|023|

254 27 6
                                    

Revisó la página por vigésima vez en el día

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Revisó la página por vigésima vez en el día. No había cerrado aquella pestaña en su computador desde el martes a la tarde, y todavía no podía hacer que una idea creciera en su cabeza. Su primer intento había fracasado, y quién sabría si ahora perdería su puesto en ese extraño "club" por culpa de lo que había pasado. Al presentar una idea tan contrariada por Tia, se sentía como si hubiera puesto en jaque a su propia reina, y ni ese movimiento arriesgado le ayudó en su jugada. No votaron por su propuesta y luego cometió el error de dejarle el trabajo de la impresión a un sujeto que, por lo poco que lo conocía, podía denominarlo como mentalmente inestable. Bueno, por lo menos, se había salvado de una paliza, por segunda vez desde la fiesta.

Recaía en él, entonces, buscar más pistas. Alguna guía a otro plan. Otra red mental que crearse para volver a la jugada. Y había pasado más tiempo del que era consciente observando la pantalla con las letras y el blog abierto, esperando que algún engranaje en su cabeza girara y le diera un cambio de sentido que le haga avanzar un par de pasos. 

Hasta ahora, sólo pudo enfocarse en una frase. La única de la podía sacar un poco de sentido. Y es que, quien estuviera detrás, parecía realmente decepcionado por lo que había pasado con el periódico. Decía que esperaba tener un rival "digno". ¿Atención? Tal vez el método de Tia sí tenía más sentido: esta persona quería discutir, ser parte de la conversación, no sólo ser el micrófono de un monólogo. Tal vez, por eso optó por la provocación, buscar a quienes mostraran algún esfuerzo en defenderse, en contraatacar. La defensa casi pasiva que proponía Tia era una bofetada en la cara, mientras se mira hacia otro lado y no es ni nombrado. Podría estar tomando esa iniciativa. Ender lo pensó durante horas. Inmediatamente deshechó esa idea. ¿Por qué se escondería tanto detrás del anonimato si quería atención? En sus links mostraría más protagonismo, forzaría su perfil en sus insultos y sería consistente con sus acusaciones, para conformar una personalidad a base de lo que odia. Por el momento, eso no pasaba.

¿O sí?

El jueves decidió darse un descanso asistiendo a clases. No podía lidiar más con su mente y la falta de ideas. Tal vez enfocarse en un trabajo de verdad, como uno de matemáticas, le ayudaría para refrescar sus pensamientos. Aunque, por primera vez en mucho tiempo, todo eran distracciones, y las letras de los libros volaban frente a sus ojos sin poder percibirlas. Las personas a su alrededor lo miraban extraño. Algunos cuchicheaban al pasar y otros, de estar a un metro, tomaban sus cosas y se alejaban, como si temieran un ataque de locura o un atentado. Era increíble la facilidad con que las personas se prestaban a tales manipulaciones, dando tanta credibilidad a cuentos como ellos eligieran. Un día algo era correcto e incorrecto, al siguiente las líneas se volvían confusas si se trataba de divertirse a costa de otros. 

Estaba en el ojo de la tormenta. Así sería, seguramente, por una o dos semanas, hasta que saliera otro link. Las personas de pronto lo notaban a la lejanía, cuando en su cotidianeidad había sido capaz de pasar desapercibido incluso por su compañero de banco en Química. Su tranquilidad, y su intachable mundo personal, estaban quebrándose y en el borde del abismo por culpa de una persona que había decidido divertirse poniéndole en la luz del espectáculo. Sin ninguna razón aparente. Sin ningún odio ni rencor personal. Ender no conocía a esta persona. De eso estaba seguro. Y, sin embargo, ahora le arruinaba todo a lo que se había acostumbrado. 

Rapsodia Ⓩ ZODÍACODonde viven las historias. Descúbrelo ahora