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-¿Qué?- preguntó Alexa, aturdida. Negó con la cabeza y soltó una risita de incredulidad- ¿Estás jugando?

-No- dijo Ray con un semblante demasiado serio para tratarse de él- Mi hermano regresó hace un mes a Londres.

Alexa abrió mucho los ojos y su corazón latió con fuerza. Esperaba cualquier noticia, excepto esa. Mich se había ido hace tres años dejándola completamente destrozada y ahora que había vuelto ni siquiera había hecho el intento de comunicarse con ella durante un mes. ¡UN MALDITO MES!

Tomó aire y asintió con la cabeza.

-Que bueno que haya regresado- dijo con fingido desinterés. Ray miró a su esposa- ¿Algo más que oculten?

-Que conste que no fue mi idea- dijo Julie, encogiéndose de hombros- Ray lo invitó a la fiesta de cumpleaños de mañana.

-Es mi hermano, Julie- argumentó Ray a la defensiva- No lo he visto en tres años.

-Tiene razón, es su hermano- dijo Alexa a pesar del hecho de que su corazón parecía a punto de salirse de su pecho. Tragó saliva con dificultad por el nudo que se le había formado en la garganta- Está en todo su derecho.

-Pero Alexa no quiere verlo, Raymundo- le dijo entre dientes, Julie.

-Julieta- la llamó Alexa- deja las cosas así. Mich y yo no terminamos en malos términos.

Ray suspiró fastidiado y se puso de pie recogiendo los platos de la mesa para llevarlos a la cocina. Alexa lo siguió con la mirada hasta que Julie le susurró a su hermana.

-No quieras engañarme- le susurró inclinándose hacia adelante- Yo sé que no quieres ver a Mich. La pasaste muy mal cuando se fue.

-Fue hace tres años, Julie- la tranquilizó- ya lo superé.

-¿Y por qué no has estado con nadie más desde Mich entonces?- inquirió.

-No ha habido nadie de mi interés- se excusó ella, encogiéndose de hombros. Ray regresó y recogió lo restante de la mesa. Alexa se puso de pie y lo ayudó a limpiar la mesa en silencio con las manos temblorosas. No podía creer que volvería a ver a Mich, sabía que algún día pasaría, pero no tenía idea de que sería tan pronto. No se sentía lista, de qué les servía mentir.

Julie hizo que ambos se pusieran a trabajar en la decoración del jardín para la fiesta de cumpleaños que se llevaría a cabo al día siguiente. No era usual que Alexa no hablara con Ray y su hermana, pero ahora estaba en silencio mientras colgaba las lucecitas y colocaba el mantel blanco sobre la larga mesa donde pondrían los snacks. Ray miró de reojo a su cuñada con preocupación y le susurró algo a Julie que no llegó a los oídos de Alexa.

Los niños bajaron corriendo las escaleras y comenzaron a jugar en el jardín entre ellos con la nueva varita de Liz, haciendo la distracción perfecta para que Alexa se escapara un rato de las miradas de Ray y Julie. Antes de subir las escaleras, cogió el teléfono inalámbrico y se encerró en la habitación de Liz. Suspiró antes de teclear el número de Chris que conocía de memoria.

-¿Hola?- respondió su mejor amigo del otro lado de la línea.

-Buenas tardes, joven- le dijo fingiendo una voz más aguda- Le hablo del hospital Mercy. Para informarle que la prueba de embarazo de la señorita Smith ya está lista y usted es su contacto de emergencia.

-¿Qué?- respondió él, aturdido- ¿Se hizo una prueba de embarazo?

-Le recomiendo pasar lo antes posible por ella- soportó la risa que amenazaba con delatarla- y muchas felicidades, señor.

-Muy graciosa, Alexandra- dijo él y soltó una carcajada- Por un momento me lo creí, estaba a punto de darme un infarto.

-Tal vez eso te enseñe a ponerte condón la próxima vez- dijo ella entre risas. Chris bufó del otro lado de la línea.

Dr. HiddlestonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora