El día se tintó con las nubes grises que se veían fuera de las ventanas. No había señales de Pete por ningún lado, pero eso era de esperarse. Ander tenía ese nervio en la mano de nuevo, con mil cosas en la cabeza. Requería mucha de su voluntad para no dejarse llevar por algún impulso al escuchar las idioteces que algunos a su alrededor decían. La mayoría de los alumnos no entendían a qué se refería el artículo. Mac había preguntado por vigésima vez en el día qué era la ansiedad social.
Pero incluso sin comprenderlo, las burlas no faltaban. Nisiquiera eran divertidas, ni tenían sentido. Las mismas personas, que habían envidiado la sencillez, tranquilidad y humor de Pete enloquecían por su mentira, como si hubiesen sido engañados por una deidad que acababa de sangrar: lo dramático de esta analogía con todo propósito, pues para los adolescentes de Mudrose, cualquier cosa era digna de volverse un sofocante chisme.
Andy, por su parte, pasó la mayor parte del receso encerrada en el baño, sin comprender el mal sabor de boca que no pudo sacarse en todo el día. Entre sus amigos, se rieron de la situación, dejando en claro que cualquier enfermedad psicológica era un fantasma y una excusa para inadaptados, y creyó que así se sentiría más ligera. No funcionó, y seguía con ese malestar que le acompañaba adonde fuera. Fingir que no lo tenía, ya no se lo llevaba del todo.
La situación sólo empeoraba las cosas. Su cabeza repetía: si así reaccionaban con una simple pastilla, ¿que tan grave podría llegar a ser su caso?
Al finalizar la jornada, Laura fue hacia los vestidores, resignada. Con un poco de suerte, el deporte le haría olvidar ese feo sentimiento. Sentía mucha pena por el chico, tanto que luego de ponerse los botines consideró enviarle un mensaje, aunque no le había mensajeado antes y tendría que conseguir el número a través de alguien más.
Su mirada se desvió de sus cordones hacia una de las pizarras blancas. El título estaba tal cual lo habían escrito con Sam. Las decoraciones y los colores, intactos. No había rastro de la primera vez que la entrenadora se encontró con tal arte e intentó sin mucho éxito borrarlo. Ninguna compañera le prestó demasiada atención más allá de las risas cuando el accidente de la entrenadora y el borrador. Era decepcionante, pero realisticamente, no debería esperar mucho.
- No lo sé, creo que exageraron demasiado. - Le dijo una de las defensoras del equipo, su mejor amiga desde primer año dentro de los partidos y entrenamientos.
Estaban actualmente practicando pases cortos entre conos, algo que era su fuerte y la había puesto en su lugar del mediocampo hace mucho, pero que con el ceño fruncido no lograba pasar a su amiga sin pegarle en el tobillo o pegarle más suave y vago de lo debido.
- Deben tener las uñas tan sucias por hurgar entre la basura. - La chica ironizó, recibiendo otro mal pase, pero sólo frunció el ceño sin echarle ninguna culpa. Estaban lo suficientemente cerca para escucharse entre el ambiente bullicioso de las demás practicando a su derecha.
ESTÁS LEYENDO
Rapsodia Ⓩ ZODÍACO
Teen FictionInspirada en ESA escena de Mean Girls. En una escuela privada del sector rico de un país primermundista, los adolescentes se encuentran con mucho tiempo libre. La creación de chismes a través de carteles en los pasillos de la escuela y por una págin...