Problemas a la vista.

759 33 8
                                    

El árbol se encontraba en el suelo, con las hojas y las ramas arrancadas y desperdigadas por todos lados.

Hada mía... ¡Esto es superhiperultrahorible! Me alejé de Pervinca solo unos momentos para alcanzar la corteza del tronco. Parecía en buenas condiciones,  las raices no estaban rotas ni nada por el estilo. Justo igual que explicó Tomelilla.

Vainilla llegó en seguida, acompañada de Tommy. Se quedaron con la boca abierta, estaban horrorizados. La tía de las niñas caminaba detrás de ellos y fué llegar, y precipitarse sobre el árbol. Al cabo de un rato, fue acompañada por Duff Burdock, Hortensia y el leñador Mc Doc, más el gentio que se había formado a nuestro alrededor.

Todos estaban de piedra, cuchicheando y extendiendo un murmullo por todo el patio de recreo.

—Dios mío,  Tomelilla ¿Qué acaba de ocurrir? —preguntó el profersor George con su inconfundible voz. El anciano había contemplado como se había plantado el árbol y después de eso, lo había visto crecer durante cuatro generaciones. Él sabía perfectamente que lo que había ocurrido no había pasado por casualidad.

Tomelilla lo miró con lastima, sin saber que respuesta darle al profesor. Puso sus ojos en forma de interrogación y continuó su tarea mientras se encogía de hombros.

—Bien aquí ya no hay nada que ver, por favor, quedan suspendidas las clases de hoy. Esperen a que sus padres les recojan o váyanse. —explicó la señorita Liliflora.

Tras aquellas palabras, los alumnos fueron abandonando el lugar lentamente. Tomelilla dijo que me llevase a las niñas a casa, y lo terminé consiguiendo,  no sin antes varias quejas de las gemelas que querían ver que iba a pasar.

Al final las convencí diciéndoles que Flox podía quedarse a dormir con nosotras,  lo que les alegró bastane, en especial a Vainilla. Su hermana sin embargo tenía la cabeza en otra parte, pues no estaba pendiente de la conversación y parecía enfurruñada y molesta.

— ...y bueno Flox puede dormir con nosotras en el suelo si extendemos los colchones...¿Qué te parece Vi?

La aludida se volvió hacia nosotras al oir su nombre.

—¿Eh? Disculpa no te estaba escuchando, perdona.

—Pervinca, ya es la tercera vez que te pierdes, ¿se puede saber en que piensas? —preguntó Vainilla molesta, parándose y  colocando sus brazos en jarras frunciendo levemente el ceño.

Pervinca suspiró y se encogió de hombros, volvió sobre sus pasos, abrazó a su gemela y comenzó a hacerle cosquillas en el cuello y las axilas.

Vainilla comenzó a reir olvidándose de su enfado momentáneamente,  pero luego obligó a su gemela a parar y volvió a cruzarse de brazos.

—Venga no te enfades, solo estoy algo agobiada.

—¿Qué te cuesta compartir tus opiniones conmigo Vi? Se ve que algo te está comiendo la cabeza. —pidió Babu preocupada.

—Tranquila, de verdad, solo...es que no paro de pensar...Un árbol se ha caído, que pena,  lo lamento, pero, ¿Acaso ese es un problema tan grave como para cerrar la escuela? Aquí hay gato encerrado.

Menos mal que no me miraba porque sino me olería la incomodidad a kilómetros. No podía decirles nada, no podía. Todavía no sabíamos si era una epidemia o no, pero desde luego que era algo que debía de mantenerse en secreto, al menos por el momento. No podía cundir el pánico.

Pasaron los minutos y nadie comentaba nada. Pervinca había vuelto a sus rompecabezas mentales pero Vainilla no es que estuviera muy centrada tampoco.

Fairy Oak: Una nueva batalla.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora