Extra 1

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20 de octubre de 2021

El estadio de Manchester vibró cuando la primera canción del concierto retumbó en el lugar. Observaba el espectáculo desde las sombras, estudiando los movimientos de sus dedos rasgando la guitarra detenidamente.

Aquella era su primera gira tras la pandemia. Habían tenido que pasar meses de incertidumbre antes de que la llamada nueva normalidad llegara a la industria musical y a los conciertos. Ahora no se podía divisar las sonrisas de los espectadores mientras bailaban. Todos llevaban sus rostros cubiertos con mascarillas y debían de enseñar su pasaporte Covid para acceder al recinto. Los únicos que llevaban el rostro descubierto eran ellos, los miembros de Labor.

Brinqué cuando April se posicionó a mi lado y me ofreció una botella de agua. Había estado muy pendiente de mí durante todo el día. Sabía que estaba baja de ánimos porque tras ese concierto tendríamos que regresar a Londres y posiblemente no podría a ver a Marc en todo lo que quedaba de mes. Él no tendría ningún día libre hasta principios de noviembre y yo tenía clases a las que asistir.

Desde que habíamos decidido apostar por lo nuestro, no habíamos estado tanto tiempo separados. No habría estado tan angustiada si la situación no hubiera sido la que era. Últimamente le notaba muy ausente. Se había lesionado la mano a principios de septiembre y no había vuelto a ser el mismo desde entonces. Había logrado mejorar su condición yendo a rehabilitación, pero seguía tomando medicación para el dolor articular y en ocasiones lo veía fruncir los labios mientras tocaba la guitarra, fruto de la incomodidad. Era muy frustrante que no se abriera a mí, que no me dijera como lo hacía sentir esa situación. Me sentía muy lejos de él a pesar de dormir a su lado cada noche.

Había intentado hablar con él de todas las maneras habidas y por haber, pero solo había conseguido que se cerrara en banda. Era obvio que no estaba recuperado del todo, pero no entraba en razón. Era la persona más cabezota que conocía. Me había dejado claro que no dejaría de tocar la guitarra; aunque aquello supusiera quedarse sin movilidad en la mano, aunque solo fuera durante un tiempo.

Sabía que, en parte, lo hacía para honrar la memoria de su abuelo. Aun así, su comportamiento había ocasionado más de una discusión durante las últimas semanas. Odiaba ver que anteponía la gira a su salud, o que tomaba más pastillas de las que le había recetado el médico para tener más aguante. Aquella no era la solución.

Odiaba la idea de tener que regresar a Londres. Estando yo cerca podía estar atenta a sus movimientos, distraerle y sacarlo del hotel de turno durante las horas muertas entre concierto y concierto, hacer que dejara de darle vueltas a la cabeza, sacarle una sonrisa a la mínima que se me presentara la oportunidad.

Sin embargo, estando yo lejos sería todo más complicado. Me daba miedo que la distancia y el tiempo se convirtieran en nuestro peor enemigo.

April me agarró de la mano e hizo que bailara con ella mientras comenzaba una nueva canción. En un momento dado, alcé la mirada y hallé la de Marc al otro lado del escenario. Se me formó un nudo en la garganta al intuir el nerviosismo en su expresión. Me había estado evitando todo el día a pesar de que nos quedaban pocas horas juntos. Algo no iba bien. Lo sentía en la boca de mi estómago.

Le dediqué una mirada repleta de descontento cuando llegó el momento de que hiciera su solo de guitarra. Normalmente era Ben quien los hacía desde que él se había lastimado. Pero el muy testarudo se había salido con la suya y había convencido a Mia de que ser el guitarrista  principal durante  canciones puntuales era buena idea. Seguramente, fui de las pocas personas que notó como su cuerpo se tensaba al sentir un pinchazo de dolor. Solté un suspiro de exasperación. Era un insensato.

Efecto calor [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora