- Estoy desesperadamente esperando a que alguno de ustedes diga algo.
Andy fue quien rompió el silencio, harta de observar cómo Tia sólo daba vueltas las hojas de su libreta, con un ruido alto y molesto. Pete había quedado parado al lado suyo, al parecer emocionado de actiar como su segundo al mando, pero viéndose al final como un cachorro perdido cuando Tia nisiquiera se reincorporó en ningún momento desde que alguno llegó.
El sonido de unos grillos quedarían perfectos para adornar ese momento. No es que la sala de teatro hubiera presenciado mucho caos en los últimos tiempos, pero sin duda este podría ser el momento más incómodo que dio lugar.
La sala era tan grande como para albergar, en sus tiempos de gloria, a dos cursos enteros, pero se utilizaba más que nada para los mismos estudiantes que participaban del club de teatro. Tenía varias hileras de gradas, separadas en tres secciones, pero la central era la única que no había sucumbido bajo las sombras. Había un escritorio y un par de pizarrones blancos móviles al fondo del pasillo que separaba las dos secciones a la derecha, y es ahí donde se ubicaban. Iluminada por los reflectores que apuntaban a un gran telón rojo, extendido para no dejar entrever una pizca del suelo de madera del plató. A diferencia de la sala común, ésta contaba con almohadones de un sutil azul simulando sillas individuales en el frío material de las gradas. Había más distancia entre ellas que las de la sala común. Eran lo suficientemente cómodas para ellos, reunidos en un círculo y enfrentados por el pasillo.
Pete se aclaró la garganta, dando un paso al costado, más cerca de Tia.
- Ustedes nos llamaron, ¿y ahora no se les ocurre nada? - Andy dijo, exagerando su impaciencia. Era una persona ocupada (o por lo menos eso tenía que recalcar).
- Perdón, pero técnicamente, nosotros aparecimos primero. - Sam recalcó, recostada sobre uno de los bancos del lado opuesto a Andy y Caleb.
- Tia, ¿quieres decir algo...? - Pete murmuró, ligeramente avergonzado.
Tia ladeó la cabeza, por fin detuvo sus manos en una página, tomando ciertos escritos. Aun así, no respondió.
- Ah, disculpa, es que no suelo hacer esto de lunes a viernes. - Andy revoleó los ojos. - Igual la chica que sabe sobre escribir, podría ser la que hable sobre escribir, si no es mucho pedir.
Laura arrugó la nariz, pero no dijo nada.
- Denle tiempo. - Caleb habló sobre el talón de su mano, donde reposaba su cabeza desde hace largo rato. Él también estaba cansado pero podía ser un poco más paciente, si eso se hacía con una pizca de empatía. Al fin y al cabo era la chica quien les estaba haciendo un favor y donándoles un poco de su tiempo, aunque la hora fuese sido la peor elección. Había tenido que convencer a su entrenador de que faltaría (aunque fuese esa vez) al entrenamiento.
Pete sintió que las miradas cayeron en él, y por mera incomodidad sonrió con labios apretados, sintiendo la necesidad de comerse las uñas por nervios. Intentó respirar profundo y decidió poner esa actitud que había usado todo el año para hacer nuevos amigos, y en los partidos. Simplemente 'actuar'.
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Rapsodia Ⓩ ZODÍACO
Teen FictionInspirada en ESA escena de Mean Girls. En una escuela privada del sector rico de un país primermundista, los adolescentes se encuentran con mucho tiempo libre. La creación de chismes a través de carteles en los pasillos de la escuela y por una págin...