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- Increíble es invitar al club y que te sorprenda ver al club en la fiesta

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- Increíble es invitar al club y que te sorprenda ver al club en la fiesta.

Giovanna alzó las cejas, mirando a la castaña en el sofá con el atisbo de una sonrisa. Tenía una mano en su cadera y la otra para apoyarse contra el marco de la puerta. Sam le devolvió la misma mirada, dejándose caer contra el respaldo y tomando de un vaso sin despegar la mirada.

- Ay no, ya adoptaron el término. - Andy sentenció con pesar.

- Puedes sacar al niño del club pero no puedes dejar al club del... no, esperen, ¿cómo era? - Laura se rascó la barbilla y Giovanna pudo ver que no estaba en su completo razonar. Con la cantidad de vasos dispersos por el suelo, les habría sido de más utilidad un barril entero sólo para ellos. Volvió su vista a la rubia, una sonrisa de lado en su rostro.

- Y por poco fallan en cuidar a la princesa.

- Es que la fiesta abajo estaba aburrida, sin ofender.

- No es tu culpa claro, pero necesita algo más... - Andy hizo un gesto con sus manos, como si tuviera que recordar el último ingrediente que le faltaba a su receta. - interesante. Menos ordinario.

- No esperaba más del grupo de nerds, esconderse en la oficina es justo lo que ustedes harían. - Giovanna dijo desde el marco de la puerta aún. El ruido que venía de la planta baja lograba pasar a la habitación y romper con el propio ambiente que se había creado, el olor, la música y el bullicio interrumpiendo su juego de beer pong y su incesante burle y mofa.

- Gio, sabes como son las fiestas y no cerraste esa puerta con llave. - Caleb ofreció, sin dejar que sonara como una sentencia, pero sí dejándolo en claro. Levantó las dos manos al aire en señal de paz. - Pero de todas formas cuidamos el lugar. No rompimos nada.

-... Aún.

Viggo acotó en voz grave y baja, viendo que Ander comenzaba a desesperarse por el juego y sus últimos intentos habían sido más violentos que habilidosos. A su lado, una Laura alegre y risueña (más de lo normal) bromeó observando el terrible intento de un tímido Ender al que su contrincante lo seguía instigando a jugar a pesar de la charla. Movía su mano con la bola sin decidirse aún si tirarla o no. Las voces de los demás lo desconcentraban y ya no recordaba de cuales vasos ya había tomado.

- ¿Pueden- parar de una puta vez? Me desconcentran.

Ander exclamó luego de otro intento fallido, dejando caer la bola a los pies de Laura, la chica rio por su comentario. Las personas en el otro sofá comenzaron a burlarse de lo serio que se estaba tomando el juego y cómo estaba perdiendo - enrealidad no, pero el chico perdido en el otro extremo parecía que estaba en presencia de alcohol por primera vez en su vida y que hubiera logrado que Ander tomara dos vasos ya era un logro, y una derrota para el de último año.

Giovanna enarcó una ceja ante el nuevo bullicio, pero no dijo nada. Sólo dio un paso y cerró la puerta tras de sí. La fiesta no estaba tan buena, sus oportunidades de divertirse se habían ido por el drenaje el momento en el que un imbécil pensó que sería buena idea mentir sobre su salud. Tal vez le podría ir mejor que eso, y conformarse con juntarse con el grupo de raros era caer demasiado bajo. Pero por ahora, no era una mala opción.

Rapsodia Ⓩ ZODÍACODonde viven las historias. Descúbrelo ahora