Efecto calor [1]

Capítulo 17

Banda sonora del capítulo: If this was a movie, de Taylor Swift.

April casi siempre se salía con la suya. Por eso, no me sorprendió cuando logró que su padre hiciera que un coche nos recogiera a las puertas del internado esa misma tarde. A su vez, el padre de April convenció a mi madre para que me dejara pasar unos días en su casa. Sospechaba que había tomado esa decisión llevada por la culpa que sentía al no poder pasar mi cumpleaños conmigo. Tanto ella como mi padre trabajaban.

El padre de April nos recibió con entusiasmo y me dijo que me sintiera como en casa. Tras la fugaz bienvenida, desapareció tras las puertas de su despacho. Al parecer, Lauren, la madrastra de April, no estaba en casa, al igual que su hermano pequeño. Según me dijo no estarían en todo el fin de semana.

—Spens está de camino — comentó una vez estuvimos a solas.

Había dejado de llover y habíamos decidido que iríamos a tomar algo por el centro de la ciudad.

—¿Tú padre lo sabe? — Asintió, muy tranquila —. ¿Y este buen rollo que os traéis ahora a que viene, si se puede saber? — curioseé, a sabiendas de que su relación era espinosa por naturaleza.

—Me acaba de perdonar la que liamos en año nuevo y está de buenas — contestó, encogiéndose de hombros —. A ver cuánto le dura.

Me carcajeé y me mordí el labio inferior.

—El tiempo que tardes en liarla de nuevo.

Me golpeó con un cojín e intenté apartarme en vano.

—Si me meto en problemas será culpa tuya — replicó, claramente divertida. Le llegó un mensaje al móvil y se levantó —. Vamos. Spens ya ha llegado.

Tras avisar al padre de April de que salíamos, nos dirigimos al exterior. Aún no me había acostumbrado a ir en muletas, así que tardamos más de lo normal en llegar hasta el coche de Spenser. April me ayudó a montarme a la parte trasera. Una vez acomodada, ocupó el asiento de copiloto y saludó a su novio con un beso en los labios.

—Ya he hablado con Thomas — dijo este tras el caluroso saludo, mirándome a través del retrovisor —. Me ha prometido que no se irá de la lengua.

—Eso espero —repliqué, dubitativa.

—Pues yo no me fío ni un pelo —añadió April, rodando los ojos y cruzándose de brazos —. Será tu amigo y todo lo que quieras, pero también es un capullo.

—Te equivocas con él — rebatió —. Y para demostrar que no va malas, ha organizado una fiesta mañana por la noche —. Me volvió a mirar a través del espejo —. Para celebrar tu cumpleaños, Summer.

—Tenemos planes — se apresuró a decir April, sabiendo que no me haría ninguna gracia ir.

—No, está bien — mascullé, en tono calmado. Quería asegurarme de que no abriría la boca —. Iremos.

Así que aquí estábamos al día siguiente, frente a la puerta del piso que compartían Spenser y Thomas, para celebrar mi dieciocho cumpleaños. Había recibido mensajes y llamadas de felicitación durante todo el día. Mis padres me habían ingresado el cheque anual y también me habían felicitado por videollamada.

April me sacudió levemente el hombro y me lanzó una mirada inquisitiva.

—¡Alegra esa cara, cumpleañera! — exclamó, intentando levantarme el ánimo. Había estado de un humor de perro toda la tarde —. No me digas que estás así por tus padres.

—Claro que no — negué, con una sonrisa débil en los labios —. Estoy más que acostumbrada.

—¿Entonces? — curioseó, entrecerrando los ojos —. Es por Eme, ¿verdad?