𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 4

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¿Magia oscura?
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—Mamá, papá, él es mi mejor amigo, Tom Riddle— presentó con una sonrisa a sus padres.

El azabache mantenía una postura tranquila y firme, cuando en realidad estaba totalmente nervioso, la cálida mano de Annalise sobre la suya lo tranquilizó un poco. Respiró profundamente antes de sonreír y hablar.

—Es un gusto concerlos señor y señora Romanov— músito con una pequeña sonrisa.

—Pero mirá que lindo es el novio de Annalise— halagó Emilia Romanov, la madre de Eden.

Los ojos de los niños se abrieron con sorpresa, la mano de la rubia comenzó a sudar lo que causó que quitará su mano sobre la de Tom, en cambió el azabache frunció el ceño molestó ante la falta de contacto.

—¿Novio? Yo creí que el joven Abraxas era su novio— replicó el padre de la pequeña rubia— Pero igual cariño, no tendrás novio hasta los cuarenta.

—¡Madre! ¡Padre!— reclamó avergonzado la probé niña causando la risa de sus padres y Tom.

Después de unos cuántos comentarios más por parte de los señores Romanov, finalmente pudieron librarse de ellos. Annalise suspiró aliviada al ver que todo había salido de maravilla, y de un estirón se llevó a Tom al piso de arriba de la gran mansión.

Tom veía con maravilla la gran mansión Romanov, era de colores muy finos y fríos, pero aún así eran agradables, literalmente toda la mansión era de un color blanco. Era enorme, con Miles de habitaciones que él suponía eran diferentes salas o bibliotecas.

No entendía cómo Annalise no sé perdía en esa gran mansión, y cómo si ella leyera su mente respondió a su pensamiento.

—Al principio me perdía muy seguido, en más de una ocasión tuve que dormir en la primer habitación que veía porque no encontraba mi propia habitación— comentó retrocediendo para tomar la fría mano del azabache.

La rubia ya estaba acostumbrada, las manos de Tom eran frías al igual que las de Abraxas, no sabía cómo explicarlo pero a pesar de que los dos tenían las manos frías pero su corazón era cálido con ella, Annalise no sentía esa extraña calidez en su pecho cuando los tomaba de las mano, se sentía protegida a lado de los dos niños, pero simplemente no era suficiente.

Dió un corto suspiro antes de seguir caminando con su mano entrelazada a la del azabache el cual estaba un poco sonrojado, Annalise casi nunca tenía ese comportamiento con él ya que siempre la rechazaba diciendo que le daba asco que lo tomarán de la mano. Pero ahora era diferente, ya no sentía desagrado cada vez que ella lo tomaba de la mano, ahora anhelaba su toque más que a nada.

𝐏𝐫𝐨𝐟𝐞𝐜𝐢̀𝐚𝐬. ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora