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- ¡Ah! - Gritó Charlie dejándose caer sobre la banca, derrotada

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- ¡Ah! - Gritó Charlie dejándose caer sobre la banca, derrotada. Por la expresión de dolor en el rostro y la pierna extendida como si estuviera inutilizada, Laura pudo darse cuenta rápidamente que se trataba de alguna contractura. En su propio dolor, que nublaba su mente, se le hacía difícil notar a su amiga, más cuando ambas sólo podían seguir jadeando agitadamente y mascullando en dolor y cansancio. - Calambre, ¡calambre!

Laura adivinó que su intención era estirarse la punta del pie, pero todo su torso ya estaba rezagada contra la pared de atrás y nada llegó a su pie, más que una intensa mirada de ojos abiertos como si pudiera hacer algo con ellos. 

Le ofreció ayuda, a pesar de que sentía que sus músculos quemaban del ejercicio.

- Espera, te ayudo. - Se arrodilló en el suelo frente a su amiga y con una mano en la punta de su botín y la otra en el talón, presionó hasta ver que la expresión en el rostro de Charlie ya no fuera de muerte. 

- Dios, siento que mis gemelos están encogidos detrás de la rodilla. 

- Tranquila, respira profundo. - Tomó su deber como capitana, intentando calmarla. Imitó el inspirar y exhalar despacio, pero dos intentos y ya se encontraba tomando bocanadas de aire. 

- No puedo. - Charlie hizo una mueca, y luego un quejido largo, exagerado, cuando Laura sin querer descuidó su trabajo en la presión de su pie. - ¿Siquiera nos sigue importando la temporada?

- Recién empieza. Con más razón tenemos que comenzar por lo alto y demostrar que somos candidatas a ganar. - Razonó Laura, pero su mente estaba en otro lado. Tal vez en el ardor en sus pulmones, o que le dolían tanto las piernas que no sabía si podría levantarse del suelo. Estaba cansada, tan cansada que no movía ni los ojos. Estaban fijos mientras ella pensaba en miles de otras cosas.

La entrenadora siempre les exigía de más la semana antes de los partidos. Eran mucho más intensos, y como siempre, duraban una hora, pero ella se quedaba, y les daba la elección a las que quisiesen de quedarse un tiempo más. Claro que, elección significaba poder ganar puntos extra, respeto y jerarquía, y no había sido abandonando el campo antes de tiempo que Laura consiguió su capitanía. Habían practicado pases y tiros libres por la primera hora extra, luego la mayoría se había ido. Sin ganas de más, cuando sólo quedaban ellas dos, la última media hora había sido puramente una práctica de velocidad y resistencia. 

- No quiero ser candidata. Sólo quiero vivir. - Charlie exhaló en un suspiro, echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos. Un golpe resonó el el locker detrás suyo. 

- Confío en que lo seremos, aunque tengamos que detenernos un par de veces por calambres, y distracciones. - Laura volvió al momento sólo para mirar a su amiga. Ya no parecía dolerle tanto, pero no iba a soltarle de pronto. Podía comprobar si aún le dolía, haciéndolo despacio.

- Las distracciones son sólo tuyas. De verdad, casi comienzas a preocuparme... ¡auch! - Pegó un salto en el lugar, y Laura volvió a presionar.

- Perdón, perdón.

Rapsodia Ⓩ ZODÍACODonde viven las historias. Descúbrelo ahora