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En el gran salón podría caer una pluma sobre el cojín de un asiento y se escucharía perfectamente

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En el gran salón podría caer una pluma sobre el cojín de un asiento y se escucharía perfectamente. Lo más probable, aún así, es que nadie allí voltearía a mirar. No cuando todas las miradas estaban puestas fijamente en la puerta, casi hiptonizados, sentados con las piernas hacia el pasillo y el cuello tan volcado sobre un hombro que de durar unos minutos más, tendrían todos un problema. 

Había un par de ojos que no miraban la puerta, y sólo paseaban entre todos los presentes. Incrédula, de la colectiva expectación, la forma en la que todos esperaban que algo pasara. Que alguien entrara por la puerta. Era la primera vez que Tia veía al grupo tan calmado, y en silencio. Increíblemente, no lo soportaba.

Aclaró su garganta tan fuerte como pudo.

- ¿Podemos comenzar?

- Ah, Tia. - Laura salió de su trance, volviendo la mirada hacia la otra rubia. - Discúlpanos, es que...

- Si Ander viene apuesto todos mis ahorros a que lo hará para golpear a alguien. - Entonces, todos se devolvieron de la puerta y comenzaron a discutir, interesados por la propuesta de Sam. Parecía ser, de pronto, mucho más interesante que la puerta, y rápidamente volvió el ruido y el caos.

- Yo apuesto a que no vendrá. - Leo saltó entre todos, y miró significativamente a Pete. - Luego de lo que dijeron... no pareciera que quiera enfrentarse al elefante en la habitación.

- Debe estar llorando, sentado en algún rincón. Patético.

- Hey, no sean tan insensibles... - Laura intentó calmar luego del comentario de Andy.

- Exacto, con alguien que nunca lo ha sido con nosotros. - Caleb alzó una ceja, cruzado de brazos y apoyado sobre el respaldo de uno de los asientos. - ¿Cómo se atreven...?

- Chicos, la situación es complicada, no deberíamos molestarle así. Sé que es Ander, pero... - Pete miró al suelo, jugueteando con sus manos. - deberíamos tener un poco de empatía. O por lo menos no hablar del tema...

- Tranquilo, Pete. - Andy chasqueó la lengua. - Si fuera tú tampoco querría hablar del tema.

Tia miró al techo del salón de teatro. No debería haber menospreciado el silencio. Pero no quería desperdiciar la hora. Tampoco quería alargar la reunión. En verdad, no quería estar allí. Obviamente se había enterado. Obviamente había leído el link, y tenía tantas cosas en la mente que sinceramente la agotaba pensar demasiado. Quería pasar página de una vez, seguir con el proyecto. Era difícil, no obstante, incluso para ella, ignorar el tema.

- Agh, Dios. No me digan que ustedes también. - Giovanna rodó los ojos, brazos cruzados sobre su pecho, pies reposados sobre el respaldo de una silla un escalón debajo. - ¿Por qué carajos le prestan tanta atención a ese link? Tampoco es nada fuera de lo normal.

Nadie emitió sonido, pero Leo alzó la mano, y con la palma abierta señaló a Pete, como presentando a la verdadera razón del problema. Pete abrió los ojos como platos y bajó la mirada, de la vergüenza.

Rapsodia Ⓩ ZODÍACODonde viven las historias. Descúbrelo ahora