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- Y ese fue el último - finalizó Sam con un suspiro, dejando caer su morral sobre la barandilla de piedra y concreto

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- Y ese fue el último - finalizó Sam con un suspiro, dejando caer su morral sobre la barandilla de piedra y concreto.

- ¿Segura? - Caleb llamó su atención, sacando de la bolsa una pila más de papeles. Su rostro no decía nada. Sam gruñó. - No podía verte tan esperanzada y no hacer nada.

- Ja, ja. Qué buen amigo. - Sam desenredó sus brazos y se acercó, tomando la mitad de la pila mientras Caleb se quedaba con la otra.

Esto les estaba tomando más tiempo del esperado, pero si querían contribuir en el grupo que Tia estaba formando, entonces esta era una parte crucial, y debían cumplir con ella. Habían caminado por los pasillos de la escuela por veinte minutos, y las clases ya habían empezado, así que además debían tener cuidado de encontrarse con algún profesor que quisiera limpiar de chusmas los pasillos (no pasaba, normalmente).

- Ni entiendo por qué tenemos que hacer esto. - Sam murmuró, sin ganas siquiera de ponerle más fuerza a su voz. Estaba más despeinada que nunca, con todo el cabello claramente sin desenredar atado con un moño desordenado. Ir a la escuela era en estos tiempos lo que menos le apetecía. - Cuando ofrecí mi ayuda me imaginé lanzando puñetazos a quien se burle o destruyendo computadoras que tengan ese link abierto.

- Qué violenta - Caleb caminaba pegado a la otra pared, intentando cubrir tanto del pasillo como pudieran. La idea inicial era pegar los papeles cada tantos casilleros, de forma que puedan arrancarlos fácilmente para leer pero también que no se cayeran solos. A Sam ya le dolían los dientes por cortar trozos de cinta adhesiva con la boca.

- No hizo falta esto con Giovanna. Literal la noticia llegó a todo el mundo.

- No el texto original, no. - Caleb sopesó, mientras le daba la espalda pegando un nuevo papel. - Todos hablaron entre sí, compartieron las frases que más les gustaron, pero eran pocas las impresiones. Y tiene mucho más impacto ver el escrito entero.

- ¿Debemos leérselos en voz alta también?

Caleb no respondió, cortando más cinta y pegando con un solo trozo cada papel.

Sam tomó una de las impresiones, observándola por un momento. La escuela no le daba los suficientes fondos (o la suficiente libertad) a Tia como para hacer algo más que una sola página. Aún así, lograba más de lo que se le permitía.

El encabezado había terminado en un éxito colectivo. Era muy, muy bueno aunque no tuviera mucho con lo que compararlo. La noticia hablaba sobre cómo Pete había dedicado tantas horas al deporte desde su infancia, cómo había llegado a donde estaba ahora y su talento; que nada era mágico ni heredado y que nunca lo había dado por sentado. Relataba sobre su vida, por encima, el hockey como pasión y trabajo. De verdad invitaba a las personas a dejar de desvalorizar el esfuerzo de otros sólo por ser mejores.

- Espero que el mío se parezca menos a un memorándum, porque sería una historieta cómica. - Sam dijo en voz alta, riendo. Cortó más cinta con sus dientes y añadió, con una sonrisa de lado. - ¿Ya te decidiste por ser más empático o sigues con la idea egoísta de no ir a las reuniones cuando no hablemos de tí?

Rapsodia Ⓩ ZODÍACODonde viven las historias. Descúbrelo ahora