¡Árbol va!

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Nada más sonar el timbre del recreo se formó un alboroto monumental. Los alumnos y sus correspondientes hadas se precipitaban al descanso después de las primeras horas de clase, lo hacían a la vez, lo que resultaba muy agobiante.

Yo acababa de salir de clase de Literatura con Vi, la cual no había sido muy difícil, más bien como una toma de contacto. 

Estábamos esperando en la puerta de entrada a Babu y a Flox, que venían con Pifano.

Ya comenzaba a hacer algo de frío, fue lo que noté nada más salir del recinto. No un frío de nieve y de cubitos de hielo; pero si un frío de ponerse un jersey y medias altas.

Pervinca iba charlando animadamente con Francis Corbirock. No le estaba prestando mucha atención a la conversación, pero sé que los dos se llevaban bastante bien. Francis era uno de los hermanos Corbirock,  una familia numerosa conocida por todos en Fairy Oak. Era una familia entera de hijos varones y Francis era el que tenía la edad de las gemelas.

Unos minutos más tarde, las dos niñas a las que esperábamos aparecieron bajando las escaleras platicando y charlando tranquilamente.

Vi se despidió de su amigo y se acercó a donde estaban su hermana y su amiga.

—¡Por fin!  Pensé que no volvería a veros ¡Tardasteís demasiado! —exclamó Pervinca molesta.

—Ah bueno, digamos que...hemos sufrido a la señorita Liliflora en uno de sus escasos enojos. —explicó Vainilla, y Vi se sorprendió. —Nepeta dice que ha tenido problemas con su marido... El caso es que ya el primer día nos ha puesto toneladas de deberes.

—Vaya, a nosotros no nos han mandado nada por ahora.

—¡El caso es que la señorita Liliflora es mi profesora favorita! ¡Si me pone tantos deberes, ya no me va a gustar Arte! —exclamó Flox.

—Siempre puedes suplir ese puesto vacante por el profesor George, un poco más y se muere dándonos clase de historia. El pobre está muy mayor... —comentó Pervinca entonces.

Salimos al patio de recreo, todo estaba como lo recordaba. Se escuchaban risas, gritos de alegría, el ruido del balón siendo pateado, cancioncillas y alguna que otra lágrima de algún niño que se encontraba herido por una caida.

Las niñas seguían hablando, y entonces, me dediqué a observar cuanto habían crecido.

Todavía recordaba la primera vez que pisé ese lugar, ambas eran unos micos comparadas con las bellas señoritas que ahora estaban hechas. Las dos estaban más altas, su porte cada vez era más de mujer y sus cabellos rojizos habían crecido, de forma que a Vainilla ya le llegaba casi a la cintura y a Pervinca por debajo de la barbilla. Necesitaban hacer una visita a la peluquería.

Al parecer yo no era la única que lo había notado. Varios mozos, que era ya lo que estaban hechos aquellos chavales, se volvían para ver a las gemelas y a su amiga, la cual no se quedaba atrás, pero mis niñas son mis niñas, y para mí siempre serán especiales.

—¡Mirad a quien tenemos aquí! Pero si son Periwinkle 1 la llorona, Periwinkle 2 la marimacho y el arco iris.  —dijo una melosa voz que se nos aproximó. Y ahí estaba, la hija del monstruo marino que tenía por madre.

Scarlet Pimpernel era una joven odiosa que al igual que a su madre le encantaba armar broncas e ir molestando a todo el mundo. Todos los días de colegio al llegar a éste las gemelas tenían una riña con Scarlet, sin falta. Pero palabra de hada, ¡Era imposible no tenerla!

Un torrente de sangre subió a la cabeza de Pervinca, la cual parecía que iba a echar humo por las orejas.

—Vuelve a llamarme hombre y dejaré tu cara mas fea de lo que ya es,  si es que eso es posible.  —amenazó Vi en un tono muy cabreado. Pero Scarlet había decidido que ese día iba a molestar un poco más a Pervinca, por lo que continuó.

Fairy Oak: Una nueva batalla.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora