𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 24.

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Ella es real.
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Al cerrar los ojos te vuelvo a encontrar, pero mis ojos se han cansado de tanto llorar. Me costó entender que todo había acabado ya.

Tu risa la he olvidado por completo, tu aroma ya no perdura, y tu voz la estoy empezando a olvidar.

Creo que es hora de dejarte ir.

Abraxas Malfoy…

[°°°]

Harry caminaba nervioso con sus mejores amigos a sus lados. Hermione y Ron parloteaban de lo misterioso que se había visto Harry las últimas semanas, y que comprendían perfectamente si él no quería decir nada. Bueno, la que comprendía era Hermione, mientras tanto Ronald prácticamente le estaba exigiendo que les dijera que era lo que le pasaba.

Pues últimamente Potter se desaparecía y se iba a Merlín sabe dónde, al principio les pareció algo normal ya que Harry necesitaba su espacio, además de que se veía agobiado por todo el cargo que tenía con el mundo mágico. No querían dejarlo solo en situaciones realmente difíciles y preocupantes, pero tampoco querían que se sintiera presionado.

—Sabes que puedes contar con nosotros, pero tampoco queremos hacerte sentir presionado— susurró Hermione.

—No es bueno guardarse tantos problemas así mismo— continúo Ron.

El pelirrojo y la castaña siguieron hablando hasta que sin darse cuenta llegaron a la entrada de la oficina del director.

—Chicos, chicos, agradezco que se preocupen, pero estoy bien— en parte había mentido, pero no le quedaba de otra, no quería que sus amigos estuvieran en peligro por su culpa— Sé que cuento con su apoyo, pero estoy bien.

—Por ahora…

Susurró el pelirrojo para luego ser callado por una mala mirada de Hermione.

Luego de un pequeño intercambio de palabras, Harry inmediatamente ingresó la contraseña para poder entrar a la oficina del director, mientras tanto sus amigos se quedaban afuera, pensando seriamente en seguirlo o simplemente irse y darle su espacio.

Al entrar Harry se encontró con lo mismo de siempre, los cientos de cuadros, el sombrero seleccionador que perteneció a Godric Gryffindor, y las miles de cosas que despertaban su curiosidad. Esperaba encontrarse con el viejo Dumbledore, pero en vez de eso se encontró con una cabellera rubia que bajaba con elegancia por las escaleras.

—Hola Harry— saludó sonriente la chica rubia.

A Harry le parecía realmente sorprendente que a pesar de cada una de las cosas malas que le han pasado a Edén, ella seguía sonriendo. Tal vez sería una sonrisa falsa o sincera, pero siempre había una sonrisa, habían veces en las que se preguntaba si no le dolerían las mejillas de tanto sonreír.

𝐏𝐫𝐨𝐟𝐞𝐜𝐢̀𝐚𝐬. ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora