Fairy Oak: Una nueva batalla.

¡No pierdas la esperanza!

Ella seguía allí de pie, inmóvil y sin saber que hacer. Sus ojos estaban fijos en el cuerpo inconsciente de su vigilante. No estaba muerto puesto que su pecho todavía subía y bajaba lentamente.

—Es mi oportunidad. —dijo la joven para sí misma.

Mientras discutía con el hombre, una esfera muy poderosa había atravesado la vegetación y había chocado contra la montaña, aquello había hecho que ésta última temblara, que tuvo como consecuencia una avalancha de piedras que caían desde arriba.

Ambos se habían resbalado y habían sido arrastrados por las grandes piedras hacia la parte baja de la montaña.

Babu por suerte había conseguido volar, se había concentrado muchísimo y había alzado el vuelo. Todavía seguía algo débil por lo que a penas podía hacer magia pero estaba lo suficientemente recuperada como para volver a sostenerse en el aire.

El joven que la acompañaba no había tenido esa suerte, no solamente la había descubierto, sino que al caer había sido golpeado con un saliente de una roca y había perdido la consciencia.

Tenía que aprovecharlo, pero ella no podía evitar sentirse mal al ver como de la cabeza del guardia emanaba sangre que teñía de rojo la hierba verde del campo.

Se acercó a él y tocó su herida hasta que ésta estuvo completamente curada. Ahora sin sangre parecía que se había quedado dormido.

No tardaría mucho en despertar por lo que Vainilla tenía que irse ya. No voló puesto que no le quedaba energía suficiente, todavía había restos de las sustancias que habían introducido en su organismo para que éste no produciera magia.

Iba a paso ligero, por ahora sin rumbo fijo, lo primero que debía hacer era alejarse de ese tipo y del lugar donde había sido recluida, luego intentaría encontrar el camino a Fairy Oak.

Sus pantalones estaban algo sucios y manchados de barro lo que hacía que estos le pesarán más de lo normal, pero aún así, seguía avanzando.

Andó durante una hora aproximadamente, hasta llegar al río, donde cayó exhausta.

Miró el agua e introdujo sus manos en ella, tratando de limpiarlas. Vislumbró su reflejo y sonrió levemente, al mal tiempo, buena cara.

—Todo esto me supera...

Acarició sus cabellos y se colocó bien la cola. Se lavó el rostro y se levantó. Pero lo que no esperaba era que al dar un último vistazo al río encontrara a su lado a alguien familiar.

—Tu... —dijo la voz ronca del sujeto en un pequeño susurro. —Te escapaste...

—E-Eiden... —tartamudeó la chica, signo de que estaba asustada. Se había escapado y él la había hallado de nuevo, seguramente habría descubierto su secreto, que en realidad era una bruja de la luz. No...Dios...¿Qué haría él ahora con ella?

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—¡¿Cómo?! — Dalia estaba atónita. — ¡¿Cómo es eso posible?!

—No lo sabemos, pero... Puede que tengamos que tantear la opción de que a Vainilla la hallan llevado río arriba...

—¿A las montañas? —preguntó extrañada la señora Burdock. —¡Están a días de aquí!

—Es la única pista que tenemos por el momento. —explicó Hortensia. —Si hubieran seguido ese rumbo habrían ido más lejos de lo que pensábamos, habrían salido del valle...

Eso a la madre de las gemelas le sintió como si le tiraran un cubo de agua helada encima. Agachó el rostro y se cogió este con ambas manos.

—¿Estáis seguros de que las pantuflas que habéis encontrado eran suyas? —preguntó sintiendo como todas sus esperanzas por recuperar a su hija iban cayendo poco a poco. La tía de Flox asintió levemente.

—Cicero las ha reconocido... Lo siento Dalia.

Ella comenzó a llorar...Y yo también. Las posibilidades de hallar a la menor de niñas eran cada vez más escasas. Sabíamos que debíamos de seguir creyendo en que volvería... Pero cada vez era más dificil.

—¿Dónde está mi marido y mi hermana?

—Estaban hablando con el alcalde cuando Joe trajo las zapatillas, ahora mismo están hablando del tema y pronto habrá una asamblea donde todos podamos participar.

La madre de las gemelas se levantó y comenzó a andar en círculos, agarrando su cabeza con sus manos y arrastrando su vestido verde esperanza, un valor bastante necesario en esos instantes.

—Dalia cielo no te pongas triste... —intervino Marta Burdock agarrandola y haciéndola sentar de nuevo con delicadeza. —No hay que perder la esperanza nunca, las cosas ya no pueden ir peor, pronto mejorarán...

¿Por qué algo en mí me decía que lo por todavía no ha pasado? ¿Qué todavía tendríamos que luchar? ¿Qué faltaban acontecimientos por suceder?

Intuición de hada. Se supone que nunca falla, o casi nunca.

Mis antenas percibían peligro, pero muy leve, era una señal lejana... Pero habría que estar alerta.

Hola, bueno este es el primer capítulo del día de hoy aunque aquí ya es día 5 en otros lugares sigue siendo día 4.

Este es un poco corto, lo sé. Pero lo mejor está por venir....jijona ji tan sólo esperen. En unas horas subiré los siguientes.