Babu al oido de su hermana, aunque no pude escuchar lo que ésta le respondió porque Tomelilla me llamó.

"Feli necesito hablar contigo de un asunto así que recuerda estar en casa para la hora del cuento"  me dijo.

Fairy Oak: Una nueva batalla.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora