Tom se recostó en el respaldo de su silla y sacó su celular del bolsillo. Miró a través del gran ventanal como los primeros indicios de nieve comenzaban a aparecer en un cielo gris, probablemente anunciando una fuerte tormenta de nieve. Estaba exhausto, llevaba dos días trabajando sin parar, sin ir a casa, mandando a James a darle de comer a Bobby y sacarla para hacer sus necesidades, todo para evitar pensar, sobre todo, pensar en ella.
Intentaba no tener momentos libres, atendiendo paciente tras paciente, asistiendo cirugías, hablando con sus colegas y evitando a toda costa mirar su celular, sabiendo que no ver un mensaje de Alexa esperando a ser contestado por él, le rompería más el corazón. Pero aquella tarde, su cuerpo le estaba rogando por un descanso y con la tormenta que se avecinaba, no quería estar encerrado en el hospital.
Miró ansioso el celular encima de la madera de su escritorio y se mordió el labio antes de agarrarlo. Tenía muchos mensajes, pero ninguno era de ella. Su corazón se achicó y buscó su contacto entre los demás. Se quedó como tonto viendo su nombre por segundos antes de presionar en "editar" y después en "borrar contacto". Sino conocía su número, era menos probable que la llamara.
Tragó el nudo en su garganta con dificultad y dejó caer con coraje el celular encima del escritorio. Se incorporó, y sin delicadeza alguna, cogió su abrigo del respaldo de la silla y sus demás pertenencias antes de salir de su oficina. Tenía que descansar, mañana le esperaba un día muy duro. Iría a casa de sus padres.
Cuando estuvo en el estacionamiento, cubriéndose con la bufanda verde el cuello y cerrando el abrigo rápidamente, miró al cielo gris y rogó porque una tormenta cayera lo antes posible, lo suficiente para cerrar las carreteras y tener una buena excusa para no ir con sus padres mañana. Suspiró negando con la cabeza.
Condujo con demasiada rapidez sin importarle un demonio las patrullas de la policía. Apagó la radio cuando Freddie Mercury sonó en los altavoces y se desvió a un minisúper en su suburbio. Compró grandes cantidades de cerveza, imposible que él las bebiera por su cuenta, pero necesitaba algo que lo entumeciera lo suficiente para dejar de sentir.
En la fila, frente a Tom, había una guapa mujer de cabello rubio largo que le hizo ojitos. Él le sonrió de lado y la escudriñó de pies a cabeza para ponerla nerviosa adrede. La mujer fingió que se le cayó algo y se agachó meneando su trasero para deleite suyo, pero para la mala suerte de ella, Tom no estaba interesado. No podía sentir nada por ninguna mujer que no fuera Alexa y era frustrante a más no poder. No es como que no lo hubiese intentado. Había coqueteado con unas cuantas colegas en aquellos últimos dos días, y la mayoría le correspondían, inclusive le era vergonzoso admitir que se había acostado con una en su oficina y en el momento del sexo no había podido dejar de pensar en Alexa. Le sería demasiado fácil involucrarse con la rubia frente a él, pero no era lo que quería. Así que, pagó sus cervezas y salió pasando de largo a la mujer que ahora fingía tardarse de más en abrir su carro que casualmente estaba estacionado junto al de Tom.
Bobby saltó en dos patas cuando Tom abrió la puerta principal. Le acarició la peluda cabeza y dejó las cervezas encima de la mesa de mármol en el centro de la sala. Arrancó una del empaque que las unía y se dejó caer en el sofá frente a la televisión. La encendió y puso cualquier cosa antes de abrir la cerveza y beber el bote completo. La lanzó con coraje hasta el otro lado de la habitación, asustando a Bobby que corrió a refugiarse en la habitación de Tom, y arrancó otra cerveza del empaque. Ni siquiera tenía interés en lo que se reproducía en la televisión, y se dio cuenta demasiado tarde que era una película romántica. Su rostro se contorsionó por el dolor al ver a una pareja besándose amorosamente. Dejó caer la cabeza hacía atrás y los ojos le escocieron por las lágrimas, el pecho le dolía como si la metáfora "corazón roto" fuera real. Se sentía real.
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Dr. Hiddleston
Fanfiction¿Qué sucede con la relación médico-paciente cuando llega un ángel a tu consultorio pidiéndote ayuda y te hace dudar de tu ética profesional? El Dr. Hiddleston siempre había querido ser un doctor distinto a los demás, él se involucraba con sus pacien...