𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 3

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La verdad es dolorosa.
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Tercer año.

Sus pies se balanceaban de un lado a otro en su cama, sus manos arrugaban aquella fotografía de su madre, mientras lágrimas salían de sus hermosos ojos verdes, sus sollozos eran destrozados, le dolía.

Nunca creyó que fue creado por una poción de amor, le dolía el simple hecho de que su madre tuvo que envenenar a su padre con una poción de amor para que él estuviera con ella. Lo encontraba enfermo y desesperado.

Literalmente le había suplicado a Merlín que lo ayudara a encontrar las respuestas que buscaba, y al final las encontró, pero el resultado fue doloroso, su padre abandonó a su madre tan pronto cómo los efectos de la amortentia se desvanecieron, su madre murió dando a luz, esa fue la historia de cómo quedó huérfano.

Un miserable niño mestizo con habilidades mágicas.

Los odiaba, odiaba a cada maldito muggle, odiaba a su padre por abandonarlos a él y a su madre, odiaba con todo su ser a cada asqueroso muggle que se atravesará en su caminó, los odiaba.

Los suaves y firmes toques en su puerta llamaron su atención, de inmediato se limpió las lágrimas y guardó aquella fotografía en uno de sus cajones, molestó gritó sin importar quién era la persona que tocaba la puerta.

—¡No me importa que te quedes afuera! ¡Lárgate imbécil!— gritó entre dientes caminando hacia su cama.

Los toques se dejaron de escuchar, Tom creyó que había asustado a esa persona y se había ido de inmediato, pero su rostro se deformó del enojo al escuchar la puerta siendo abierta.

—¡Maldición he dicho que te vayas!— gritó sin girarse para ver quién era la persona.

Su rostro se inundó de tranquilidad al escuchar su suave y dulce voz.

—Mi madre siempre dice que es malo decir malas palabras— aclaró la suave voz de Annalise— ¿Porqué estás tan molestó Tom?

—No es nada que te importe tonta— replicó molesto.

Creía que con esas palabras serían suficientes para que ella se fuera y probablemente no le hablará dentro de un periodo de tiempo. Y tal vez ella se alejaría de él, como todos los demás siempre lo habían hecho a lo largo de los años.

Pero ella se quedó.

Tom solo observó de reojo cómo ella se sentaba en la cama y daba unas cuantas palmaditas a su lado, indicándole que se sentará. El azabache dudó en hacerlo pero al final se sentó a lado de ella tratando de ocultar sus ojos un poco hinchados por haber llorado. Annalise dejó caer su cabeza en el hombro del chico, mientras se abrazaba a él.

𝐏𝐫𝐨𝐟𝐞𝐜𝐢̀𝐚𝐬. ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora