Capítulo 5

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Al llegar a la mesa, Marc me presentó a sus amigos de forma apresurada. Apenas tuvimos tiempo de entablar una conversación antes de que los fuegos artificiales comenzaran.

Ocupé el sitio que quedaba libre a su lado y clavé la vista al frente, intentando concentrarme en la panorámica que ofrecía el London Eye iluminado. Sin embargo, era muy consciente de la cercanía de su cuerpo, el roce de su rodilla contra la mía.

Las campanadas comenzaron a sonar y el cielo de Londres se llenó de colores. Cogí aire y me dejé llevar por las emociones, disfrutando de las luces y de la felicidad de la gente a mi alrededor. Llevaba mucho tiempo sin presenciar aquel evento desde tan cerca.

Me giré levemente y observé la relajada expresión de Marc de soslayo, sentado a mi lado y hablando de manera distendida con sus amigos por encima del bullicio. Estaba guapísimo, con el pelo rubio recogido en aquel moño desenfadado y rascándose la piel de la mejilla a través de la barba. Se me contrajo el estómago y agradecí por primera vez el hecho de que mis padres no me hubieran invitado a pasar año nuevo con ellos.

Entonces, comenzó a sonar New Rules, de Dua Lipa, y los presentes empezaron a gritar y a silbar de emoción, dando la bienvenida al dos mil diecinueve.

La música y los juegos de luces continuaron durante más de diez minutos. El espectáculo finalizó con All you need is love. Me pilló desprevenida escuchar como Marc cantaba la canción a mi lado. Su voz era bastante más suave que la de Ben, el cantante de Labor.

Se agachó hacia mí y me pasó el brazo por encima de los hombros al descubrir que lo estaba observando, tarareándome los acordes finales de la canción al oído.

— No sabía que se te diera tan bien cantar— lo elogié cuando se hubo separado de mí, sintiéndome bastante achispada.

Me correspondió con una sonrisa provocadora y se me puso la piel de gallina.

— Se me dan bien muchas cosas — masculló, guiñándome un ojo, dejando que su respuesta adoptara un matiz descarado que me dejó sin aliento.

La melodía de mi móvil interrumpió el momento y me mordí el labio inferior, mortificada. Paper craft era mi tono de llamada. Marc reprimió una sonrisa y vi la diversión en su semblante mientras rebuscaba el dispositivo en mi bolso. El nombre de April iluminó la pantalla y contesté sin titubear.

— ¡Por fin! — la escuché exclamar —. Llevo llamándote más de diez minutos.

— Perdona.

Apreté los labios y le lancé una mirada de disculpa a Marc antes de levantarme. Un leve mareo se apoderó de mí cuando estuve totalmente erguida.

— ¿También estás en la terraza?

Le contesté que sí y me puse a buscar su cara entre la multitud. Conseguí localizarla a los pocos segundos. Estaba al otro extremo del lugar, junto a Spencer. Sus ojos castaños se tiñeron de alivio al encontrarse con los míos. Tras decirle algo a Spencer, corrió hacia mí y me rodeó el cuello con los brazos.

— Me tenías preocupada— confesó—. Siento muchísimo lo de antes. Thomas s un gilipollas integral.

Rodé los ojos y negué con la cabeza.

— No te preocupes.

— Te juro que no tenía ni idea de qué vendría— prosiguió.

— No estoy cabreada contigo — le aseguré, intuyendo que eso era exactamente lo que estaba pensando.

Me miró con intensidad y me abrazó, por lo que yo solté una carcajada.

— Te quiero mucho — murmuró.

Efecto calor [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora