—¡¿Queeeeeeeedemoniosdicesquehapasado?! —chillé escupiendo las palabras a la velocidad de la luz (Las hadas podemos hacerlo) y haciendo despertar a medio barrio. —¡¿Cómosesuponequehadesaparecidotuhermana?!
—¡No lo se! -gritó esta vez Pervinca desesperada. —¡Escuché un ruido y desperté y cuando me giré no estaba!
—¡No no no no no no! Hada de los deseos dame fuerza, ¡Esto no puede estar pasando! ¡Tenemos que dar la alarma!
—¿Dar la alarma de qué? —dijo el señor Cicero entrando en el cuarto. —¡Habréis despertado a toda la calle!
—¡BABU NO ESTÁ! -exclamó la mayor de las gemelas conteniendo la respiración. —¡Ya he buscado en el baño y en todo el pasillo! ¡Tampoco estaba en nuestro escondite y la he llamado y no me ha contestado!
—¡¿Qué he escuchado por ahí de que mi hija no está?! —preguntó Dalia irrumpiendo en la habitación y situándose junto a su marido.
—¡HA DESAPARECIDO! ¡BABU NO ESTÁ!
La señora Periwinkle miró la cara de su hija, luego giró su mirada hacia mí y por último a Shirley que no cesaba de llorar. Respiró profundamente y posó sus ojos en la cama vacía de la menor de las hermanas. Unos segundos más tarde, la madre de las gemelas se desplomó en el suelo.
—¡DALIA! —chilló Cicero recogiendo a su mujer que estaba inconsciente. —Esto no puede ser, primero una y luego otra, ¡FELI! ¡QUÉDATE CON LAS NIÑAS Y AYUDA A MI MUJER!
—¡Cicero intentamos dormir! —se escuchó la voz de el señor Pimpernel acompañado de la Suma Asamblea. Busqué los ojos de Tomelilla y ella, solo con ver mi rostro comprendió.
Yo estaba en un tremendo shock. No podía siquiera articular palabra, ni chillar, ni llorar, ni moverme. Todo a mi alrededor parecía que se había detenido en el tiempo.
—¡MI HIJA HA DESAPARECIDO! ¡Y ES ALGO POR LO CUAL NO ME VOY A CALLAR! —contestó el padre de las gemelas antes de cerrar la puerta del dormitorio y bajar los escalones a toda prisa para salir de la casa portando su capa.
—¿A dónde te crees que vas? —preguntó de nuevo el alcalde. —¡Organicemos una Ronda!
—¡VAINILLA ESTÁ POR AHÍ PERDIDA! ¡VOY A BUSCARLA!
—Pero tenemos...
—¡ES MI PEQUEÑA PANCRACIO! —gritó de nuevo el señor Periwinkle por última vez antes de toser por el esfuerzo en la voz. —Ya lo sufrí un vez y no volverá a pasar.
—Cicero tiene razón, no disponemos de tiempo que perder. —comenzó a dirigir Duff Burdock. —¡Qué dos magos de la oscuridad vayan volando hasta la puerta sur, y otros dos a la norte! ¡Puede que no haya pasado la muralla! ¡Qué tres mágicos de la luz se dediquen a lanzar luces al cielo desde la plaza de Roble! Si se ha perdido, ¡Verá la señal! ¡Qué los que queden se organicen en pequeños grupos y me sigan!
Todos lograron rápidamente organizarse según las órdenes del gran mago de la Oscuridad y en diez minutos todo el mundo estaba en su sitio.
—Alcalde ¿Qué está pasando?! —preguntó Billy Corbirock corriendo desde calle arriba acompañado de su hermano Tommy. —Me mandan de mi casa, ¡¿A qué se debe el jaleo?!
—¡Eh muchachos! —dijo el lutier Mc Mike acercandose a ellos y llamándoles la atención. —Ir de casa en casa preguntando si han visto a Vainilla Periwinkle, ¡Decirles que es una urgencia y que necesitamos toda la ayuda posible!
—¿Qué le ha pasado a Vainilla? —preguntó Tommy preocupado.
—No lo sabemos, solo corred y daros prisa, ¡Rápido!
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Fairy Oak: Una nueva batalla.
FanfictionHan pasado ya un par de años desde que el Terrible 21 abandonó Fairy Oak, pero, ¿Y si un nuevo peligro acecha el valle de Verdellano? ¿Por qué se caen los árboles? ¿Por qué Pervinca vuelve a tener pesadillas? Las gemelas se enfrentan de nuevo a una...