Cerré los ojos y dejé que se posicionara sobre mi cuerpo, extasiada ante su cercanía. Delineó mi boca con la lengua, saboreándome con una intensidad arrolladora, haciendo que la lava se desatara en mi vientre, expandiéndose por mis venas y alcanzando puntos hasta entonces desconocidos.
Sus labios se movían dominantes, casi con desespero, exigentes. Una de sus manos se aferraba a mis caderas con fuerza. No había ni una sola célula de mi cuerpo que no sintiera la atracción que existía entre ambos. Disfrutaba de la forma en la que recorría con su boca la piel de mi cuello, con la respiración agitada. Me cautivaba como volvía poco después a mis labios, incapaz de permanecer alejado durante más de dos segundos.
Sus dedos se colaron por el borde de mi blusa y rozaron la base de mi vientre, provocando una sucesión de suspiros por mi parte. Separé la espalda del sofá y permití que me quitara la prenda. Sus pupilas se encontraron entonces con las mías. En ellas percibí la indecisión, claramente custodiada por el deseo.
Hundí mis manos en su pelo y tiré de su rostro hacia el mío, demostrándole entre besos hambrientos que aquello era exactamente lo que necesitaba, lo que quería. La duda abandonó por fin el control de sus movimientos y se entregó totalmente a mí.
Aproveché su rendición y tiré del dobladillo de su sudadera para arriba. Acatando mi petición silenciosa, se la sacó por la cabeza, otorgándome finalmente la oportunidad de contemplar la imagen de su torso desnudo por primera vez. No perdí el tiempo y rodeé su cuello con los brazos, trazando la silueta del tatuaje que adornaba su pecho con la boca, la flecha de Malin.
Marc clavó sus manos en mi cintura y se levantó del sofá, alzándome consigo y depositando un brazo bajo mis muslos, procurando no tocar mi pie magullado. Ataqué su garganta con los labios mientras lo notaba avanzar en dirección a la escalera, supuse que de camino a su habitación. Al llegar, me dejó sobre la cama y me quitó los pantalones, dejándome en ropa interior ante sus ojos.
Apoyándome sobre los codos, estudié la precisión de sus movimientos mientras se desnudaba sin dejar de mirarme. Tez pálida, figura atlética, pelo recogido en un moño desenfadado, mirada famélica. Todo en él me atraía de una manera desmedida, descontrolada, casi enfermiza.
—No sabes las veces que nos he imaginado de esta manera— lo escuché decir, colocándose sobre mí, sus manos en mis caderas, su rostro a pocos centímetros del mío.
Le contesté con un beso y sus dedos hábiles no tardaron en encontrar el cierre de mi sujetador, liberando mis pechos y acunándolos con la palma de las manos justo después. Me derretí bajo su toque, la humedad de su boca recorriendo mi mandíbula, mis senos y mi estómago. El hormigueo siguió creciendo en mi bajo vientre cuando noté su dedo índice delineando mi entrada, apartando la tela a un lado y explorando mi humedad con destreza.
Cerré los ojos y me dejé caer sobre el colchón, disfrutando de las envestidas que sus dedos acompasados me propinaban, las caricias de su pulgar en mi clítoris y la danza de su boca en mis muslos.
Al cabo de un rato, me golpeó el orgasmo y abrí los ojos, topando con la lujuria en su semblante. Se levantó y se quitó la ropa interior justo después de hacer lo propio con la mía. La imagen de su excitación, erecta, me puso la piel de gallina.
Caminó hacia su mesita de noche, abrió un cajón y sacó un paquete de preservativos. Tras rasgar un envoltorio, cubrió su longitud con el látex. Se cernió sobre mí de nuevo y noté la punta de su miembro en mi entrada, tanteando la zona entre suspiros, cerrando los ojos al entrar en contacto con mi humedad.
Entonces lo sentí abrirse paso y me aferré a sus hombros, consciente del agarre du sus manos en mi cuerpo, su atención fija en la expresión de mi cara mientras irrumpía en mí. Sus pupilas grises se dilataron cuando alcanzó el punto más profundo y me llenó por completo. Se quedó muy quieto durante unos segundos antes de seguir, regalándome la imagen de su gesto perdido en el placer que mi cuerpo le brindaba.
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Efecto calor [1]
RomanceSummer se cuela en ese club porque quiere conocer a Marc. Él es famoso y no sospecha que ella es menor de edad. No se imaginan los problemas que acarreará para ambos esa situación. ****** Esta historia tiene un spin off titulado "Efecto Hardwicke". ...