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- ¿Pasas todo el tiempo aquí? - el castaño preguntó al dar los últimos pasos hacia las gradas, donde una chica con cabello desarreglado estaba sentada en el último escalón, el botín en su pie izquierdo golpeando con el talón el metal de las gradas...

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- ¿Pasas todo el tiempo aquí? - el castaño preguntó al dar los últimos pasos hacia las gradas, donde una chica con cabello desarreglado estaba sentada en el último escalón, el botín en su pie izquierdo golpeando con el talón el metal de las gradas en un tic nervioso.

- No me uses como excusa para holgazanear - Sam bajó la mirada, dándole una ligera seña con la cabeza al uniforme del chico. Tenía la camiseta de entrenamiento puesta con ligeras marcas de sudor, y vendas en la zona de los tobillos, justo por encima de las zapatillas deportivas con los cordones desatados. Pero Caleb ignoró el comentario, sentándose en el escalón más bajo.

- Y yo que pensaba que tenías una tienda de campaña bajo las gradas.

- No lo necesito. - Sam suspiró, expresión seria, pero bromeando. - Duermo en esas mantas que usaban los de último año luego de los partidos.

- Ah, sí, las famosas mantas. - Caleb chasqueó la lengua. - Dicen que han visto más porno que un puberto de primer año.

- Tú sabrías sobre eso, ¿no? - Sam miró de soslayo la reacción del chico, la más mínima sonrisa de lado en su rostro.

- ¿Yo? Meh. - El castaño fingió que miraba sus uñas con falso interés. - Aunque no lo sepas, yo tengo clase.

Sam no pudo evitar sonreír, mientras negaba con la cabeza y volvía la vista al frente. Todo su grupo de fútbol estaba aún entrenando, el constante pitido de un silbato marcando la salida de otro par de chicas para la carrera con el balón a los pies. Había participado durante un rato, y de verdad le había puesto entusiasmo; pero entonces se aburrió y se alejó hacia las gradas, un lugar al que últimamente recurría mucho.

- ¿Y no vas a jugar?

- ¿Para qué? De todas formas nunca me pone en el equipo titular. - Sam ladeó la cabeza, sopesando. - Nisiquiera soy suplente.

- No soy ningún experto, pero creo que hay que trabajar para llegar a eso.

Sam culminó con la mirada al chico, pero este no se dio cuenta. - Sí, claro.

- Tampoco sé mucho de fútbol... - dijo, volteándose hacia la chica. - pero me contaron que eres muy buena.

- Ajá. ¿Según quién?

- Varias personas. - Caleb encogió los hombros, bajando la mirada un segundo. Volvió a verla cuando agregó: - Laura, por ejemplo.

Sam rió entre dientes. - Para Laura todo el mundo es bueno en lo que hace. Creo que no está en su sistema la opción de pensar en algo negativo sobre otra persona.

- Es parte de ser honesta y realista. - Ironizó el chico en respuesta. Sam bufó y rodó los ojos.

- ¿Puedes parar con eso? Es mi amiga, y entiendo que haya herido tus sentimientos pero no vas a encontrar en mí alguien con quien faltarle el respeto.- Sam habló sin mirarlo, frunciendo el ceño hacia el campo de juego, donde Laura, entre otras chicas, seguían moviéndose entre los conos con rapidez y agilidad.

Rapsodia Ⓩ ZODÍACODonde viven las historias. Descúbrelo ahora