𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 26.

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Su disgusto por las rosas blancas y rojas.
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Annalise Edén Romanov.

Siempre he creído que después de la muerte existe la vida eterna o también la reencarnación. Y aunque ningúna de estás teorías pueden ser confirmadas, creo firmemente en que después de la muerte, existe una vida larga y feliz, sin dolor, sin preocupaciones, sin problemas.

Algunas veces imaginaba que podría morir en paz siendo una arrugada anciana que pudo vivir una buena y un poco complicada vida, probablemente sola o tal vez acompañada de alguien que amé demasiado. La primera vez que lo reflexioné tenía trece años, tan inocente e incrédula que no sabía que tres años después moriría en los brazos de él.

Podría decir que fue una muerte rápida y sin dolor, que fue como quedarse dormido después de un largo día de estudios, podría decir que morir en sus brazos fue tranquilo y soñador, podría decir que me sacrifiqué por el amor de mi vida o que una maldición en la sangre me debilitaba poco a poco.

Pero no. Nada de eso sucedió el día de mi "muerte". Fue todo lo contrario.

A mis cortos dieciséis años, nunca había experimentado un miedo tan intenso, hasta que Tom Riddle me empezó a seguir con intenciones de volver a hacerme olvidar lo que descubrí una vez más. Nunca había experimentado un dolor tan grande cómo aquel que sentí cuando la daga atravesó mi abdomen.

Una y otra vez.

Sentir cómo todo se desgarraba por dentro, sentir la sangre subir por mi garganta. Haberme ahogado con mi propia sangre, fue completamente doloroso y desagradable. Sentir cómo el aire me faltaba y me era imposible respirar.

Morir en sus brazos no fue como los cuentos de amor lo describían, no sentí esa paz cuando me repetía una y otra vez que me amaba, no sonreí cuando besó mis labios por última vez. Nada de eso sucedió el día de mi muerte, a cambió lo único que sentí fue dolor y repulsión.

Y pensar que creí amarlo, pero en realidad eran los efectos de la amortentia. Tom. Tom. Tom.

Había empezado a tener pequeños sentimientos por tí, y tú lo arruinaste. Tom. Tom. Tom.

¿Porqué me has hecho esto?

¿Qué hice mal?

Te quise tanto y aunque suene estúpido, te sigo queriendo. Pero el dolor en mi corazón me nubla los ojos cada vez que pienso en tí, me asusta saber que puedo volver a sentir ese dolor que me causaste. Me asusta saber que has perdido la cordura.

𝐏𝐫𝐨𝐟𝐞𝐜𝐢̀𝐚𝐬. ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora