Capitulo 34.

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¡Despierta Draco!.

Cuando era niño, recuerdo que mamá decía lo que era el amor. Realmente no podía creer que una mujer tan seria cómo ella hablará sobre un sentimiento que consideraban inservible y que según te hacía débil. Me sorprendieron sus palabras; Si amas a alguien pero sientes que no vale la pena luchar por ella, entonces hay que dejarla ir, aunque la amarás, eso no significa que dejaras que te dañe. Pero si en verdad crees que ese amor es el indicado, entonces lucha por ella.

Y eso es lo que estaba haciendo. Annalise era la indicada, la amaba a ella. La quería a ella.

Es por eso que me encontraba corriendo lo más que podía, con la esperanza de encontrarla y escapar con ella.

Sacrificaría mi vida para mantenerla a mi lado. Annalise espera un poco más mi amor...


Draco Malfoy nunca había corrido tanto en su corta vida, claro si exceptuamos la vez en la que persiguió a Blaise por toda la mansión Malfoy por haber puesto colorante rosa en su acondicionador. Fue terrible tener el cabello rosa durante días.

Pero esta vez no corría para perseguir a Blaise, tampoco corría para llegar temprano a una clase, muchísimo menos corría para salvar su vida. ¡Absolutamente no!. Corría para salvar lo más valioso que tenía, al amor de su vida. Corría para salvar a Annalise de las garras de Voldemort.

Podrían decirle que estaba siendo estupido. Que su amor por ella podría considerarse tonto, e incluso forzado por el poco tiempo que tuvieron de conocerse. Pero en tiempos de guerra su amor no tuvo un buen desarrollo, no pudieron tener unas cuantas citas antes de dar el primer beso. No pudo conocerla cómo en su sueño.

No podía conocerla en la estación Kings Cross como en su sueño. No tuvieron un amor normal, no pudo invitarla a cientos de citas para enamorarla de la manera adecuada, no podía decirle que la amaba sin tener que apresurarse por miedo a que los mataran en ese instante. A pesar de todo eso la amaba, y si alguien decía que eso era una mentira, él estaba dispuesto a contradecirlo, y no de una bonita manera.

Rogaba a Merlin que Edén no fuera directo hacia donde la muerte la esperaba, rogaba que estuviera bien. Mientras él corría tratando de escapar de los mortifagos que minutos antes lo perseguían, diversas personas trataban de escapar del lugar donde se encontraba la muerte, algunos mirando con desprecio al rubio desesperado y otros mirándolo confundidos por su rapidez para llegar hacia el lugar donde estaba la muerte.

Necesitaba llegar, asegurarse de que ella no estuviera ahí. Se sentía mareado, cansado, estaba sudando demasiado, su visión se estaba haciendo borrosa, casi cómo si todo esto fuera una pesadilla de la cual esperaba despertar pronto y encontrarse en su cama con Annalise Romanov a su lado.

Pero no, nada de esto era un sueño, era la pura realidad. A lo lejos escuchó la risa demoniaca de su loca tía, lo cual lo sacó de su ensoñación haciendo que corriera más rápido. Estaba cansado, pero no se iba a rendir.

Aceleró el pasó al escuchar unos gritos que venían al fondo del pasillo completamente oscuro. Las personas ya habían desaparecido pues solo trataban de escapar a la muerte, trataban de alargar su vida un poco más.

Su corazón se aceleró al escuchar gritar la rota voz del amor de su vida, inmediatamente sus ojos se enfocaron en cómo Voldemort la tomaba de los brazos listo para desaparecer con ella. Annalise se encontraba en el suelo, llorando desgarradoramente por su dolida alma.

𝐏𝐫𝐨𝐟𝐞𝐜𝐢̀𝐚𝐬. ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora