La sospecha y el reencuentro.

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Durante el camino en dirección a la tienda de los Burdock, no podía dejar de pensar en las últimas palabras de mi bruja. Siempre habíamos tenido hora del cuento, incluso cuando las niñas no estaban. Nunca se me había olvidado ¿Qué me tenía que contar para tener que recordarme algo que yo ya sabía de sobra? 

Seguía pensando en mis cosas mientras las niñas charlaban alegremente. La verdad, era una estampa que tenía algo olvidada y no pude evitar sonreir. Pero la sonrisa me duró bastante poco.

Nada más ver a la señora Pimpernel acercandose a nosotras no pude evitar poner cara de asco.

—¡Oh dios mio! ¿Qué hacen tres hermosos angelitos como ustedes paseando por el pueblo sin ninguna compañía? —preguntó la mujer mientras yo reía al ver la cara de Vi cuando le llamaron"angelito".

—¡Están conmigo! —exclamé saliendo del bolsillo de Babu antes de que Pervinca contestara algo seguramente bastante desagradable.

—¡Oh Feli! ¡Qué alegría verte!

—El placer es mutuo. —contesté a regañadientes mientras las niñas estallaban en carcajadas. La mujer de la alcalde se quedó algo sorprendida sin comprender nada pero prosiguió con la conversación.

—Vaya con las chicas de hoy en día son tan...extrañas. —Me limité a sonreir. —Bueno niñas, me gustaría hablar con vuestra hada de cosas de mayores, solo será un segundo. Podéis ir a corretear por ahí un rato...

—¡Qué edad cree que...! ¡Mmm...! —exclamó Pervinca enojada antes de que su hermana y Flox le taparan la boca y le alejaran de mí y de aquél monstruo.

—¡Nos adelantamos Feli! ¡Qué tenga un buen día señora Pimpernel! —gritó ya algo más lejos Vainilla empujando a las otras dos brujas de la oscuridad.

—¡Lo mismo para ti cielito! —le respondió Adelaida antes de volverse hacia mí. —Bueno, aquí va el tema en cuestión hadita, ¿Qué opina Tomelilla de lo de ayer?, ¿Y qué piensa hacer al respecto?

No sabía como contestar. Ayer no hubo ningún acontecimiento especial, fue un día normal, como otro cualquiera.

—¿A qué se refiere? Ayer... No ocurrió nada que yo sepa...

—¿No te lo ha contado? —preguntó la señora Pimpernel curiosa y con aires de grandeza. Casi parecía que se estaba riendo.

—No...

—Vaya,que lástima, pensaba que os contábais todo...

Si lo que pretendía era empezar a cotillear no me tendría a mí como fuente de información y mucho menos iba a dejar que sembrase inseguridad entre mi bruja y yo.

—Disculpe las molestias pero tengo que ir a ver a las niñas, si me lo permite...

Me alejé volando de allí lo más rápido que pude, lo único que quería ahora mismo era poder volver y hablar con mi bruja tranquilamente.  Aunque siempre existía la posibilidad de que se lo hubiera inventado todo solo para armar un escándalo,  no sería la primera vez.

Volé hasta llegar a la plaza de Roble, el centro del pueblo. 

Roble era altísimo y muy mayor, había estado ahí desde antes de la fundación de Fairy Oak. Pero eso no era lo que más destacaba de él.  Lo más sorprendente era que era... ¡un árbol parlante!

Era muy simpático y amable, aunque a algunos les impacientaba un poco su manera lenta de hablar, pero era algo muy característico de él.  La de cosas que había prenseciado Roble, ¡Y las que presenciaría!

BUEEEENOS DÍAS HAAADAAAAAAAA, LAAS GEEEEEMELAAS ACABABAAAAN  DEEE PAASAAAAAR JUNTOOOO AAA LAA HIIJA DEE LOSSS POLIIIMOOON. dijo él con su inconfundible voz.

—Muchas gracias Roble, ya las veo desde aquí.

FUEE UNN PLAAACEEEEER.

Y allí las encontré, a unos pasos de entrar a la tienda de los Burdock, antes de que...

—¡Flox! Vamos a adelantarnos, tengo que enseñarte algo, ¡vamos! —dijo Babu mientras Flox y Pervinca se miraban confundidas.

—¿Qué?

—¡Hazme caso! ¡Ven! —dijo mientras le agarraba del brazo y la hacía entrar en la tienda apresurada.

—¿Pero qué les pasa? —preguntó Vi justo cuando yo llegué. Me establecí en el bolsillo de su pantalón y me encogí de hombros.

—No sé, pero siempre puedes preguntarles. —dijo una voz que nos hizo volvernos a las dos. Y ahí estaba, justo detrás de nosotras.

—¡Grisam! —exclamó Pervinca e hizo algo que en la vida me hubiese esperado de ella, lo abrazó. En ese instante esperaba cualquier cosa de Vi, pero esa no.

Con la alergia que tiene mi niña hacia el romanticismo debe de haberle hechado mucho de menos como para darle un abrazo.

Grisam sonrió y le devolvió el abrazo algo sorprendido al igual que yo. Estuvieron así durante un tiempo hasta que todo volvió a la normalidad cuando se separaron algo ruborizados.

—No te acostumbres. —dijo ella entonces retirando la mirada, a lo que el rubio soltó una carcajada.

—Tranquila, no pensaba hacerlo. —dijo entre risas al volver a ver a la Vi que él conocía y amaba. Pervinca sonrió y dejó que él la tomara de la mano dándole un apretón,  ella no era así pero le había hechado tanto de menos...

—Bueno dime, ¿Qué me he perdido? —preguntó ella con curiosidad al mago de la oscuridad.

—Bah, nada importante, sin vosotros ha habido demasiada tranquilidad.  —respondió él. —Me he aburrido como nunca, si hubiéseis tardado más yo mismo habría ido a buscaros.

—¿Me acabas de llamar escandalosa?

Se miraron fijamente y después de unos segundos ambos rieron.

—¿Sabes? Scarlet también vino y estaba todo el rato quejándose de todo y de todos. Al tercer día dijo que le diría a su padre que prohibiera los campamentos y ¡fue ella la que insistió en venir! Estaba pensando si enviarla a un lugar dónde se muriera de frío o a un desierto dónde se deshidratara, pero tu tío se me adelantó y la transformó en una polilla, ¡La tuvo así durante dos horas enteras!

—Me hubiera gustado verlo.

—Puede que tengas la oportunidad, Shirley le hizo un dibujo y quedó bastante bien.

—Le pediré que me lo enseñe en cuanto la vea.

Flox y Vainilla salieron de la tienda de los Burdock despidiéndose de ellos. Flox tenía una mancha de chocolate en la boca.

—Hola Grisam -dijeron al unísono.

—Hola Babu, hola Flox ¿Qué tal vuestras vacaciones?

—De maravilla —contestó la gemela de menor edad. —Pero tenemos que volver, ¿no es así Feli?

—Sí, nos esperan para comer. —contesté saliendo del bolsillo de Vi. —Y os recuerdo que vosotras tenéis que terminar de sacar todo de vuestro equipaje.

—Lo sabemos. -dijeron a la vez las gemelas.

—¿Os acompaño? -preguntó Grisam, pero las cuatro negamos con la cabeza.

—No te preocupes,  de seguro que tu también vas a comer ahora dentro de un rato. —dije agradeciéndoselo al muchacho. Nos despedimos de Grisam y fuimos a dejar a Flox en su casa.

Al salir de casa de ésta última comenzó a llover. Las gotas de agua hacían que los ciudadanos corrieran al interior de sus casas con suma rapidez.

Nosotras no llevábamos paraguas, por lo cual nos íbamos a mojar.

Vainilla y yo volábamos entre la lluvia, y Pervinca esquibaba los  charcos y jugaba a lanzarnos agua.

Cuando llegáramos a casa nos caería una reprimenda, pero de mientras, a disfrutar, en verdad era muy divertido.

Fairy Oak: Una nueva batalla.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora