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Pete estaba sentado en el banco en la esquina al fondo en los vestidores, acomodando las últimas protecciones en sus rodillas cuando dos de sus compañeros se acercaron y se pusieron frente suyo

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Pete estaba sentado en el banco en la esquina al fondo en los vestidores, acomodando las últimas protecciones en sus rodillas cuando dos de sus compañeros se acercaron y se pusieron frente suyo. En su vista al suelo, solo pudo ver dos pares de pies descalzos cubiertos con medias deportivas y dos patines balanceándose de la mano del chico, donde los llevaba con pereza. No llevaban puestas sus fundad y permanecían rastros de nieve en la cuchilla.

- Entonces qué es, ¿funcionan como esteroides?

Pete subió la mirada lentamente, encontrándose con dos chicos de segundo año, que llevaban mucho tiempo en el equipo pero que no eran conocidos por contribuir demasiado. Quien habló tenía una ceja enarcada, y su compañero una media sonrisa que podría ser suficiente para amenazar su puesto de 'drogadicto'.

- No.

- ¿Vas a entrar drogado a jugar? No es que yo nunca lo hubiera pensado, pero... - El segundo chico se detuvo y alzó las manos al aire cuando el primero volteó a mirarle. - solo digo que no nos hagas perder.

- ¿Y vas a pasarlo?

- ¿Qué? - Pete preguntó, perdido. El chico exhaló una corta risa.

- Digo, si vas a compartirlo. ¿Espíritu de equipo, eh?

El morocho los miró, incrédulo. Ya reconocía a las personas del equipo que eran fácilmente cuestionables, pero ya no tenía la energía para, por lo menos, reírse de ello, ignorarlo o aceptarlo. Reprimió un suspiro al contestar, cuidando su tono para que no sonara agresivo.

- No pueden ir a cualquier persona, perdona.

El primer chico bufó, mirándolo desde arriba con desprecio, casi enojado. El otro chico rodó los ojos, claramente decepcionado.

- Da igual. Quedate con tus drogas, psicópata.

- Ah, vamos. Vuelvan a la banca de suplentes - Pete miró al costado, encontrándose con un Ander enfocado en los dos chicos, sentado en la banca a su lado. Señaló con un movimiento del mentón hacia los patines que sostenía el chico. - ¿Ya prepararon la pista para cuando entre el equipo de verdad, inútiles?

- ¿Lo vas a defender? - el de los patines miró a Ander con sorpresa. Había hecho la pregunta, aunque tenía una notoria falta de coraje para enfrentarlo verdaderamente porque, después de todo, Ander tenía... cierta reputación. - Es un punto débil, amigo. Ya habíamos aceptado lo de ser bisexual y que aún así compartiera vestuario con nosotros, pero esto hace quedar mal a todo el equipo. - Danzaba con las manos por el lugar, gesticulando con dramatismo.

- Da igual, es nuestro goleador.

Ander se encogió de hombros, manteniendo la mirada fija en ambos. No aguantaron demasiado, porque tras eso dieron la vuelta y desaparecieron en la 'S' de casilleros y bancas.

Pete volvió sus manos a las protecciones de sus rodillas, acomodando los últimos toques. No eran los primeros que hacían esa clase de comentarios, y seguramente no serían los últimos. Ahora mismo, Ander (sorprendentemente) era el único que no había comentado al respecto. Pero más que tristeza y decepción, el estrés y la ansiedad de estar allí y a minutos de entrar a la pista comenzaban a tornar todo en cólera. No pudo evitar el comentario pasivo-agresivo que dirigió a su amigo.

Rapsodia Ⓩ ZODÍACODonde viven las historias. Descúbrelo ahora