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Tom tecleó en su computadora el nombre de Liliana D'angelo. ¿Cómo había conseguido el nombre? Se tardó lo que duró el fin de semana y una visita a los viejos archivos del hospital.

Se rascó la barba incipiente, pensativo. No había historial de su fallecimiento puesto que eso había sucedido en Italia, pero sí había un historial extenso de visitas al St. Thomas Hospital. Contaba con seguro privado que también había contratado para sus hijas al igual que un seguro de vida que les fue dado cuando ella falleció. Era como si Liliana supiera lo que iban a necesitar, y así había sido. La mayoría de sus visitas correspondían al oncólogo, el doctor Rinne, hombre que llevaba ejerciendo la medicina mucho antes de que Tom se graduara de la primaria.

-Doctor- la enfermera entró sin tocar- Hay una paciente suya que no tiene cita, pero dice que debe verlo.

-¿Quién es?.

-Alejandra Stevens- pronunció la enfermera.

-Alexandra- la corrigió la chica tras ella. Tom ahora sí prestaba verdadera atención, tanto que casi saltó de su asiento y se puso en pie- Lamento interrumpirlo, doctor.

-No te dije que entraras, niña- le recriminó la enfermera y Tom alzó una mano para poner orden.

-Todo bien- la tranquilizó Tom- Puede entrar. Gracias.

La enfermera miró con los ojos entrecerrados a Alexa y salió por la puerta, cerrándola tras ella.

-¿Cómo estás, Alexa?- preguntó Tom con una sonrisita. Era un alivio tremendo saber que estaba bien después de estar incomunicados todo el fin de semana.

-He tenido mejores días- dijo ella, encogiéndose de hombros.

-Trataron de comunicarse contigo durante todo el fin de semana- dijo Tom, sin querer decirle que sobre todo era él quien había querido comunicarse con ella.

-Lo sé- dijo Alexa- salí de la ciudad y olvidé el celular en el apartamento.

-Eso explica mucho- Tom tomó asiento tras el escritorio y la miró directamente. Sus ojos verdes le devolvieron la intensa mirada. Se removió en su asiento y carraspeó antes de hablar - ¿Cómo estuvo el viaje?

-No fue lo que esperaba- "por no decir que fue pésimo". Suspiró internamente al recordar el resto de su estancia con su hermana. El domingo, después de la fiesta de Julie, pasó su día jugando con sus sobrinos para así evitarse la tortura de pensar en Mich obsesivamente, y también eludir las preguntas que Julie intentaba hacerle cuando Ray se distraía.
Por suerte, Mich regresó, la misma noche de la fiesta, a Londres y no volvió a tener noticias de él. Era bueno regresar a lo antiguo.

Hubo una sombra en los ojos verdes. La curiosidad creció en Tom, pero decidió no entrometerse. Alexa jugueteó con el folder en su regazo y finalmente se lo extendió.

-Aquí están los estudios-abrió la carpeta y encontró un sobre que contenía los laboratorios. Con manos firmes, los cogió y por primera vez en toda su carrera, temió ver el contenido. Inhaló y retuvo el aire en su pecho a medida que rompía la parte superior del papel.
Se hizo un tenso silencio cuando Tom comenzó a leer con el ceño fruncido.

No estoy orgulloso de saber que tenía razón.

Pasó la mano por su barba con frustración y alzó la mirada, perdiéndose por un momento es los ojos de Alexa, llenos de curiosidad e inocencia.

-¿Qué pasa?- preguntó Alexa, poniéndose nerviosa de repente. Podía verlo en los ojos azules de Tom. Algo no estaba bien.

-Alexandra- dijo enderezándose en su asiento. Había dado terribles noticias antes, pero con Alexa no era lo mismo, quería cuidarla, no dañarla y sabía que la siguiente noticia haría esto último- Me temo que tendré que mandarte a oncología. Los resultados fueron positivos para Leucemia Linfoblástica aguda.

Dr. HiddlestonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora